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Críticas a Macron por blanquear al príncipe heredero saudí recibiéndole con honores

El presidente francés se ha reunido en el Elíseo con el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman, en una cena de trabajo que generó críticas por lo que se considera un intento de rehabilitación internacional del considerado responsable de la muerte del periodista saudí Jamal Khasshoggi en 2018.

Macron estrecha la mano de Bin Salman en el Elíseo. (Bertrand GUAY | AFP)

Bin Salmán ha sido recibido a última hora de la tarde de este jueves en palacio presidencial francés para una reunión centrada en «el contexto internacional de crisis» en Oriente Medio y la guerra en Ucrania, que ha causado, además, incertidumbre sobre el suministro energético de Europa, según ha señalado una fuente del Elíseo.

La reunión, sin cámaras, «no se trata de ‘realpolitik’, sino de política a secas», asegura la fuente.

Macron y Bin Salman se han estrechado la mano durante varios segundos y posaron brevemente, con las manos todavía entrelazadas, para los fotógrafos, antes de subir las escaleras del Elíseo y saludar desde allí a las cámaras.

Como marco, la alfombra roja y la Guardia Republicana francesa en uniforme de gala que reciben a las visitas de alto nivel al Elíseo.

El lenguaje gestual hacia Bin Salman, en la práctica el hombre fuerte de Arabia Saudí, estaba bajo escrutinio después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, no le estrechó la mano sino que ambos chocaron ligeramente los puños, durante el encuentro que mantuvieron hace dos semanas en territorio saudí.

El Elíseo se ha esforzado en recalcar que Macron abordaría con su huésped «la cuestión de los derechos humanos» y, más exactamente, trataría «casos concretos», ha asegurado la fuente de la sede presidencial francesa, que ha evitado detallarlos porque la «discreción» ayuda a lograr más eficacia.

Visita «necesaria»

Desde el Elíseo se ha insistido en que la visita era «necesaria» para lograr avances en diversos conflictos en la región, como la rivalidad de Arabia Saudí con Irán; los avances en el programa nuclear iraní, el proceso de paz entre Israel y Palestina o la guerra civil en Yemen.

Macron «habla y se reúne con el conjunto de principales actores de la región, es una condición necesaria para avanzar», ha recalcado la fuente en una conversación con un grupo de periodistas.

En este contexto, ha recordad que en poco más de un mes Macron ha recibido en el Elíseo al primer ministro de Israel y a los presidentes de la Autoridad Palestina, Emiratos Árabes Unidos y de Egipto.

Además, la reunión también trata la petición francesa y occidental de que aumente la producción de petróleo para combatir los elevados precios de la energía, con Arabia Saudí como primer exportador mundial de petróleo y eje clave en las decisiones de la OPEP.

Macron también tratará con su invitado la «amenaza acuciante del terrorismo» en Oriente Medio y «sus posibles consecuencias en Europa», añade el Elíseo.

El mensaje oficial francés es que hace falta hablar con todo el mundo para ser eficaz.

Críticas y una demanda

Pero la llegada de Bin Salman ha generado numerosas críticas por la situación de los derechos humanos en su país y, especialmente, por la muerte del periodista y disidente saudí Jamal Khasshoggi, de cuya muerte, ocurrida en 2018 en el consulado saudí de Estambul, muchos le consideran el inspirador.

Dos ONG extranjeras, Democracy for the Arab World Now (DAWN) y Trial International, han anunciado este jueves que han presentado una demanda ante la justicia francesa contra el príncipe heredero saudí por complicidad en tortura y desaparición forzosa.

Las entidades denunciantes consideran que Bin Salman no goza de inmunidad porque es el heredero del trono saudí y no el jefe del Estado de su país.

Sin embargo, la fuente del Elíseo ha señalado que la inmunidad diplomática cubre a las «altas personalidades extranjeras en visita oficial» y ha recordado que, además de Biden, otros líderes extranjeros como Boris Johnson han viajado a Arabia Saudí recientemente, o que Bin Salman participó en la última cumbre del G20 en Indonesia.

Y la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF, con sede en París) ha recordado las sospechas sobre la implicación de Bin Salman en esa muerte.

«Casi cuatro años después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, la reintegración de Mohamed Bin Salman en las relaciones internacionales solo supone desprecio a la verdad y a la justicia», ha lamentado el secretario general de RSF, Christophe Deloire.

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha resumido la situación antes de la reunión al afirmar que «no se cuestiona nuestro compromiso con los derechos humanos», pero ha considerado «normal» hablar con los países productores de energía «en el contexto de que Rusia corta, reconecta y amenaza con cortar de nuevo el suministro de gas» a Europa.

La oposición política también ha criticado duramente presencia de Bin Salman en París. «Francia no es un felpudo para los dictadores en busca de rehabilitación», ha afirmado, por ejemplo, en Twitter el secretario general del partido ecologista EELV, Julien Bayou.