INFO

La Reserva Federal de EEUU mantiene la espiral al alza entre inflación y tipos de interés

Decidido a mantener su lucha contra una inflación que sigue alta, el banco central estadounidense (la Fed) ha anunciado este miércoles un nuevo aumento brusco de sus tasas, en tres cuartos de punto porcentual (0,75%), y ha subrayado que ahora anticipa un crecimiento del PIB cercano a cero en 2022.

Jerome Powell en la conferencia de prensa posterior a la reunión del Comité de Política Monetaria de la Fed. (Drew ANGERER | GETTY Images-AFP)

El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, ha comentado que lo adecuado es seguir haciendo «más aumentos de tipos de interés en el futuro» hasta que la inflación esté controlada. Ha lanzado este mensaje en rueda de prensa poco después de que la Fed haya anunciado una subida del tipo de interés oficial de 75 puntos básicos, el quinto aumento desde marzo y el tercero consecutivo de tres cuartos de punto.

La reunión del Comité de Política Monetaria (FOMC por sus siglas en inglés), el órgano de toma de decisiones de la Fed, había comenzado el martes.

«Con la acción de hoy, hemos elevado las tasas de interés en tres puntos porcentuales este año. En algún momento, a medida que la postura de la política monetaria se endurezca aún más, será adecuado reducir el ritmo de los incrementos», ha añadido.

El comunicado oficial de la institución también anticipa que serán necesarias subidas adicionales antes de finalizar el año, hasta subir otro punto porcentual. Su tasa principal se coloca ahora en un rango de 3,00 a 3,25%.

Los prestamos hipotecarios suben al nivel de 2008

La subida de la tasa de referencia provocará también la de los tipos de interés de diversos préstamos a particulares y profesionales, con el objetivo de ralentizar la actividad económica y, así, aliviar la presión sobre los precios. Una estrategia que todavía no ha pasado la prueba del algodón inflacionario.

Los tipos hipotecarios, por ejemplo, han venido subiendo en EEUU desde principios de año y acaban de superar el 6% para los préstamos a 30 años por primera vez desde 2008. Esto está haciendo caer las ventas de este sector, que había mostrado una insolente buena salud desde el inicio de la pandemia de covid, al tiempo que penaliza el poder adquisitivo de los hogares.

Crecimiento casi nulo del PIB en 2022

La Reserva Federal ha aprovechado este encuentro de dos días en Washington D.C. para actualizar sus previsiones económicas. Ahora espera un crecimiento del PIB de EEUU casi nulo en 2022, cuando en junio pronosticó el 1,7%. No obstante, cree que repuntará al 1,2% el próximo año, que no deja de ser más tímido que el 1,7% que esperaba hace tres meses.

En cambio, las previsiones de inflación se mantienen cercanas a lo estimado en junio: 5,4% en 2022 (frente al 5,2%) para el índice PCE, antes de desacelerarse bruscamente en 2023, hasta el 2,8% (frente al 2,6% anterior). La Fed favorece este índice, que se situó en julio en el 6,3% anual, al IPC, que se usa especialmente para la indexación de las pensiones.

El PCE (Personal Consumption Expenditures) mide el gasto en bienes y servicios no solo de los hogares, sino también de todas las instituciones sin ánimo de lucro que prestan servicios a los hogares.

La subida anual del IPC se ralentizó en agosto gracias a la caída de los precios de la gasolina pero, con un 8,3%, todavía ejerce una presión muy fuerte sobre los precios, provocando una inflación generalizada.

Ligera subida del desempleo

Este intento de desaceleración de la economía que la Fed quiere provocar de forma voluntaria es muy delicada, porque un exceso de frenada podría llevar a Estados Unidos a la recesión que ya se cierne sobre la economía mundial.

Sin embargo, la excelente salud del mercado laboral da margen de maniobra al banco central para actuar de forma agresiva, según ha señalado AFP. La actual tasa de paro, situada en el 3,7%, es una de las más bajas en 50 años y no hay suficientes trabajadores para cubrir todas las vacantes.

Se espera que aumente muy ligeramente por el efecto de la subida de tipos de interés, hasta el 3,8% este año, para alcanzar el 4,4% en 2023 (frente al 3,9% previsto en junio).

Con todo, esta poderosa institución ha insistido este miércoles en que la lucha contra la inflación es su prioridad. Y ha advertido de que dejar que se mantenga alta implicaría medidas aún más dolorosas para hogares y empresas, como sucedió hace 40 años, con precios altísimos y una inflación anual a veces cercana al 15%.

En la misma línea que otros bancos centrales

Al igual que sus homólogos en todo el mundo, el banco central estadounidense está tratando de controlar una espiral inflacionista que achaca principalmente a las interrupciones en la cadena de suministro relacionadas con el covid, situación que ha sido agravada por el aumento de los precios de la energía y los alimentos con la guerra en Ucrania.

Durante esta misma semana se están reuniendo muchos de ellos: el jueves lo hacen el Banco de Inglaterra (BoE) y el de Japón (BoJ), y el martes lo hizo el banco de Suecia, el Riksbank, que dio la sorpresa con una subida sin precedentes de un punto.

En otra decisión insólita, a principios de setiembre, el Banco Central Europeo (BCE) elevó sus tipos tres cuartos de punto.