Putin promulga los tratados de adhesión a Rusia mientras prosiguen los avances ucranianos
Tras el aval por unanimidad de la Duma y el Senado ruso, el presidente Putin ha promulgado la anexión de las repúblicas federadas de Donetsk y Lugansk y de las regiones de Jerson y Zaporiyia, incluida su central nuclear. Mientras, el Ejército ruso sigue perdiendo pie en todos esos territorios.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha promulgado este miércoles los tratados de adhesión de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, así como de las regiones de Jerson y Zaporiyia, todas ellas ocupadas parcialmente por las fuerzas rusas, a pesar de las denuncias internacionales sobre la ilegalidad de estos actos.
El inquilino del Kremlin ha firmado a primera hora del día los cuatro decretos con la ratificación de los tratados de admisión de estos oblast, situados en el este y sur de Ucrania, un día después de que el Consejo de la Federación de Rusia, la Cámara Alta del Parlamento, diera su visto bueno.
Los tratados ratificados fijan las fronteras de estos enclaves y contemplan que pasen a conformarse como repúblicas federadas en el caso de Donetsk y Lugansk y como regiones en Jerson y Zaporiyia, todas ellas con jefes de gobierno –los actuales–, que recibirán el estatus de gobernador.
La anexión obligará a reformar el artículo 65 de la Constitución rusa, que incluye 85 entes federales. Ahora, pasan a ser 89.
Los tratados establecen que la lengua oficial en las nuevas regiones de este país será el ruso, aunque se permitirá el empleo del ucraniano, y la moneda nacional, el rublo.
El periodo de transición para la plena incorporación de los territorios en Rusia se extenderá hasta el 1 de enero de 2026.
Tanto Ucrania como Occidente y la ONU han rechazado el anuncio de Putin y han insistido en que tanto la anexión como los referendos celebrados días antes en estas zonas ocupadas carecen de legitimidad bajo el Derecho Internacional.
Central de Zaporiyia «rusa»
El Gobierno ruso ha defendido que la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, pase a ser gestionada por departamentos rusos, una vez que Putin ha promulgado los decretos sobre la adhesión.
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, quien viajará en los próximos días a Kiev y a Moscú, confirmó el lunes la puesta en libertad del director de la central nuclear de Zaporiyia, Ihor Murashov, apresado por Rusia el pasado viernes cuando se desplazaba en su vehículo por las inmediaciones de la central nuclear. El director de la planta fue detenido a la fuerza y, con los ojos vendados, fue trasladado hacia un lugar desconocido.
Siguen los reveses rusos
El gobernador ucraniano de Lugansk, Sergiy Haidai, ha anunciado la «liberación» de varias localidades de Lugansk, incluidas Bilogorivka y Kreminna, donde tratan de localizar y retirar las minas antipersona colocadas por las tropas rusas.
Las autoridades prorrusas de Lugansk reconocen una situación «alarmante» en la localidad de Svatove, que podría quedarse cercada por dos lados ante el avance de las tropas ucranianas.
La inteligencia militar británica asegura que el objetivo del Ejército ucraniano es la carretera entre Svatove y Kreminna para cortar los suministros rusos.
El estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) asegura además que las fuerzas ucranianas han tomado el control de varios asentamientos en la orilla oriental del río Inhulets, lo que ha obligado a las fuerzas rusas a retirarse hacia la ciudad de Jerson, más al sur.
Las autoridades prorrusas de Donetsk prometen que recuperarán el control de la ciudad de Liman y aseguran que los ucranianos se retiran de las inmediaciones de Bajmut, ambas en la región de Donetsk.
En la misma línea, y mientras sigue sin concretar la demarcación territorial de los territorios anexionados, el Kremlin ha prometido que recuperará todos los territorios que le ha vuelto a arrebatar Ucrania en su contraofensiva.
Mientras tanto, las fuerzas rusas atacaron en la noche del martes con «drones kamikaze» de fabricación iraní la ciudad de Bila Tserkva (200.000 habitantes), unos 80 kilómetros al sur de la capital ucraniana.
La aparición de estos «drones kamikazes» (Shahed-136), de los que Rusia supuestamente ha adquirido varios centenares a Irán, ha supuesto un nuevo desafío para las fuerzas militares de Ucrania.