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Duque critica a los ecologistas consumidores de cocaína porque producirla destruye el Amazonas

Durante su participación en el cumbre del Clima de Glasgow, el presidente de Colombia, Iván Duque, ha criticado a los que defienden el medio ambiente y al mismo tiempo consumen cocaína, cuya producción es una de las causas de la deforestación del Amazonas.

Duque ha señalado que la producción de una hectárea de coca supone que son destruidas casi dos de selva tropical. (Mauro PIMENTEL/AFP)

En unas declaraciones al ‘Financial Times’, Iván Duque, presidente de Colombia, ha criticado a los ecologistas que consumen cocaína porque su producción destruye el Amazonas. «A fin de producir una hectárea de coca, casi dos hectáreas de selva tropical son destruidas en Colombia», ha señalado Duque al citado medio en Glasgow durante la cumbre del Clima de la ONU COP26.

«Te encuentras con los que usan cocaína en otros países que son muy entusiastas y locuaces cuando hablan a favor del medio ambiente, pero no se dan cuenta de que cuando consumen (cocaína), están haciendo un gran daño al medio ambiente», ha añadido.

Unas 143.000 hectáreas en Colombia están dedicadas a la plantación de hojas de coca, el principal ingrediente para la producción de cocaína, según un cálculo de la ONU.

Según el ‘Financial Times’, el cultivo de coca se ha visto incrementado en parques nacionales y reservas indígenas, a pesar de los esfuerzos del Gobierno colombiano por erradicar estas plantaciones ilícitas.

Duque ha indicado que cuando se ve en allanamientos los laboratorios ilegales donde se produce la cocaína, las autoridades observan el «terrible daño medioambiental», porque se utilizan químicos y éstos son arrojados después a la selva.

Si bien la deforestación en Colombia aumentó ligeramente en 2020, ha caído un tercio en la primera mitad de este año, según Duque.

El presidente fue uno de los firmantes de un acuerdo alcanzado en Glasgow por 110 países para detener la deforestación en 2030.

Ese pacto –firmado también por Brasil y Costa Rica– permitiría mejorar la efectividad de los bosques como sumideros de carbono en la lucha contra el cambio climático.

Los Estados firmantes representan el 85% del boscaje global y están comprometidos en detener y revertir la tala de árboles esta década, a cambio de una financiación de 19.200 millones de dólares (16.500 millones de euros) en fondos públicos y privados.