Iglesia de la Santa Cruz; aniversario de un secuestro múltiple que dejó huella en Argentina
Entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, hace 44 años, la dictadura argentina secuestró a 12 personas, entre ellas tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas. Participó como infiltrado el marino Alfredo Astiz. El presidente argentino las ha recordado en un sentido homenaje.
La fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, junto a las madres Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet y los militantes y activistas de derechos humanos Angela Auad, Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo y Remo Carlos Berardo, Horacio Elbert y José Fondevila fueron detenidos entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977 en lo que se conoce como el «operativo de la Santa Cruz», por el nombre de la iglesia donde se solían reunir familiares de detenidos-desaparecidos.
Las detenciones se practicaron principalmente el 8 de diciembre en este templo, donde las madres, Domon y varios activistas estaban recogiendo dinero para publicar el día 10 en el diario “La Nación” un solicitud con el lema «Por una Navidad en paz. Solo pedimos la verdad».
Esta redada se llevó a cabo gracias a la infiltración del marino de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) Alfredo Astiz, apodado «El rubio» o el «Angel de la muerte». Bajo la identidad ficticia de Gustavo Niño, se infiltró en los grupos de madres bajo el pretexto de que estaba buscando a su hermano desaparecido.
«Muy ingenuas, creíamos que era hermano de un desaparecido»
«Muy ingenuas, creíamos que era hermano de un desaparecido. Venía a la plaza y así fue conociendo a las madres y pidiendo direcciones de algunas personas. Alguna vez incluso fue a casa de Azucena (Villaflor) y le pidió que le dejara dormir. También intimó con el joven pintor Remo Berardo, que tenía su estudio en la Boca y cuyo hermano estaba desaparecido», relató en una entrevista a GARA en diciembre de 2009 la también miembro de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas.
«En Azucena vio a una líder natural. Era una mujer muy valiente, predispuesta para esta lucha a la que nos fue motivando con su determinante modo de ser. Nos decía que debíamos estar en la plaza y en todos los lugares que nos vieran. Esther Ballestrino de Careaga era militante política en su Paraguay natal y tenía un yerno y una hija desaparecida. María Ponce tenía una fuerza de trabajo especial. Él fue eligiendo y configurando el perfil de cada una para planificar el atroz y siniestro secuestro», añadía Cortiñas, quien se lamentaba de no haber intuido que «ese muchado atlético y educado fuera semejante traidor».
Nélida Chidichimo fue testigo de las detenciones. Así las recordaba a este medio: «Este 8 de diciembre estábamos recolectando dinero para la primera solicitud que hacíamos. La iglesia estaba repleta porque era la primera comunión de los niños. Gustavo, que estaba ahí, se fue con la excusa de ir a casa a por más dinero. Antes del operativo se me acercó sor Alicia preguntándome por la cruz que llevaba en el cuello. Luego se alejó. Cuando estaba bien oscuro, la vi forcejeando y cómo la agarraban del pelo, la llevaban para afuera y la metían en un auto. ¡Se llevan a sor Alicia!, grité. El día 10 fueron al domicilio de Azucena. La agarraron en la calle».
«Debíamos haber sospechado de aquel rubio, con cara linda, pelo cortito, bien vestido y perfumado. Era un dandy, pero con un alma negra», se lamenta al igual que Cortiñas.
Todas las personas detenidas fueron llevadas a la ESMA, donde los marinos incluso obligaron a Domon a escribir una carta atribuyendo su desaparición a un «grupo disidente». A finales de 1977, varios cuerpos aparecieron en las cosas de Santa Teresita y San Bernardo. En agosto de 2005, el Equipo de Antropología Forense anunció la identificación de los restos de siete personas enterradas como NN. Cinco correspondían a las tres madres, a Duquet y Aguad. Las autopsias revelaron que las fracturas que tenían eran compatibles con las causadas por «una caída desde cierta altura». Este hallazgo permitió demostrar la existencia de los «vuelos de la muerte».
Ana María Careaga, hija de Ballestrino: «La Santa Cruz representa una postura ética»
Ana María Careaga, hija de Esther Ballestrino, se enteró de la desaparición de su madre tras llegar exiliada a Suecia. El 11 de diciembre llamó para comunicar el nacimiento de su hija y así se enteró de lo ocurrido. «Por tres días, ella no pudo saber que el embarazo había llegado a buen término y que tenía una nietita que había nacido bien...». Careaga, ex directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria (IEM), fue detenida el 13 de junio de 1977 a los 16 años estando embarazada de menos de tres meses. Durante casi cuatro meses permaneció detenida-desaparecida.
«La iglesia de la Santa Cruz representa una postura ética y de dignidad. Fue un lugar donde las Madres encontraron refugio cuando la mayoría de las puertas se cerraban. Para nosotros es un lugar de libertad. Difícilmente pueda expresar con palabras lo que significa para mí que los restos de mi madre estén ahí», señaló a GARA la propia Careaga con motivo del juicio en 2009 a Astiz.
Homenaje del presidente argentino
Este 8 de diciembre, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, participó en el homenaje a los «12 de la Santa Cruz», como se les conoce en el país: «Acá no hubo dos demonios; hubo un terrorismo de Estado que se llevó la vida de miles y miles de argentinos y argentinas».
En el acto, además de figuras referentes de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo o la asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, participaron los ministros del Interior, de Defensa y de Cultura, así como los secretarios generales de la Presidencia y de Derechos Humanos.
«Seguimos reclamando que en la Argentina haya justicia, seguimos reclamando una justicia mejor. Vamos a seguir peleando por eso, aun cuando a veces la justicia se corporativiza y hace todo lo necesario para ponerse enfrente de los que sólo pedimos verdad y justicia, que es lo que deberían garantizarnos los jueces argentinos», subrayó Fernández, quien también tuvo palabras de reconocimiento para la activista Milagro Sala, quien permanece presa en su casa de Jujuy.
Las 12 personas de la Iglesia de la Santa Cruz secuestradas por la dictadura viven en nuestro corazón y en nuestra memoria.
— Alberto Fernández (@alferdez) December 9, 2021
El mejor homenaje es mantener más firme que nunca el reclamo por la verdad y la justicia. Seguiremos reclamando por cada víctima de terrorismo de Estado. pic.twitter.com/hh0bsi23Dx