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Un alma perdida

El estreno de la nueva adaptación de la única novela reconocida dentro de la obra literaria de William Lindsay Gresham nos ha vuelto a poner sobre la pista de este autor olvidado y condenado al malditismo.

Rooney Mara y Bradley Cooper en ‘El callejón de las almas perdidas’ (2021). (NAIZ)

Los personajes de su más famosa ficción son un reflejo de su propia personalidad torturada, y en ello, por desgracia para él, no había ninguna pose o actitud de divo. Fue de esos seres que no están hechos para este mundo y que, llegado el momento, deciden dejarlo por voluntad propia.

Cómo sería la cosa que para escenificar su suicidio eligió la misma habitación del Hotel Carter en donde escribió el borrador de ‘El callejón de las almas perdidas’.

William publicó el libro en 1946 y, antes de que fuera un éxito literario, el astuto magnate de la Fox Daryl F. Zanuck se lo compró a la baja por una cantidad que no llegó a los 60.000 dólares. Da igual, porque aunque le hubieran pagado más su destino era acabar arruinado, como así fue.

En el fondo se sentía como el Geek, el monstruo de su novela, deshumanizado por culpa de su adicción a la botella. Nunca conoció personalmente al personaje real, pero le hablaron de él en la Guerra del 36, cuando formaba parte de las Brigadas Internacionales, en el Batallón Lincoln. Impresionado por la leyenda, pasó por un tratamiento de rehabilitación pero entró en crisis y dejó el comunismo para convertirse a la Iglesia Presbiteriana.