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Entrevista
Lara Arruabarrena
Extenista

«Estoy en paz con el tenis, no me voy con la sensación de que podría haber dado más»

Lara Arruabarrena (Tolosa, 1992) ha puesto fin a una trayectoria de casi 15 años en el tenis profesional. Con 24 Grand Slams disputados a sus espaldas, dos victorias WTA en Bogotá y Seúl, la tolosarra asegura que ya no disfrutaba del tenis «como lo había hecho hasta ahora».

Lara Arruabarrena se retira del tenis a los 30 años. (NAIZ)

«Una vez anunciado, bien, tranquila. Ya estaba tranquila antes también, es una cosa que ya veía venir, lo único que quedaba era hacerlo oficial». Ya han pasado algo más de dos semanas desde que Lara Arruabarrena oficializó su retirada del tenis profesional, una decisión que estaba meditando desde hace años –no había disputado ningún partido desde enero–. La tolosarra repasa en NAIZ su trayectoria de casi 15 años. Dice que Sharapova ha sido la rival más fuerte al que se ha enfrentado y valora que gracias al tenis ha «conocido mucho mundo». ¿Lo peor? «Las veces que estás triste, que no te está yendo bien y que no puedas tener cerca tus amigos y tu familia para apoyarte en ellos». 

¿Por qué decide retirarse ahora?

Es algo que ya llevaba pensando un tiempo, no es una decisión que tomas de la noche a la mañana. Ya llevaba algún año anterior pensando en dejarlo. Lo que pasa es que sigues porque llevas toda la vida haciendo lo mismo y es difícil cerrar una etapa y empezar otra. Ya ha llegado un punto en el que ves que es lo mejor.

¿La inercia le ha llevado a alargar la trayectoria?

Es un poco todo. Me refiero, el tenis me ha dado un montón de cosas, de experiencias, de momentos vividos... Me encanta jugar también. Lo que pasa es que vas viendo que el día a día te cuesta, que hay cosas que empiezas a echar de menos. Por ejemplo en mi caso, yo notaba que tenía que empezar a hacer sacrificios cuando nunca hacer algo me había supuesto un sacrificio. Nunca había estado en Nochevieja en casa y para mí eso no era un sacrificio, yo lo hacía encantada. Y en los últimos años sí me lo tomaba como un sacrificio porque me costaba más. Estás todo el rato viajando y echas de menos hacer planes con los amigos. Son cosas que durante mi carrera no me habían costado nada y en los últimos años me estaba costando un poco más y me apetecía vivir todo esto.

Tiene 30 años y llevaba prácticamente media vida en compitiendo.

Sí, empecé muy joven, con la ilusión que empiezas al principio y al final, empieza a pesar un poco todo. A mí se me hacía más duro el día a día. Tienes que ir a entrenar cada día y físicamente y mentalmente tienes que estar muy bien para entrenar muy duro para después competir a nivel mundial. Yo veía que estaba pegando un bajón, que el ir a entrenar cada día me costaba más, que no entrenaba tan bien... Y eso a la hora de competir se notaba. Mi rendimiento no era tan bueno y la gente va a cuchillo, si no estás a tope te comen. Yo veía que estaba llegando mi momento y preferí dejarlo cuando veía que no iba a poder competir tan bien como lo estaba haciendo hasta ahora.

¿Ha habido algún factor diferencial que le ha llevado a perder la motivación?

Ha sido el tiempo, creo que es lo que básicamente le pasa a la mayoría o que puede pasar en cualquier otro trabajo. Son muchos viajes, es una vida bastante solitaria dentro de que puedes ir con tu entrenador o entrenadora. Hay cosas que se te van haciendo un poco bola en el sentido de que no puedes hacer ningún plan a una semana vista, que es lo que me pasaba. Cosas de estas me han ido pesando.

La presión por tener que ganar para asegurar un sueldo o un ingreso es una realidad en el tenis.

Depende de cómo se lo tome cada persona, pero en cada deporte tienes una presión porque estás compitiendo para ganar partidos, unos más importantes que otros y hay partidos en los que te pones más nervioso que otros. Son presiones diferentes a lo que puede tener una persona que esté en un trabajo normal. Por suerte, a mí me ha ido bastante bien y, a lo mejor, cuando ha empezado a pesar el plano económico sí que veía que algún partido lo veía más importante porque sabía que podía ganar mucho más dinero, pero nunca lo he enfocado en torno a lo económico. Era un deporte que me gustaba mucho, lo hacía para mejorar y superarme a mí misma, digamos.

Es verdad que llegó un momento que no estaba disfrutando nada de la competición, que es lo que a mí más me gustaba y es cuando me lo tomé como un trabajo, jugaba al final porque era lo que a mí me mantenía económicamente. En lo demás, nunca me he fijado mucho en el dinero que ganara o dejara de ganar, lo que pasa es que obviamente era consciente de que lo que estaba haciendo era como un trabajo para mí porque era lo que me daba de comer.

¿Cuándo pasa a ser lo que era un juego al trabajo?

Yo he relativizado mucho. Me refiero a que si perdía los torneos en primera ronda pensaba que ya llegaría una victoria, que no iba a estar perdiendo siempre. Hubo un año que empecé a darle mucha importancia a todo, quise mejorar mucho, me puse más seria con nutrición, sicólogo, tenía un equipo más amplio... Hice una apuesta más fuerte en todo y pensaba que si hasta ahora sin una apuesta tan grande me ha ido bien, ahora que estaba haciendo una apuesta grande me tenía que ir mejor. Me fue parecido.

Eso para mí fue un bajón. Me volví demasiado perfeccionista, cada cosa que no me salía bien me afectaba mucho... Me empecé a agobiar mucho, empecé a no disfrutar de la competición y seguía porque económicamente me compensaba, pero no estaba disfrutando de lo que estaba haciendo como lo había hecho hasta ahora.

Lara Arruabarrena golpea la pelota durante un partido. (William WEST/AFP)

Supongo que habrá leído el libro de Andre Agassi, “Open”. ¿Se siente identificada?

No, porque según lo que cuenta, odiaba el tenis desde siempre. Para mí siempre ha sido un juego, un juego en el que me lo he pasado muy bien y me encantaba competir. Sí que he tenido momentos en que no me ha gustado nada, porque no estaba disfrutando, porque estaba lejos de mi familia y amigos, porque las cosas no te salen como quieres y estás sola en la habitación... Pero es una cuestión de todos los tenistas. Hay gente que juega por diferentes razones. Yo siempre lo he hecho porque me ha gustado mucho y después he tenido la suerte de que he podido vivir de ello, pero principalmente lo hacía porque me encantaba. Es verdad que he tenido momentos en los que he odiado pero eso como todos.

¿Cómo describiría su trayectoria? Porque habrá cosas positivas también...

(Se toma un tiempo y suspira) Muchas, la mayoría son cosas positivas. He sido una afortunada por vivir lo que he vivido y el tenis me ha dado muchísimas cosas, experiencias y vivencias. Lo que pasa es que mientras estás jugando, siempre quieres más, siempre quieres mejorar los resultados... Y ahora que he decidido retirarme, que lo veo con más perspectiva, hacer todo lo que he hecho me parece la leche. La mayoría no llega hasta donde he llegado yo. Yo creo que ha sido una carrera bastante buena.

¿Hay algo que lamente o tiene un pensamiento recurrente?

No, me retiro, me sigue encantando el tenis pero estoy tranquila. Lo que he hecho o he dejado de hacer era porque tenía que pasar y ya está. Si no he estado más arriba será porque no era lo suficientemente buena como para estar más arriba y si he llegado a donde he llegado será porque lo merecía. No hay ninguna cosa que me quite el sueño. Mi mejor resultado en un Grand Slam es segunda ronda y sí que es verdad que me hubiera gustado pasar de segunda ronda porque creo que tenía nivel para hacerlo. Nunca pasó y ya está.

Ha mencionado que no ha llegado a odiar el tenis. ¿Ha decidido dar este paso ahora para evitar llegar a ese punto?

No, de hecho algunas de las veces que yo había pensado en dejarlo, si lo habría hecho, lo habría odiado un poco. Me tomé más tiempo porque al final es un deporte que me ha dado muchísimo y ahora sí que me sigue gustando, pienso que he sido una afortunada. Estoy en paz con el tenis, no voy con esa sensación de que podría haber dado más.

Lara Arruabarrena levanta el trofeo del torneo WTA de Seúl. (Yelim LEE/AFP)

¿La victoria de Bogotá o Seúl? ¿Y por qué?

Seúl. Porque cuando gané en Bogotá tenia 19 años y, por decirlo de alguna manera, no había jugado muchos WTA hasta ese momento, llegaba del circuito ITF. Llegué ahí, gané y me lo tomé como algo normal, que igual no te pasa cada semana pero como que iba a ganar un par de torneos cada año. Y claro, me dí cuenta de que no, que quizás hay jugadoras muy buenas que no llegan a ganar ningún torneo WTA en su vida. Me di cuenta más tarde, cuando vi que no era lo normal ganar y por ello, la victoria de Seúl la valoré más.

¿Se llegó a frustrarse por haber ganado un torneo en 2012 y no volver a repetir la victoria hasta 2016?

No. Aunque gané en Bogotá luego fui bastante consciente de que lo que había hecho era más especial de lo que yo pensaba porque ya veía que costaba muchísimo.

¿Con qué aprende más, con victorias o con derrotas?

Yo creo que se le da más vueltas a las derrotas y puedes sacar más conclusiones. En las victorias aunque tú hagas cosas mal, la conclusión final suele ser 'bueno, pero he ganado'. Y con las derrotas piensas en las cosas que podrías haber hecho mejor para ganar ese partido.

¿Individual o dobles? ¿Y por qué?

Individual. En realidad, he obtenido mejores resultados en dobles pero el individual era lo que yo priorizaba. Jugaba al dobles porque me lo pasaba muy bien, disfrutaba mucho, jugaba más tranquila y no me importaba tanto.

¿Qué tiene en mente ahora? He leído por ahí que le atrae el padel.

Sí, esa es la idea. Me pondré a entrenar en setiembre y la idea es empezar a competir en cuanto este preparada. Empiezo de cero como quien dice y tendré que empezar a escalar posiciones desde abajo.

En la trayectoria de una deportista es muy importante tener en cuenta qué hacer después de la retirada. ¿Usted ha hecho un planning o ha sido algo más improvisado?

Al principio cuando yo estaba planteando la retirada y cuando tomé la decisión, estaba un poco perdida. No sabía qué hacer. Llevas toda la vida haciendo lo mismo, pensé en el padel y es un deporte nuevo pero tiene una dinámica parecida a lo que he estado haciendo hasta ahora. Entrenar, jugar torneos, intentar mejorar, superarme a mí misma... He hablado con muchos jugadores que se han retirado y muchos suelen tener problemas, porque no saben qué hacer. Es que no es nada fácil.

Es una sensación de que se queda sin nada...

Sí, piensas 'y ahora, qué'. La mayoría tenemos unos estudios hasta cierto punto porque como empiezas a viajar desde muy joven, tampoco has ido a la univesidad y no has hecho nada más, simplemente has jugado a tenis. Es algo que hasta que yo decidí que entraba en el padel, tampoco tenía muy claro qué hacer y me preocupaba un poco porque nadie te dice lo que hay después. Y todavía te queda muchísima vida por delante.

Ahora mirando con perspectiva, ¿el hecho de empezar tan joven, es un riesgo?

Sí, pero es muy importante el entorno que tengas. A día de hoy en cualquier deporte, muchos padres tienen expectativas muy altas sobre sus hijos, que su hijo sea el próximo Messi o la próxima Serena... De toda la gente que lo intenta en el mundo, hay muy poca gente que llega a ser profesional en cualquier deporte. Además, tiene que coincidir que ese deporte económicamente te dé algo, porque hay muchísimos deportes que entrenas mucho, te dejas la vida igual que en otros y económicamente no tienes ningún tipo de recompensa. Es muy importante hacerlo porque te gusta, no porque te obliguen y que también seas consciente de que siempre puede salir mal. Yo cuando empecé tampoco pensaba que iba a ser profesional pero luego se fue dando, y yo estaba encantada. Pero siempre era consciente de que podía ir mal y no pasaba nada.