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Gales conmemora el 85 aniversario de la llegada de 4.000 refugiados menores vascos

El 21 de mayo de 1937 el barco Habana zarpó de Santurtzi con casi 4.000 menores vascos a bordo. Muchos tardaron años en volver a ver a sus familias, otros no encontraron a nadie a su regreso y algunos decidieron vivir para siempre en Gran Bretaña.

La primera parada de los menores vascos refugiados fue Stoneham. (Basque Children)

La localidad galesa de Caerleon acoge entre viernes y sábado varios actos organizados por la asociación Basque Children, que conmemora el 85 aniversario de la llegada de casi 4.000 menores refugiados vascos a Gran Bretaña.

El 21 de mayo de 1937 el barco Habana zarpó de Santurtzi, con destino a Gran Bretaña. Tras el bombardeo de Gernika, en aquel buque construido para transportar 800 pasajeros, viajaron 3.826 niños y niñas vascas y el personal adulto que los acompañaba, además de docentes, sacerdotes y dos médicos.

Después del desembarco, una flota de autobuses municipales llevó a los niños a un campamento en North Stoneham, preparado apresuradamente para ellos en 12 hectáreas a las afueras de Southampton. Después, sin ninguna ayuda del Gobierno británico, que tomó una posición de «no intervención», fue la organización vecinal la que se ocupó de aquellos menores, repartiéndolos en más de un centenar de colonias. Más de 200 llegaron a Gales, donde se celebran los actos estos días.

En plena crisis humanitaria en mayo de 1937, subirse a aquel barco fue una decisión de vida o muerte y, sobre todo, de importantes consecuencias: los menores que marcharon no volvieron a ver sus padres durante años y algunos los vieron entonces por última vez. Aproximadamente 250 permanecieron en Gran Bretaña durante toda su vida y muchos de los que regresaron habían perdido a alguno de sus progenitores o lo tenía en algún campo de concentración.

Las colonias se establecieron en todo el Reino Unido, principalmente en Inglaterra y Gales. En general, la acogida fue buena, organziada en comités, y la población local se prestó a ayudar en el mantenimiento las colonias, llevando a muchos de ellos a sus hogares.

A pesar de que, en general, las colonias funcionaron con éxito y dieron un futuro a los menores, también hubo quien trató de impedirlas. Los partidarios de Franco en la isla argumentaban que permitir la estancia de niños refugiados en Gran Bretaña era una forma de apoyo a la República. Se creó el grupo Amigos de la España Nacionalista, que contó entre sus miembros con varios parlamentarios conservadores para presionar por su repatriación. Los periódicos de derechas afirmaron que los niños eran «comunistas, violentos y rebeldes». Incluso un editorial del ‘Daily Mail’ los describió como «pequeños desgraciados potencialmente asesinos». Después de la caída de Bilbo, la Iglesia Católica, que había dado apoyo a la evacuación, se unió a la campaña para devolver a niños y niñas.

En 1945 solo quedaba una de las colonias, en Carshalton (Surrey), y se cerró poco después. Aunque el Comité para los Niños Vascos finalmente se disolvió en 1951, los descendientes de los que permanecieron crearon en 2002 la Asociación para los Niños vascos Británicos, que hoy celebra el 85 aniversario de la llegada de aquellos menores.