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Vecinos de Otxarkoaga denuncian que se dejen de lado los barrios y reclaman un plan integral

Los vecinos del barrio bilbaino de Otxarkoaga llevan cinco meses manifestándose cada semana y exigen un Plan Integral de Regeneración. Entre otros problemas, la única sucursal bancaria del barrio está a punto de cerrar: «Se están olvidando de las personas, especialmente de los mayores».

Manifestación en Otxarkoaga en contra del cierre de la oficina de Kutxabank. (Ander Zabalza)

Cualquiera que haya pasado un martes a la mañana de los últimos cinco meses por el barrio bilbaino de Otxarkoaga habrá encontrado una escena similar cada semana. Entre gritos y silbidos, vecinos del barrio se manifiestan frente a la oficina de BBK de la plaza Kepa Enbeita, la última sucursal bancaria de todo el barrio. Desde dentro de la oficina no hay respuesta. El único signo de vida es la larga cola formada por los vecinos esperando a ser atendidos, que entran y salen poco a poco.

«Hoy al menos hace buen día, el sol ha salido a manifestarse con nosotros. Pero imagínate los días que llueve, que no son pocos, o hace frío y tienes que pasarte la mañana en la calle para poder realizar tus gestiones», comenta Pablo Herran Ruiz de Apodaka. Él es el presidente de la Asociación de Familias de Otxarkoaga y sale cada martes con el megáfono en mano a manifestarse contra BBK y Kutxabank.

Al grito de «más servicio, menos comisiones» y con carteles que rezan ‘Ladrones’ o ‘BBK no te lleves la pasta’, se manifiestan más de sesenta personas. Llevan saliendo a la calle cada martes desde noviembre, pidiendo siempre lo mismo, explica Pablo: «La banca en general, y en concreto Kutxabank y BBK, se están olvidando de los barrios. Nos quitan servicio, recortan el personal y cierran sucursales, dejando a Otxarkoaga desamparado».

La oficina abre solamente martes y jueves hasta las dos de la tarde, para atender a un barrio de 10.000 personas. Por eso, la Asociación de Familias de Otxarkoaga pide que «rehabiliten la situación, terminen los recortes, pongan personal» y, por supuesto, abran del todo la oficina y recuperen las sucursales.

«Somos mayores, pero no idiotas»

Es una tendencia cada vez más generalizada. En Arangoiti pasó lo mismo. Cerraron sucursales, exponiendo una «necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos», y argumentaron que hoy en día cualquier servicio puede ser llevado adelante de forma telemática. Para los vecinos de Otxarkoaga, esta es una excusa más para poder seguir recortando y dejar apartados a los barrios periféricos.

A la manifestación acuden principalmente personas de edad avanzada. Para ellos, «adaptarse a los nuevos tiempos» significa dejar de lado a los mayores. «Una pregunta que nos hacemos y deberíamos hacerles a todas las entidades bancarias es: ¿En que parte del contrato que tenemos con ellas existía mi obligación de tener una tablet, un móvil, o de tener internet?», se queja Pablo.

Exponen su descontento al grito de «somos mayores, no idiotas». Sienten que se olvidan de ellos y piden que un servicio que debería ser público «tendría que atender según nuestras necesidades y capacidades, y no al contrario». Denuncian que lo único que hace la banca, «además de tener unos récords de beneficios impresionantes, y más en esta época de crisis y de pandemia», es recortar servicios y personal. La Asociación de Familias denuncia que esto al final perjudica la ciudadanía.

Sin respuesta del Ayuntamiento

Los indicadores socioeconómicos, sanitarios, de esperanza de vida, ingresos medios anuales por habitante, etc. sitúan a Otxarkoaga en los peores puestos de Bilbo y de la CAV. Para responder a estas necesidades vitales, la Asociación de Familias de Otxarkoaga y la Coordinadora de Grupos y Asociaciones del barrio presentaron en octubre de 2021 una moción para poner en marcha un Plan Integral de regeneración socioeconómica.

A día de hoy, Pablo explica que no han tenido ninguna respuesta satisfactoria: «Nos contestaron presentando una enmienda con la respuesta de siempre. Que los compromisos que mantienen con el barrio los siguen manteniendo, que no hay ningún problema en ese sentido y que a partir de 2023 nos sentaríamos de nuevo para ver las necesidades de Otxarkoaga».

Si además les quitan la única sucursal bancaria del barrio, Pablo se pregunta qué tipo de sitio van a tener para vivir: «Nosotros reiteradamente hemos tratado de implicar al Ayuntamiento. El alcalde nos contesta que ‘lo que pasa es que es una entidad privada’. ¡Claro! Porque cuando algunos decíamos que esto de privatizar una banca, que en cierta manera era pública, como era BBK, nos podía llevar a situaciones de este tipo, ellos decían que no, que no, y que no».

Los vecinos tienen muy claro cuáles son las necesidades de Otxarkoaga y saben que desde el Ayuntamiento de Bilbo también las conocen. Necesidades de servicios, de equipamientos o culturales: «Lo que se invierte en el barrio es a cuentagotas, y Otxarkoaga necesita cirugía».

27 años esperando

La manifestación se desarrolla a pocos pasos del polideportivo de Txurdinaga, construido en el último Plan General de Ordenación Urbana, en el año 95. Desde entonces han pedido un nuevo equipamiento deportivo, pero sienten que siempre les dan largas: «De alguna manera entendemos que con la respuesta a nuestro Plan Integral se rieron de nosotros».

Ahora, parece que con el nuevo PGOU, como consecuencia de la propuesta de EH Bildu, construirán un nuevo equipamiento deportivo en el barrio. Desde la Asociación de Familias denuncian la tardanza: «Otxarkoaga es el único barrio de todo Bilbo que no tiene siquiera un mínimo polideportivo, aunque sea pequeñito. No hace falta que sea un San Mamés. Solo queremos un centro donde podamos practicar deporte gratuitamente. Pues ahí estamos, después de 27 años, esperando».

La Asociación de Familias de Otxarkoaga está inscrita en el Registro Civil desde 1968. «Desde entonces llevamos aquí», comenta Pablo. Echando la vista atrás se ve claro que los cambios urbanísticos se realizan cuando hay interés para ello, no tanto por necesidad.

En el año 1961, cuando Franco visitó Bilbo, vio las chabolas que cubrían la ladera del Monte Banderas, y con solo decir «la próxima vez que venga no quiero ver ni una, háganles casas como Dios manda», hizo que el Ayuntamiento se movilizase y se construyese el nuevo y destacado barrio de Otxarkoaga. Fácil y sencillo. Alguien podría pensar que un dictador sin escrúpulos se preocupó más por los barrios de Bilbo que un Ayuntamiento en el año 2022.