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Entrevista
Marisol Saiz-Aja y Félix Zabalza
Portavoces de la Plataforma Navarra de Salud

«Ni con todos los gastos del covid se llegó al 6,5% del PIB en salud que dice la OMS»

Félix Zabalza es un médico jubilado que ejerció como profesional de Atención Primaria. Marisol Saiz-Aja es administrativa del centro de salud de Sanduzelai, en Iruñea. Ambos forman parte de la Plataforma Navarra de Salud.

Marisol Saiz-Aja y Félix ZABALZA. (Iñigo URIZ/FOKU)

¿Cuánto ha empeorado la situación actual con la que había antes de la pandemia?

Marisol SAIZ-AJA: Han aumentado enormemente las listas de espera en Atención Primaria (AP) y en especializada. Las reclamaciones por retraso de cita (más 21.000 al año) sobrecargan todo el sistema sanitario, originan nuevas consultas, más acceso a través de urgencias, agravamiento de patologías por el retraso en su atención, y lamentablemente, un aumento de contratación de seguros privados. Los programas de seguimiento de patologías crónicas y actividades de salud comunitaria fueron suspendidos. Y además de todo, la supresión del personal de refuerzo de Enfermería, y la falta de sustituciones, agravan el tema.

La población desconoce esta realidad y exige ser atendida en el seguimiento de sus patologías de forma presencial, lo que supone una enorme presión sobre todos los estamentos de los centros de salud. Desde el primer momento de la crisis pandémica se han reforzado algunos servicios y equipos de la atención hospitalaria (Urgencias, UCI, respiradores, equipos de protección, etc.) pero la Atención Primaria ha quedado en mínimos por falta de personal y medios técnicos, siendo orientada por las direcciones a la consulta telefónica, a reducir el seguimiento de personas con problemas crónicos, y a abandonar los trabajos de cara a la comunidad. Según la consejera de Salud, Santos Indurain, el 93% de las consultas por covid se han realizado en Atención Primaria.

Fruto de todo lo anterior es el aumento experimentado en las desigualdades en salud, al afectar la mayor probabilidad de enfermar y morir por covid a los grupos sociales más desfavorecidos.

¿Qué flaquezas han aflorado con la tensión que ha supuesto una situación como la vivida?

Félix ZABALZA: Las deficiencias estructurales de un sistema se agudizan en momentos de crisis al aumentar las necesidades. La pandemia pone en evidencia la histórica escasez de recursos en varias áreas, la inadecuada orientación hacia la asistencia hospitalaria del conjunto del sistema, el muy limitado esfuerzo de la salud pública contra la inequidad en salud, el insuficiente desarrollo de la atención, la raquítica red pública de salud mental, la muy débil presencia del sistema sanitario público en salud laboral, etc. La Atención Primaria sigue siendo la hermana pobre del sistema, la salud mental pública está descapitalizada, el sistema sanitario público apenas cuenta en salud laboral y al privado ni se le espera.

¿Tan malo era el punto de partida?

F.Z.: Se reclama el 6,5% del PIB para el presupuesto público de sanidad, pero este no alcanzó el 6% en 2020, no se alcanzó siquiera con los gastos covid incluidos. En Atención Primaria llevamos más de 20 años sin tener la aportación económica que dice la OMS (25% del presupuesto sanitario, estamos en el 16%), a pesar de las demandas de profesionales de los centros de salud, lo que ha repercutido en un deterioro paulatino, agudizado con la pandemia hasta el punto de que podemos hablar de situación agónica a pesar del esfuerzo profesional por atender a la población de la mejor manera posible.

¿Hemos aprendido algo en positivo, que pueda servirnos para recuperar la situación previa o, incluso mejorarla?

M.S.: En general, la ciudadanía ha apoyado a unos servicios públicos, tanto sanitarios como sociosanitarios, puesto que entiende que son esenciales para mantener el bienestar y la vida, exigiendo también que deben ser de calidad y universales.

Además, por fin parece que la Ley de Salud Pública del año 2011 empieza a desarrollarse. Y, claro, los sistemas de vigilancia epidemiológica van a ser fortalecidos tanto a nivel estatal como a nivel europeo.

Eso sí, quienes parece que no han aprendido mucho son las autoridades políticas y sanitarias de Navarra, que premian a un sistema sanitario privado casi ausente en la respuesta a la pandemia y le han transferido fondos públicos para camas no ocupadas. Su repetido mantra sobre la colaboración de lo público-privado y la previsión de entregar los fondos europeos a desarrollar lo que llaman ‘medicina personalizada’ que en realidad es más negocio para lo privado han sido sus mayores aportaciones.

Sin embargo, con estas políticas desprecian a una ciudadanía que ha refrendado el trabajo realizado por el personal sanitario de la sanidad pública. Es la hora de poner los recursos económicos públicos para habilitar medios técnicos y profesionales que garanticen una sanidad pública, de calidad y universal.

Vale, entonces, en opinión de la plataforma, ¿cuál sería la tarea más urgente que habría que abordar en estos momentos?

M.S.: Poner la Atención Primaria en el lugar que le corresponde. Las sucesivas consejerías de salud han dicho, reiteradamente, que es la base de la pirámide sanitaria y que hay que tratarla como tal. Nosotros y nosotras añadimos que es la que está en contacto directo con los problemas sociosanitarios de la ciudadanía, siendo además más barata pues tiene acceso directo a múltiples pruebas y evitaría pasar por varias consultas. Sin embargo, esto precisa más profesionales y tiempo para desarrollar de manera eficiente su labor.

Para revertir la situación, se necesita mejorar sustancialmente la atención a los problemas de salud más frecuentes de la población mediante la estabilización y refuerzo de las plantillas, nuevos recursos de fisioterapia, de sicología, de prevencionistas etc. y fortalecer las hoy muy debilitadas características de la Atención Primaria ligadas a la salud pública y comunitaria.

Pasemos ahora al largo plazo, ¿hacia dónde habría que enfocar una estrategia sólida?

F.Z.: Los cambios propuestos anteriormente a los que añadir más tiempo para investigar, identificar y tratar los factores de riesgo que hacen enfermar a la población incluyendo riesgos relacionados con desigualdad y pobreza, riesgos medioambientales, riesgos laborales, zonas de especial actuación, riesgos patriarcales, y otras situaciones como la salud mental.

Se necesita actualizar los diferentes planes de mejora-retos de la Atención Primaria, pero sobre todo comenzar a llevarlos a cabo después de tantas promesas incumplidas. Incluir en la Atención Primaria profesionales de psicología, fisioterapia, salud pública y laboral, etc. Y reorganizar el hospital lastrado por su gran consumo en medicación y aparataje.

¿Se puede conseguir mejorar todo eso que han expuesto sin movilización ciudadana?

F.Z.: La ciudadanía y el conjunto de profesionales sociosanitarios deben ir juntos en la defensa de una sanidad preventiva, equitativa y universal, eliminando conciertos con entidades privadas (salvo en crisis), quitando aseguradoras paralelas de diferentes colectivos de funcionarios (enseñanza, jueces, policía y ejército), integrando las Mutuas en el sistema público de salud etc. Todo esto supone un gasto económico que hoy por hoy no se lo puede permitir la sanidad pública, teniendo el riesgo de acabar en una sanidad para ricos y otra para pobres.

En positivo, sí podemos decir que gracias a las movilizaciones impulsadas por la Plataforma Navarra de Salud contamos con un mayor compromiso real en pueblos y barrios con la defensa del sistema público, más allá de aquellos aplausos genéricos desde los balcones. Ese compromiso precisa ser reforzado por las organizaciones sindicales y partidos de izquierda, que también debieran influir positivamente en las decisiones del Gobiernos.

Ya ha comenzado la elaboración de los presupuestos para 2022 y algunas de las ideas anteriores, han sido traducidas a euros por la Asociación de Defensa de la Salud Pública, miembro de la Plataforma. Se necesita igualmente reformular la deuda pública, combatir el fraude en el ámbito público y privado, y una fiscalidad más justa y redistributiva. Para ello, hace falta un discurso político y económico alternativo y, además, cuantificado, fortaleciendo la organización de la ciudadanía y la movilización que son imprescindibles en este momento de crisis global profunda. En ello estamos.