INFO

EEUU recluta a sus aliados en la retórica bélica contra Rusia

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, intentó aunar criterios con sus aliados europeos sobre una posible respuesta a Rusia y ofrecer una imagen de unidad tras las dudas sobre la posible división en el seno de la OTAN, apuntada la víspera por el presidente estadounidense, Joe Biden.

Blinken, con su homóloga alemana, Annalena Baerbock. (Kay NETFELD | AFP)

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, se reúne hoy en Ginebra con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, para abordar el conflicto en torno a Ucrania y la militarización de Europa precedido por una dura retórica bélica y el rechazo a las demandas sobre seguridad de Moscú.

Blinken advirtió ayer de que una hipotética agresión rusa sobre Ucrania no quedará impune y provocará una respuesta «rápida, contundente y unida» a la que Washington aspira que se sumen todos sus aliados, especialmente en Europa.

Blinken aseguró que Moscú se arriesga a revivir el espectro de la Guerra Fría, y reiteró las amenazas en caso de incursión.

Cualquier violación por parte de Rusia de la soberanía territorial de Ucrania «nos llevaría de regreso a una época mucho más peligrosa e inestable, cuando este continente estaba dividido en dos, (...) con la amenaza de una guerra total que se cierne sobre la cabeza de todos», afirmó desde Berlín, donde sostuvo conversaciones con sus aliados europeos para unir criterios en torno a esta respuesta.

Biden siembra dudas

Sobre todo después de las dudas que sembró la víspera el presidente de EEUU, Joe Biden, sobre la medida de esta respuesta y las diferencias entre los aliados.

Biden había amenazado a Rusia con un «desastre» si invadía Ucrania, pero había indicado que si se trataba de «una invasión menor», los miembros de la OTAN podrían estar divididos en su respuesta.

«Es muy importante que mantengamos a todos en la OTAN en sintonía. (...) Hay diferencias en cuanto a lo que los países están dispuestos a hacer, dependiendo de lo que suceda», indicó el presidente estadounidense. Las declaraciones suscitaron duras críticas de los republicanos y del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, que señaló que las «incursiones menores» no existen.

Ayer Washington matizó que cualquier entrada de tropas rusas sería considerada una «invasión» que «conducirá a una respuesta económica severa y coordinada».

Biden también había advertido sobre la imposición de sanciones graves a Moscú, entre ellas la prohibición de transacciones comerciales en dólares, que tendrían «un impacto devastador en Rusia», pero también consecuencias negativas tanto en EEUU como en las economías europeas, lo que podría retraer a los aliados europeos de sumarse a estas iniciativas.

Para mostrar la unidad de los occidentales, la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, aseguró ante Blinken que no dudarían en actuar aunque las represalias «tuvieran impacto económico en nosotros». Blinken volvió a apuntar al estratégico gasoducto Nord Stream 2 como herramienta de presión contra Moscú, sobre lo que el Gobierno alemán se muestra dividido.

Su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, también advirtió contra cualquier deseo de forjar nuevo reparto de esferas de influencia entre Oriente y Occidente. El primer ministro británico, Boris Johnson, empleó el mismo tono estimando que una incursión rusa en Ucrania, cualquiera que sea su escala, sería «un desastre para el mundo».

Blinken ignorará, además, las peticiones rusas y no llevará ninguna oferta escrita a la reunión de Ginebra, aunque ya adelantó que algunas demandas rusas «están absolutamente condenadas al fracaso», como el compromiso de nunca ampliar la OTAN a Ucrania.