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Castilla y León, batalla entre bloques en una ajustada elección con impacto estatal

Los comicios anticipados han derivado en una imprevisible lucha voto a voto entre derechas e izquierdas. Los debutantes de España Vaciada y los soberanistas leoneses serán el grupo de desempate. Miedo en el PP ante una posible pérdida de la Junta que dejaría a Casado al borde del abismo.

Casado y Mañueco, en el cierre de campaña. (Photogenic/Claudia Alba | Europa Press)

Final abierto para unas elecciones que Génova decidió hacer para imponer un triunfo en el inicio del año y que han acabado siendo una batalla que hace contener la respiración a la cúpula del PP. Y es que de liderar claramente las encuestas los de Pablo Casado han pasado a estar nerviosos por el ascenso del bloque de la izquierda y por la posibilidad real de poder perder la Junta de Castilla y León tras más de 30 años de gobernarla.

Nueve provincias con 2.100.000 de electores acudirán a las mesas electorales este domingo por unas autonómicas anticipadas por decisión pura y dura del presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco, y de Casado, que decidieron romper la alianza con Ciudadanos. Desde Génova por aquel entonces aseguraban que iba a nacer un gobierno en solitario y que así el año empezaría con una impronta de triunfo conservador, que hiciera olvidar el «efecto Ayuso» como única victoria del PP. Hoy más de uno piensa que ha resultado un tiro en el pie.

No es que el PP no vaya a ganar las elecciones, algo que hará muy probablemente y obtendrá más escaños que el PSOE. De hecho las encuestas dan entre 30 y 35 a los de Mañueco y entre 25 y 30 a los de Luis Tudanca. Pero es la fragmentación de partidos y el ascenso de Vox lo que ha puesto nervioso al PP porque básicamente si la derecha y la ultraderecha suman tan solo un escaño menos de la mayoría necesaria (41 de los 81 procuradores), la posibilidad de perder la Junta sería alta.

La irrupción de España Vaciada

Algunas encuestas privadas daban una mayoría absoluta al PP y Vox pero otras los últimos días hablaron de empate técnico y la más grande, la del CIS, daba oxígeno a la posibilidad de un gobierno de izquierdas apoyado por los partidos minoritarios. La derecha radical oscilará en los 8 escaños (tiene 2 ahora) y Cs se derrumba: de 13 pasaría a tener solo uno, el del exvicepresidente Francisco Egea. Unidas Podemos mejoraría con tres escaños (viene de tener dos).

Quienes se convertirían en el factor de desempate son los debutantes de España Vaciada y los soberanistas moderados de Unión del Pueblo Leonés (UPL). Estos últimos mejorarán su última performance y pasarían a tener dos escaños (vienen de obtener uno en 2019).

Los de España Vaciada, en cambio, aspiran con posibilidades a tener grupo parlamentario propio con cinco escaños, según informaron fuentes del partido. Estarán en solo cinco de las nueva provincias y en la que que van a arrasar en votos será en Soria: allí la marca electoral será SoriaYA, la plataforma que hace 21 años exige medidas contra la despoblación.

El de la provincia soriana (con tan solo 76.000 votantes, la región más despoblada de la UE junto con Laponia) es el caso emblemático de las zonas más postergadas y víctimas de la falta de inversión, infraestructuras y oportunidades. Como Teruel Existe, sus habitantes le darán un estruendoso triunfo a SoriaYA y evitarán que por primera vez en su historia una elección sea liderada por el bipartidismo.

(Cierre de campaña de SoriaYa. Foto: Concha Ortega Oroz | Europa Press)

En la nueva formación aseguran que conseguirán también un escaño por Burgos y Salamanca y posiblemente Palencia y Valladolid. En esta última, la circunscripción más grande, se obtiene el último escaño con 17.000 votos y les da esperanza la cantidad de votantes de las regiones más despobladas que van a vivir allí y pueden decantarse por España Vaciada.

La suma de EV, UPL y Cs podría alcanzar los ocho o nueve escaños (el otro partido regional, Por Ávila, perdería su único procurador), un 10% del Parlamento sito en Valladolid, lo que los convierte en los únicos que podrían darle el triunfo a los bloques PP-Vox o PSOE-UP, en caso de no tener mayoría absoluta ninguno.

Llegado ese caso, parece improbable que España Vaciada o UPL apoyen la continuidad de la misma familia política que llevó a Castilla y León a donde está, y que tampoco reconoce el hecho diferencial leonés. En más de una oportunidad el PSOE y UP se han mostrado abiertos a la reivindicación de UPL inclusive votando a favor mociones en ese sentido.

¿Coalición de gobierno con Vox?

La derecha radical de Santiago Abascal sabe que España Vaciada es un competidor en el sector de los ruralistas indignados y las declaraciones contra ellos no han sido benevolentes. Tal vez sea por ello, y por su objetivo máximo que es el sorpasso al PP, que Vox se guardó para el final una bala de plata: en el último día de campaña hizo filtrar que si los resultados acompañan, pedirán entrar en la Junta en una coalición de gobierno. La información fue publicada por El País y confirmada por NAIZ en fuentes del partido: «Sí, esa opción está dentro de lo posible».

Esto representa un giro histórico en la estrategia de Vox, que desde que irrumpió con representación institucional en 2018 en Andalucía nunca había exigido entrar a gobiernos a cambio de apoyo en la investidura. No lo hizo en Madrid ni en Murcia ni en ninguna de las capitales importantes que apoyó al PP.

Hay mucho en juego por el impacto estatal que podría tener esta elección. No sólo si se le arrebata al PP un bastión, sino por convertir de facto a España Vaciada en jugador de desempate. Es decir, un nuevo actor en ese rol que hasta ahora en el Congreso sólo ostenta el soberanismo con sus 40 diputados. en caso contrario, Castilla y León será el laboratorio de observación de un PP luchando por no caer en las garras de la ultraderecha, con todas las consecuencias que eso puede tener en el electorado conservador moderado en unas generales y ante sus socios en Europa. Este domingo puede ser bisagra.