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Fiscalía y acusaciones recalcan «la premeditación y violencia» en la agresión sexual de Beasain

En la última sesión del juicio contra el acusado de violar a una joven en Beasain en 2019, al que se atribuyen varias agresiones sexuales en Gipuzkoa, Fiscalía y acusaciones particulares han recalcado «la premeditación y la violencia» del acusado de los hechos. Han pedido 24 años de cárcel.

El juicio por la agresión sexual de Beasain ha celebrado hoy su última sesión. (UNANUE | EUROPA PRESS)

Fiscalía y acusaciones particulares han recalcado «la premeditación y violencia» en la agresión sexual a una mujer en Beasain en 2019. Así lo han destacado en la última sesión del juicio contra el autor confeso de esa agresión sexual, al que se atribuyen otros cinco delitos también de índole sexual ocurridos en Gipuzkoa desde 2012.

En concreto, la Fiscalía ha asegurado que durante el juicio ha quedado «sobradamente» acreditada la autoría de los hechos por parte del procesado, del que ha dicho que actuó de la manera más «favorable» para sus intereses y de forma «premeditada» y «violenta», aprovechando que sabía que aquella noche su víctima no sólo se encontraba sola en su casa, sino también en Beasain, pues sus hermanos estaban de vacaciones.

La fiscal ha indicado que no existen evidencias «fehacientes» de que el inculpado hubiera consumido alcohol o drogas aquella noche.

En esta misma línea, la acusación particular que ejerce la víctima, ha recalcado que la agresión sexual se produjo con una violencia «brutal» y de una forma «perfectamente premeditada», al tiempo que ha incidido en las lesiones que sufrió la chica y que dejaron profundamente «impresionados» a los compañeros de trabajo que acudieron a su domicilio a auxiliarla y a un policía que también estuvo en el domicilio.

Asimismo ha destacado las secuelas sicológicas que aún padece esta chica que le impiden salir de casa con normalidad y que también sufre alteraciones del sueño.

La acción particular, que desempeña la asociación Clara Campoamor, ha hecho hincapié en lo «brutal» de la agresión, ha recalcado que el hombre «sabe y recuerda» lo que hizo y se ha preguntado cómo es posible que el inculpado condujera aquella noche desde Usurbil hasta Beasain sin sufrir ningún percance si, como dice, había consumido drogas y alcohol.

La defensa recurre a un defecto de forma

Por su parte, la defensa ha solicitado la libre absolución amparándose en un supuesto fallo de forma en los escritos de la Fiscalía, la acusación particular y la acción popular que reclaman 24 años de cárcel pero que, según ha señalado este letrado, no hacen una atribución directa de los hechos al acusado.

En ellos no se dice que el inculpado penetró a la víctima ni que tuvo un «acceso carnal», ni siquiera que la privó de libertad ni durante cuánto tiempo, ha insistido este letrado quien considera que «no se ha construido una acusación en forma» contra su cliente.

Ha recordado, además, que si en los escritos de acusación no hay una «atribución de hechos» directa al acusado, no es posible dictar una sentencia en su contra.

«No es un fuego de artificio», ha advertido el letrado, antes de recordar que «el cauce táctico» en un proceso judicial lo marcan los escritos de acusación, algo que, a su entender, no se ha producido en este asunto.

No obstante, para el supuesto de que finalmente el tribunal entienda que su defendido sí es culpable, ha demandado que sea condenado como autor de un delito de agresión sexual en su modalidad básica, penado con seis años de cárcel, aunque rebajados en «uno o dos grados» por una eximente incompleta de haber cometido los hechos en una situación de alteración psíquica por el consumo de drogas y alcohol.

El procesado ya había confesado la semana pasada en la primera sesión de la vista oral, consciente de que los restos de semen encontrados en la víctima y el hallazgo de sus huellas dactilares en la vivienda, entre otras pruebas, le incriminaban, si bien aclaró que él no recordaba nada porque estaba bajo los efectos de las drogas y el alcohol.

En la sesión de este martes, en el uso de su derecho a decir la última palabra, el procesado, cuya defensa da descartado que sea una suerte de «ninja» ni un «villano perfecto», ha vuelto a pedir «perdón» por lo sucedido y se ha mostrado «arrepentido» y dispuesto a compensar a la víctima «hasta el último céntimo».