‘Sparta’: Diario de un pederasta
La película que más polémica ha suscitado en Zinemaldia ha sido proyectada hoy, aunque el certamen ha suspendido su presentación ante la prensa ante la ausencia de su director Ulrich Seidl y su equipo.
Llegó el día de la proyección de ‘Sparta’, la película que más polémica ha suscitado en este Zinemaldia, después de que su estreno mundial fuera suspendido en el Festival de Toronto y un diario alemán recogiera las denuncias de los padres de los niños que participan en la cinta.
Ante tales alarmas previas, una acude a la sala de proyección con una tensión silenciosa y no sin antes haber estudiado todas las posibilidades ante las que te puedes encontrar visionando esta cinta.
Nada más lejos de la realidad. ‘Sparta’ es una soberana propuesta que expone de forma ‘natural’ un tema tan sórdido como la pedofilia y el abuso de menores. Fiel a su estilo habitual, Seidl, autor de cintas como ‘Paraíso’, se convierte en testigo directo de la vida cotidiana de un perturbado sexual. Muestra la crudeza de la situación, pero también cierta empatía, aunque descarta en todo momento cualquier escena explícita y va dando ritmo a la película a través de elipsis.
Ewald –encarnado por un muy solvente Georg Friedrich–, lleva muchos años viviendo en Rumanía con su pareja, a la que abandona impulsado por la necesidad de satisfacer sus perturbaciones sexuales con menores. En el interior del país, renueva una escuela abandonada para montar el que será su ‘cuartel general’, una escuela de judo, a la que acuden los niños de la zona incitados por la novedad. Ewald pronto se hará con su confianza, lo que le dejará el camino libre para ejercer los abusos.
Durante ese camino, Seidl incluso es capaz de mostrar las contradicciones internas de este pederasta, que carga con un sentimiento de culpa al ver cómo su cuerpo y su mente se excitan cuando simplemente se acerca a unos niños desconocidos que juegan con la nieve y se revuelca con ellos.
‘Sparta’ es una atrevida propuesta que bucea en el interior de esta persona pero, lejos de querer realizar un juicio moral, acierta en su intento de mostrar la perturbación tal y como es.