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Abandono y ruina, memoria, emoción y belleza

Como es ya habitual en esta época y por décimocuarto año consecutivo, NAIZ patrocina la conferencia de nuestro colaborador y especialista en arquitectura y patrimonio Iñaki Uriarte ofrece en el museo Guggenheim, con entrada libre, y cuyo argumento resumen en esta síntesis.

Altos Hornos de Sestao. (Iñaki URIARTE)

La inagotable temática del patrimonio ofrece innumerables variedades de conceptos para contemplar la riqueza del legado cultural que la humanidad, a través del tiempo, ha ido constituyendo y que ha permanecido no solo como testimonio de épocas pretéritas sino como algo mucho más notable. Unos parajes, edificaciones, conjuntos urbanos, espacios públicos y elementos singulares apreciados por su monumentalidad, epopeya constructiva, importancia histórica, calidad artística, cualidad paisajística, trascendencia etnográfica y otros variados valores que, por su singularidad, los califican como bienes culturales de interés para las respectivas, y en ocasiones todas, las comunidades que integran la humanidad.

En esta ocasión se aborda todo el repertorio de referencias materiales, básicamente construcciones y otros diversos elementos que, por diferentes circunstancias, una vez perdida su prestancia original han entrado en un declive formal, y se deterioran, quedan abandonados, por lo que pierden el interés social que los considera, despectivamente, como ruinas.

Se trata de rescatar del olvido elementos que constituyeron un patrimonio de riqueza cultural actualmente carentes de la armonía en su composición, forma y textura original, que se muestran disonantes, descontextualizados pero que merecen un cambio de paradigma. Una reflexión, una mirada comprensiva incluso compositiva, virtualmente restaurativa hacia lo inexistente pero imaginable. Un súplica imaginativa a lo incompleto, a lo imperfecto pero perceptible, lo que estuvo pero que el tiempo no retuvo. En definitiva, la admiración por una decadencia en abandono.

El vestigio, el último testigo de un todo fragmentado, desintegrado, es la huella que transmite una historia ya caducada, las circunstancias que lo crearon, su pérdida de relación con el lugar, pero que también genera una inquietud de indagación de cómo fue. Theodor Adorno (1903-1969), filósofo, sociólogo y músico alemán proclamaba: «Las cosas se cargan de todo tipo de significados secretos cuando pierden su utilidad…».

Monumentalidad heroica

En este relato, como habitualmente otros referidos a Euskal Herria, se expone en el ámbito de las referencias patrimoniales aquellas que, por su emplazamiento, naturaleza y estado, apenas suelen ser consideradas como parte del legado cultural pero cuyos restos abandonados conservan matices merecedores de atención.

Entre ellos destacamos los vinculados con la geología, sean explotaciones mineras exhaustas o canteras de piedra, incluso con recientes intervenciones funcionales o artísticas; cuevas rupestres pictóricas, o de espeleología; testimonios de arqueología en excavaciones de restos de civilizaciones primitivas o de hallazgos en el fondo de estuarios y mares; arquitecturas en sus diversas modalidades, civil, aristocrática con palacios y castillos, conjuntos residenciales de señoríos; religiosas de iglesias y conventos; edificaciones militares, fuertes, búnkers, refugios; construcciones industriales, portuarias y de obra pública. Y finalmente, un bien apenas percibido en entornos urbanos: el firmamento y las estrellas, patrimonio universal para toda la humanidad. Allí donde se encuentre existe un cielo con el derecho de contemplarlo en la noche y percibir el cosmos, sin la contaminación de la iluminación artificial.

Desde hace ya tiempo la variedad y variación de los ideales estéticos pone en consideración aquello que anteriormente aparecía como un valor negativo o no valor, modificando la apreciación contemplativa de estos elementos desolados que podría expresarse como la belleza de lo no bello, la poesía de lo no poético.

Recordando una frase de Miguel de Unamuno (1864-1936) –«hasta una ruina puede ser una esperanza–, el arquitecto y dibujante José María Pérez ‘Peridis’ en 2017 editó un libro con el mismo título donde afirma que «hasta en las ruinas hay oportunidades, que incluso producen recursos». Son vestigios que apelan a la memoria y merecen una apreciación cuando no, en ciertos casos, una reintegración que detenga su deterioro o una recuperación integral que en ocasiones según su tipología, culmine con su rehabilitación.

En definitiva, el ocaso visible de un tiempo. Un regreso del ayer, un deber de memoria.