Zelenski: «La bandera ucraniana ya ondea en Liman»
El presidente ucraniano ha asegurado que Liman, nudo ferroviario de Donetsk a Lugansk vuelve a control de Kiev, tras la retirada confirmada por el Ejército ruso. Segundo revés en semanas y horas después de que el presidente ruso se anexionara ambas provincias, además de Jerson y Zaporiyia.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha reivindicado que la bandera azul y amarilla ya ondea en muchos lugares del Donbass, donde Rusia acaba de celebrar referendos de anexión que ha tildado de «farsa».
Zelenski se ha referido en su habitual alocución nocturna a la recuperación de la ciudad de Liman, en la región de Donetsk, donde la víspera entraron tropas ucranianas.
«La bandera ucraniana ya ondea en Liman, en la región de Donetsk y se va a quedar allí. No hay huellas de los referendos en ese lugar», ha ironizado.
Igor KonashEnkov, portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, confirmó el sábado que, «debido al riesgo de ser cercados, las fuerzas aliadas han sido retiradas de la localidad de Limán hasta posiciones más ventajosas».
El Ejército ruso sufre su segunda gran derrota en el este de Ucrania en menos de un mes tras retirarse del bastión prorruso de Limán, en la región de Donetsk, veinticuatro horas después de anexionarse esa y otras tres regiones del este y sur del país vecino.
Además, este repliegue tiene lugar después de la retirada hace tres semanas de la vecina región de Jarkov, humillación que obligó al presidente ruso, Vladimir Putin, a decretar la movilización parcial.
Inferioridad en hombres y equipos
Como ocurrió con Jarkov, el parte militar ruso se escudó hoy en que las unidades ucranianas tenían superioridad tanto de hombres como de equipos.
El Ejército ucraniano, que desde entonces tenía en el punto de mira el importante nudo ferroviario de Liman, aseguró ayer que tenía rodeados a 5.000 efectivos rusos y pro-rusos.
El nudo de Liman conduce tanto a los bastiones ucranianos en Donetsk -Kramatorsk y Lugansk- como a la zona pro-rusa en la vecina Lugansk.
El avance ucraniano, sumado a que la línea de frente que deben proteger los rusos tiene más de mil kilómetros de largo, ha puesto en serios aprietos las capacidades del Ejército ruso.
Aunque los pro-rusos aseguran controlar la carretera que lleva a Kremina, ya en la región de Lugansk, Kiev también anunció la toma de control de cinco localidades en la inmediaciones de Liman.
Esta nueva derrota rusa es quizás todavía más difícil de digerir, ya que Putin prometió el viernes a los rusos tanto en el Kremlin como en la plaza Roja que garantizaría la seguridad de los nuevos territorios anexionados con «todas las fuerzas y medios».
Anexiones en plena retirada
Las derrotas en el campo de batalla dificultan aún más labor del Kremlin ya que, tras revisar por segunda vez en su historia sus fronteras, no controla totalmente la geografía de las cuatro regiones anexionadas.
Horas antes de la firma de los tratados de anexión, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, adelantó en rueda de prensa que el viernes se aclararía el tema de los límites exactos de la anexión.
Incumplió su palabra. 48 horas después, los rusos siguen sin saber exactamente qué es lo que se ha anexionado Rusia, aparte de la noción vaga del este y el sur de Ucrania.
Los contornos de Donetsk y Lugansk no despiertan dudas sobre el papel, aunque el Ejército controla poco más de la mitad de la primera de esas repúblicas populares y sigue perdiendo pie, como confirma su revés en Lugansk.
El problema reside en Jersón y Zaporiyia, que conforman lo que se conoce como corredor terrestre hacia Crimea. A día de hoy no sabemos si Putin se conformará con las partes de ambas regiones sureñas actualmente bajo control del Ejército ruso o querrá llegar hasta la frontera administrativa.
El Tribunal Constitucional de Rusia ha avalado ya la anexión de los territoriosde Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia como nuevas «entidades federadas» del país.
La corte se ha pronunciado a petición del presidente ruso. Con el visto bueno del Constitucional, los tratados se someterán a la aprobación de las dos cámaras parlamentarias: la Duma (la cámara baja) y el Consejo de la Federación (el Senado).
Nervios y ‘solución final’
Ante los reveses militares, los problemas en el reclutamiento y las dudas sobre si la movilización militar en Rusia será más un problema que una solución, también a nivel logístico, los nervios afloran entre el entorno de Putin.
El sátrapa checheno pro-ruso, Ramzan Kadirov, abogó el sábado por «medidas más radicales» en Ucrania por parte de Rusia, incluido el empleo de «armamento nuclear de baja potencia».
El presidente de la Chechenia sometida a Moscú tras dos guerras en los noventa, y que ha llamado a conquistar Kiev y destruir el Estado ucraniano, recomendó al Kremlin ignorar la reacción de EEUU y el resto de países occidentales.
Kadirov, quien dirige unos guardia de corps de mercenarios temidos y conocidos como los kadirovski, se mostró muy crítico con la retirada de Liman, que sigue al repliegue a principios de mes de la región de Jarkov.
«Ayer hubo parada en Izium (localidad de Jarkov), hoy la bandera (ucraniana) en Limán. ¿Y mañana qué?», escribió.
Cargó contra el general Alexandr Lapin, comandante del distrito militar central, que estaba a cargo de la defensa de esa zona del Donbass.
Lo consideró un general «sin talento», le acusó de recibir la orden de Héroe de Rusia sin merecerlo, recomendó enviarlo al frente con un fusil en la mano y también censuró al Estado Mayor, y a su jefe, el general Valeri Guerasimov,por encubrirlo.
«El nepotismo militar no nos llevará a nada bueno», advirtió.
«Hasta Crimea»
Por contra, el presidente ucraniano ha augurado que Ucrania volverá a recuperar todo su territorio estatal, incluyendo la península de Crimea.
«Ucrania recuperará lo que le pertenece, en el este y en el sur. Lo que trata de ser anexionado ahora y también Crimea que fue anexionada en 2014. Nuestra bandera también estará allí», ha afirmado.