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La Guardia Civil y la memoria del maquis

Hoy, en la neolengua benemérita, a aquella furia exterminadora le dicen «perseguir bandoleros».


El domingo pasado, la Guardia Civil recordó en Twitter que en 1949 empezó a utilizar perros para perseguir a los «bandoleros». Así llamó el franquismo a los guerrilleros antifascistas que, casi sin terminar la Segunda Guerra Mundial, iniciaron la lucha armada contra Franco con la esperanza de que los aliados intervinieran. Gentes de izquierdas y figuras públicas como Arnaldo Otegi y Pablo Iglesias respondimos al instituto armado, que acabó borrando el tweet sin rectificación ninguna.

¿Bandoleros? No: el maquis luchó contra el franquismo y por el establecimiento de una democracia avanzada y tuvo enfrente a la Guardia Civil, punta de lanza de Franco que perpetró numerosas masacres con un nivel de crueldad estremecedor contra guerrilleros, enlaces e incluso familiares. Hoy, en la neolengua benemérita, a aquella furia exterminadora le dicen «perseguir bandoleros».

En su respuesta, Pablo Iglesias decía que el instituto armado no debería reivindicar su papel en la dictadura. Lo suyo sería que rechazara abiertamente ese capítulo de su negra historia, así como otros mucho más cercanos en el tiempo. Pero la herencia del fascismo sigue muy presente en el Cuerpo, en los aparatos del Estado y en la sociedad española, aunque ya no levanten el brazo ni fusilen al disidente.

Poco se recuerda al maquis. En el Estado francés, guerrilleros como José Vitini o Cristino García tienen honores militares y calles con su nombre gracias al papel que desempeñaron contra la ocupación nazi. Los dos fueron detenidos en Madrid, torturados, condenados a muerte, fusilados y enterrados en fosas comunes. En el consejo de guerra, Cristino García declaró: «Somos patriotas antifranquistas convencidos que no hemos abandonado la lucha contra los verdugos que oprimen a nuestro pueblo. He sido herido cinco veces en la lucha contra los nazis y sus lacayos falangistas. Sé bien lo que me espera, pero declaro con orgullo que mil vidas que tuviera las pondría al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria». Estos combatientes antifascistas merecen ser recordados, y no como bandoleros.