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Un marfileño de 38 años que venía de Almería, séptimo muerto en la muga en siete meses

No ha trascendido la identidad del último migrante fallecido en la frontera entre Irun y Hendaia, pero sí algunos datos: tenía 38 años, era natural de Costa de Marfil y había sido vacunado en El Ejido (Almería). Estos son los otros seis: siete fallecidos en siete meses en una sangría que debe parar.

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El drama migratorio que se sucede en la frontera que divide Euskal Herria toma un ritmo trágico insoportable: son siete fallecido en siete meses, tres de ellos ahogados, otros tres arrollados por un tren y un séptimo víctima de un suicidio aparentemente. La última víctima, el muerto este sábado en el Bidasoa es la de más de edad de todos ellos: 38 años.

Según los datos adelantados por ‘El Diario Vasco’ a partir de datos policiales, el hombre era natural de Costa de Marfil y había pasado por El Ejido (Almería), una zona con alto volumen de migrantes en situación irregular empleados generalmente en los invernadores. Se ha constatado a partir del certificado de vacunación que portaba, sellado en esa localidad.

Se añade que en su tránsito hacia el norte el hombre no había pasado por el albergue de Hilanderas de Irun, gestionado por la Cruz Roja.

Desde abril, drama tras drama

Marfileño era también Yaya Karamoko, de 29 años, ahogado en las mismas aguas intentando pasar a Lapurdi esquivando los controles policiales el 22 de mayo. En su caso había cruzado dos veces el océano, una primera arriesgando la vida en el mar y la segunda en avión, y como resumió en una movilización de denuncia la escritora Marie Cosnay «terminó ahogándose entre dos puentes».

Un mes antes, en abril, se halló ahorcado en la zona a un joven eritreo, que supuestamente se suicidó en esta situación extrema. Fue la primera gran tragedia que elevó la alerta sobre la zona, en la que antes ya existían datos contundentes de «devoluciones en caliente» masivas. En paralelo, además, se conoció el caso de un guineano de 22 años que fue rescatado por un voluntario lapurtarra cuando se estaba ahogando al tratar de cruzar la frontera por el río sin saber nadar.

Estos tres casos motivaron una gran movilización de protesta que unió los dos lados de la muga, en junio. Pero no cortó la sucesión de dramas: en agosto falleció también ahogado Abdoulaye Coulibaly, un joven de Guinea Conakry de 18 años que intentaba llegar al norte del Estado francés para reunirse con sus familiares. En su caso había llegado a Europa por Canarias cruzando el océano; según los últimos datos existentes el 94% de los migrantes que llegan a Irun vienen de seguir la ruta canaria.

El drama del río y el de la ruta férrea

El episodio más trágico de toda esta secuencia fue la muerte de tres migrantes argelinos de 21, 23 y 30 años en Ziburu el pasado 12 de octubre. Trascendió la identidad de dos de ellos: Fayçal Hamadouche y Mohamed Kemal.

Además, reveló la existencia de muchas personas que escogen seguir camino hacia el norte transitando por la vía del tren, con la intención de asegurar el camino y a la vez evitar los controles policiales, pero asumiendo con ello un riesgo de perder la vida.

No fue un hecho aislado ni que se haya interrumpido con esa triple muerte, porque el viernes se ha conocido que otro migrante de 25 años ha resultado herido también por el paso de un ferrocarril, en este caso cerca de la estación de Donibane Lohitzune.

La muerte de este marfileño amplía un drama que desgraciadamente nada apunta a que vaya a terminar, ni en el Mediterráneo ni tampoco en la frontera vasca.