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La historia oculta de las mujeres judías que combatieron al nazismo

Quince años de investigación exhaustiva ha necesitado Judy Batalion para alumbrar una obra como ‘Hijas de la resistencia’, donde narra las historias de cientos de mujeres judías que participaron en misiones de espionaje, sabotaje y resistencia armada contra los nazis tras la invasión de Polonia.

Judy Batalion ha dedicado quince años a la investigación de las vivencias de las mujeres judías. (Beowulf SHEEHAN)

​Dicen que la Historia suele estar escrita por los vencedores, lo cual genera un relato excluyente donde no solo se priva de voz a los vencidos sino que también tiende a ignorarse a aquellas personas que estando en el lado ‘correcto’ de la Historia presentan perfiles incómodos a la hora de articular una visión unidireccional de determinados acontecimientos.

En este sentido, ‘Hijas de la resistencia’, el monumental ensayo que Judy Batalion dedica a las mujeres judías que lucharon contra el nazismo, intenta desmontar dos de los mitos más perversos asociados al Holocausto. El primero de ellos, el de la pasividad del pueblo hebreo: «Hasta yo, que desciendo de supervivientes del Holocausto, tenía esta idea en la cabeza, la que los judíos habían acudido masivamente a los campos de concentración y exterminio resignados a su suerte. Pero según fui profundizando en la historia de estas mujeres me di cuenta de que ese mito era falso. Estas mujeres actuaron desde la rabia y la ira y muchas de ellas participaron en acciones de resistencia comprando armas e introduciéndolas en los guetos. Eso era algo que subvertía el relato del Holocausto que ha venido dándose hasta nuestros días donde todo era mansedumbre y tristeza por parte de los judíos».

El segundo mito contra el que se ha rebelado la autora al escribir esta obra es el del papel de las propias mujeres dentro de la lucha contra el nazismo, cuyo legado ha sido silenciado e ignorado: «Siempre me ha llamado la atención que la historia de todas esas mujeres haya permanecido oculta y eso es algo que obedece, en primer lugar, a razones políticas: la política ha contribuido a dar forma al relato del Holocausto. Pero junto a estas razones está el elemento personal porque lo cierto es que muchas de esas mujeres no contaron su historia. Y yo creo que eso se debe a esa idea tan generalizada de que las almas puras murieron y de que los que sobrevivieron al Holocausto fue porque se traicionaron a sí mismos. Las mujeres judías que sobrevivieron a aquello fueron acusadas de colaboracionistas, de haber salvado su pellejo a cambio de favores sexuales, hubo mucha difamación y es probable que en medio de ese clima, todas esas mujeres que lucharon activamente contra el nazismo se sintieran culpables y prefirieran guardar silencio sobre su propia historia para no cargar con el estigma. Muchas de ellas habían abandonado a sus familias para unirse a la resistencia y eso lejos de ser percibido como un mérito, en el caso de las mujeres se percibía como una dejación de funciones. Ellas se sabían figuras incómodas y por eso optaron por el silencio, además de que, al acabar la guerra, la mayoría de estas chicas, que aún eran jóvenes, se vieron en la tesitura de tener que rehacer su vida porque no tenían ni familia, ni amigos, ni país y necesitaban empezar de cero y esa necesidad también las condujo a no relatar su experiencia. Las pocas que lo hicieron fue ya muy al final de sus vidas».

​Activismo antifascista

Con la idea de dar voz a este heterogéneo grupo de mujeres Judy Batalion se entregó a una exhaustiva investigación que la llevó quince años en los que recabó información minuciosa sobre sobre su participación en acciones de resistencia contra el nazismo en territorio polaco: «No quise ir más allá porque solo en Polonia había material más que de sobra para entender cómo funcionaron esos grupos guerrilleros clandestinos que fueron el germen de la resistencia contra la ocupación nazi. Muchos de esos grupos fueron constituidos específicamente por miembros de la comunidad judía a partir de sus organizaciones juveniles que, lejos de constituir un movimiento homogéneo, abarcaba perfiles muy diversos aunque en su gran mayoría se trataba de organizaciones laicas y socialistas donde se estimulaba la actividad intelectual y física y donde conceptos como cooperación, autosuficiencia o comunidad estaban a la orden del día. Se trataba de movimientos que estaban abiertos tanto a hombres como a mujeres».

De este modo, la autora consigue romper otro cliché, aquel que incide en la idea de los judíos como simples víctimas. Frente al lugar común, Judy Batalion reivindica el activismo antifascista que guió las acciones de muchos de ellos, hombres y mujeres de acción que se enfrentaron al nazismo no solo guiados por un instinto de supervivencia sino por un ideal revolucionario que les hizo tomar las armas.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Niuta Teitelbaum, que para la autora constituye uno de sus personajes favoritos de entre todos aquellos a cuya historia tuvo acceso: «Es una mujer muy interesante. Entre sus camaradas era conocida como ‘la ejecutora’. Gracias a que no tenía unos rasgos judíos muy marcados, se hacía pasar por aria disfrazándose de joven e ingenua campesina polaca. Esa apariencia inofensiva le valió para acometer acciones impresionantes como cuando logró acceder, camelándose a unos guardias, a la sede central de la Gestapo en Varsovia, donde liquidó de un disparo en la cabeza a un alto mando alemán, tras lo cual volvió a salir como si nada por la puerta principal del edificio sonriendo a los guardias. Esa y otras acciones la llevaron a estar en la lista de personas más buscadas por parte de los nazis que, finalmente, lograron apresarla pocos meses antes de concluir la guerra, tras lo cual la torturaron y asesinaron».

Imagen de dos mujeres combatientes contra el nazismo.

Batalion es consciente de que poner luz sobre la figura de esta y otras mujeres puede generar malestar entre quienes, hasta la fecha, han monopolizado el relato sobre el Holocausto, lo cual, lejos de preocuparla, la estimula: «Esta obra se sostiene en la idea de que hay que mirar la Historia con honestidad y con honradez. Con el paso del tiempo han concurrido tantos factores a la hora de construir un relato del Holocausto que me preocupa que algo tan terrible como aquello tienda a presentarse de una manera simple. Sin embargo, creo que se trata de un fenómeno histórico sumamente complejo y abordarlo como tal sigue generando incomodidad entre buena parte de la comunidad judía. Me consta que aún hoy en día genera un cierto malestar entre muchos judíos hablar de la resistencia y conferir un valor a estas personas que tomaron las armas para enfrentarse al nazismo ya que eso equivaldría a culpabilizar a las que, según ellos, son las verdaderas víctimas del Holocausto, aquellos que fueron exterminados sin rebelarse contra su suerte».

Contar el Holocausto desde una óptica femenina

Según Judy Batalion, en la última década han proliferado los estudios sobre el papel que tuvieron las mujeres en la lucha contra el nazismo: «Es algo que tiene que ver con un cambio de paradigma cultural. Cada vez somos más mujeres las que nos dedicamos a la historiografía y a la investigación. Al mismo tiempo en el mundo editorial las mujeres cada vez tenemos más presencia y este proyecto ha sido alentado por los testimonios de muchas mujeres que, al final de su vida, decidieron contar su experiencia».

El libro, que ha editado en castellano Seix Barral, ha sido un éxito en EE.UU y Steven Spielberg ha comprado sus derechos para llevarlo al cine. Esa mirada que proyecta Batalion en ‘Hijas de la resistencia’ llamó la atención a Spielberg. La propia autora está ahora mismo trabajando, a instancias del director, en la adaptación cinematográfica de su propia obra: «Ignoro los motivos que le llevaron a interesarse en mi libro. Es verdad que las historias que cuento en él tienen un gran potencial cinematográfico enorme e igual su interés vino de ahí. Pero igual también le atrajo la posibilidad de contar el Holocausto desde un prisma distinto, desde una óptica femenina y potenciando el punto de vista de quienes optaron por plantar cara al nazismo desde el activismo. Creo que la experiencia de las mujeres en la resistencia y en los campos de concentración aún está por contar».