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Egiari Zor rechaza la humillación a las víctimas del Estado en la celebración del 12 de octubre

Egiari Zor ha rechazado las humillaciones a las víctimas de la violencia del Estado, «a las que se nos somete anualmente en fechas señaladas del calendario español, como la del 12 de octubre», y en homenajes que «suponen la exaltación de la violencia que vulneró nuestros derechos humanos».

Acto de la Guardia Civill en Iruñea, con motivo del 12 de octubre. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)

La Fundación Egiari Zor en favor de los derechos de las vïctimas del Estado ha rechazado este martes de «la continua alabanza de aquellos que fueron causantes de nuestra victimación, de su presencia honorífica en sede institucional, de su espacio preeminente en celebraciones y festividades de Estado, en discursos institucionales considerándolos garantes de la democracia y del estado de derecho».

Egiari Zor ha exigido que cesen estas humillaciones y se ha referido en concreto a los actos organizados en la festividad del 12 de Octubre, como los celebrados en el cuartel de la Guardia Civil de Sansomendi, en Gasteiz, «en los que representantes públicos dedican "agradecimientos y reconocimientos" a sus agentes, por su dedicación como "garantes de la seguridad y el libre ejercicio de los derechos y libertades de la ciudadanía"»

Para las víctimas del Estado, señalan, estos homenajes «constituyen para quienes fuimos pasto de su violencia, un claro acto de apología y exaltación de la violencia que vulneró nuestros derechos humanos. Vulneraciones que debemos recordar permanecen casi en su totalidad impunes».

Suponen «una provocación y humillación absoluta hacia quienes padecimos su violencia», ha insistido.

«Legitiman la violencia»

A su juicio, estos actos legitiman «la violencia que originó nuestra victimación y en consecuencia la criminalización simbólica de quienes padecimos violaciones dederechos humanos a manos de quienes están llamados a ser garantes de los mismos».

A la vez, Egiari Zor ha denunciado «el vergonzoso silencio» de la mayor parte de las instituciones «ante los agravios que sufrimos las víctimas de la guerra sucia, de la tortura, de la violencia policial» que, a su juicio, «dibuja la vergonzosa espiral de cinismo que existe en torno a la ética democrática».

En concreto, se ha referido al silencio político e institucional ante revelaciones de altos cargos de Estado «que sitúan al otrora ministerio de interior como responsable del envío de cartas bomba, entre ellas, la que causó la muerte de un joven trabajador de Errenteria en 1989».

El suelo ético

A este respecto, recuerda el trabajo en torno a la convivencia que hace años lleva a cabo la ciudadanía de Euskal Herria «tratando de encontrar esos mínimos comunes que nos ayuden a establecer una base sólida sobre la que construir entre todas una sociedad que pivote sobre el respeto y compromiso con los derechos humanos de todas las personas.

«Pero es insostenible desde la perspectiva ética que algunos predican, mirar hacia otro lado ante evidencias como esta; basta un mínimo de sentido común, para entender que hay cuestiones y debates que deben trabajarse de manera integral, si lo que deseamos realmente es construir para todas y todos convivencia desde parámetros democráticos. No parece moralmente educador erigirse en adalides éticos y no predicar con el ejemplo», ha añadido.

«Sobre el suelo ético de exigir a otros lo que uno no esta dispuesto a dar, ¿se puede construir algo sólido?», cuestiona Egiarzi Zor.

«Creemos que hay silencios que expresan una terrible parcialidad y evidencian los intereses particulares que subyacen bajo esta cuestión: el rédito político y la necesidad de reforzar el discurso legitimador de la violencia de Estado que en el contexto del conflicto vulneró derechos humanos a miles de personas», ha concluido la fundación.