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Tina Modotti, cien años de luz y compromiso en México

La vida de la activista y fotógrafa de origen italiano Tina Modotti cambió para siempre cuando llegó a México en 1922. Lo que vivió en este país determinó su posición política y le descubrió que una cámara fotográfica podía ser una arma de insurgencia.

Retrato de Tina Modotti. (Galerie BILDERWELT)

Entre las fulgurantes escalas que dictaron la ruta vital de Tina Modotti destaca sobre todas ellas la que realizó en 1922, en un México que la cautivó para siempre y que le enseñó que la fotografía también podía ser insurgente y un arma contra la injusticia.

Todo ello aconteció cinco años después del final de una revolución de la que asomaron los acordes de corridos y rancheras que recordaban la saludable necesidad de revolverse contra los potentados y políticos sin escrúpulos.

Tina Modotti llegó a este México en el que todavía era posible escuchar en las noches calladas el galope fantasmal de Pancho Villa y sus Dorados, pero también la efervescencia de una ciudad que, al igual que el París de Hemingway, también era una fiesta constante.

En 1918 se había casado con el pintor y poeta  francés Roubaix “Robo” de l’Abrie Richey. Por entonces, Modotti se encontraba al otro lado de Río Grande, en Los Ángeles.

En aquella época y en aquel páramo llamado Hollywood tan solo había un destino, los estudios cinematográficos.

Modotti interpretó varios papeles en obras de teatro y en 1920 debutó ante la cámara protagonizando el largometraje 'The Tiger’s Coat', una película dirigida por Roy Clements.

Tras participar en varios rodajes, a Modotti no le costó mucho descubrir que en aquella hoguera de vanidades de celuloide, ella tan solo era un peón, un estereotipo de chica italiana que ella no estaba dispuesta a seguir encarnando.

'Robo”' y Tina compartieron los círculos bohemios de intelectuales, poetas y artistas de la época y entre 1920 y 1921, Modotti conoció al fotógrafo Edward Weston que entre sesiones de fotos y sábanas humedas, le descubrió los secretos de quien quiere captar lo ajeno a través del objetivo de una cámara.

Mientras tanto, la segunda protagonista de esta historia, México, se encontraba en plena ebullición cultural, viviendo la resaca constante de lo que se denominó 'el renacimiento mexicano', una especie de tierra de promisión para creadores e intelectuales liberales 'gringos' que buscaron entre tascas y noches cálidas lo que les negaba su país, una libertad de expresión que en Estados Unidos tenía la engañosa cualidad selectiva de señalar a quienes abrazaban el socialismo.

El horror de las trincheras de la primera guerra mundial también trajo consigo a artistas e intelectuales europeos que vieron en México un buen lugar para retomar sus trabajos.

A esta caravana también se sumó 'Robo' pero debido a unas complicaciones derivadas de la viruela, falleció, lo que obligó a Modotti a trasladarse a México para llevar a cabo el funeral. No obstante, un año después -en 1923-, retornó a México con Weston, y además de sumergirse en el clima político postrevolucionario, contactaron con los círculos bohemios de la capital y empezaron a expandirse en el mercado de los retratos.

Mobilis in Mobile

En 1927 se sumó al Partido Comunista Mexicano, lo que determinó el inicio de su intensa etapa de activismo político. Maria Domini, presidenta del Comité Tina Modotti -asocación encargada de velar por el patrimonio de la artista-, señaló en torno a esta época que «aprendió de Weston todo los aspectos formales de la fotografía, así como la técnica clásica de los retratos que le permitían ganarse la vida, mientras desarrolló en solitario un estilo propio muy influenciado por el activismo revolucionario que se vivía en el país».

El sol, la luz, el calor que asomaba desde primera hora de la mañana. Modotti quedó fascinada con un país en el que confluían todo tipo de matices, de nuevos perfumes y sabores exóticos. El chile, el chocolate, los paisajes, los colores vivos que tanto se dejaban ver en los bordados de los atuendos.

Pero, más allá de esta apariencia luminosa, la artista también supo ver lo que se ocultaba en la trastienda de semejante explosión de luz, la miseria y la injusticia. Por aquellos días se dieron a conocer los 'estridentistas', un movimiento artístico mexicano de vanguardia, y el nacionalismo espoleado por los grandes muralistas: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, y José Clemente Orozco.

Modotti dijo de su obra «cada vez que se usan las palabras arte o artista en relación a mis trabajos fotográficos, percibo una sensación desagradable debida sin duda al mal empleo que se hace de tales términos. Me considero una fotógrafa, y nada más».

Desafió los estereotipos y conservadurismos del 'ser mujer' de la sociedad mexicana de principios del siglo XX, su casa se transformó en un centro de reunión clandestino para los dirigentes del partido comunista y en un refugio para exiliados latinoamericanos. Sin prejuicios ni limitaciones, durante su estancia en México, su nombre fue asociado por la encorsetada sociedad de la época al escándalo porque vivía con un hombre que no era ni su marido ni su hermano, salía sola de noche y se dejaba ver en lugares públicos con hombres. Cuando llovía, acostumbraba a bañarse desnuda en la azotea de su casa, el mismo lugar donde se casaron Diego Rivera y Frida Kahlo.

Compartió relaciones sentimentales con Rivera y con otro muralista, Xavier Guerrero, pero fue su intensa relación con el exiliado político cubano Julio Antonio Mella, la que la marcó para siempre.

El 10 de enero de 1929, Mella fue asesinado en una calle de la ciudad de México mientras compartía paseo con Modotti. Ella fue acusada de asesinar a Mella y, de paso, de intentar matar al presidente mexicano Pascual Ortiz Rubio.

Según dejo escrito en una carta sellada en 1930 y destinada a Weston, «desde luego hay que reconocer que las autoridades mexicanas gozan de un don de imaginación que haría la fortuna de un escritor de cuentos policíacos; me refiero a todos los complots, planes terroristas, etcétera, etcétera, que han inventado para beneficio de los lectores de prensa burguesa que engullen toda clase de disparates y aprenden a confundir a los comunistas con los terroristas y a los antiimperialistas con los fabricantes de bombas destinadas a matar presidentes de la América Latina. Todo tipo de pruebas, documentos, armas y cosas así se encontraron en mi casa; en otras palabras, todo estaba listo para dispararle a Ortiz Rubio y, desafortunadamente, yo no calculé bien y el otro tipo se me adelantó. Esta es la historia que el pueblo mexicano se ha tragado con el café de la mañana, así que ¿acaso puedes culparlos por sentirse aliviados al saber que la feroz y sanguinaria Tina Modotti por fin había dejado las costas mexicanas para siempre?».

Tina Modotti asumió el significado del lema abanderado por el capitán Nemo, 'Mobilis in Mobile'. Partió al exilio europeo para iniciar una nueva etapa que dejaba atrás lo que denominó su 'fase luminosa'.

Al otro lado del mar le aguardaba la incertidumbre, la amenaza palpable de ser encarcelada, el fascismo que afilaba su cuchillo en un 'periodo oscuro'.

Buscó refugio en Moscú con el propósito de trabajar en el aparato ejecutivo del SRI, donde fue responsable, durante varios años, del trabajo con las secciones latinoamericanas.

En otra carta dijo «repasé durante toda la mañana mis viejas cosas en maletas; he roto mucho. A veces, esto es doloroso, pero bendigo no tener nada. De ahora en adelante lo que tengo tendrá sólo que ver con la fotografía; el resto, incluso cosas que amo, cosas concretas, las transformaré en abstractas para poder poseerlas para siempre en el corazón».

A miles de kilómetros de distancia y subvirtiendo el espacio y el tiempo, un poeta llamado Pablo Neruda todavía no es consciente de que un día escribirá un poema titulado 'Tina Modotti ha muerto' en el que dirá «Son los tuyos, hermana: los que hoy te dicen tu nombre, los que de todas partes, del agua, de la tierra, con tu nombre otros nombres callamos y decimos, porque el Fuego no muere».

Una tal María y 'La Desbandá'

Al amparo de la noche del 7 de febrero de 1937, más de 150.000 personas abandonaron Málaga.

Una ruta sentenciada que se prolongó a lo largo de tres días en los aviones italianos y buques de guerra franquistas practiaron un macabro ejercicio de tiro al blanco que se saldó con más de 5.000 muertos que quedaron tirados en cunetas, acantilados y en descampados.

Ocheinta y cinco años después de esta tragedia conocida como 'La Desbandá', todo el mundo recuerda la figura del médico canadiense Norman Bethune, el cual logró salvar la vida de multitud de heridos gracias a sus revolucionario sistema de transfusión de sangre.

Junto a este médico que siempre defendió la socialización de la medicina, se encontraba también una tal María, a secas.

Tina Modotti asumió su nueva identidad en la guerra del 36. Un conflicto en el que, entre otras cuestiones, colaboró de manera muy cercana con Bethune en la red de acogida para los más de 50.000 refugiados que llegaron a Almería. Modotti quedó marcada para siempre cuando contempló el horror de la carretera de Málaga.