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DOCa Rioja, ¿un gigante con pies de barro?


La aprobación por parte del Ejecutivo de Lakua de la Denominación de Origen Protegida Arabako Mahastiak y la concesión de la protección nacional transitoria, publicada hace un par de semanas, ha hecho saltar todas las alarmas en la orilla sur del Ebro.

La presidenta de La Rioja, Concha Andreu, ha manifestado que «la unicidad de la Denominación de Origen Calificada Rioja está fuera de dudas»; y el Consejo Regulador de la DOCa, con sede en Logroño, ha anunciado que interpondrá un recurso de reposición, alertando del «gran perjuicio» causado por la nueva marca, impulsada por la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA).

Incluso en Araba partidos como el PSE y el PP se han posicionado en contra de Arabako Mahastiak, que, en palabras de Carmelo Barrio, podría acarrear «graves problemas».

Estos pronunciamientos llaman la atención, porque quienes más arriesgan son precisamente las pequeñas bodegas alavesas, que han decidido abandonar la DOCa para lograr una mayor diferenciación de sus vinos. Y puede que el camino abierto por ABRA marque los pasos de otras asociaciones empresariales.  Basta con señalar que el día 23 de octubre Bodegas Familiares de Rioja publicó en Twitter un mensaje claro y directo: «Ahora hay demasiado ruido pero en breve anunciaremos nuestra salida del Consejo».

La salida algunas bodegas alavesas y la declaración de intenciones de pequeños viticultores riojanos ponen de manifiesto el descontento existente en el seno de un Consejo Regulador que durante años se ha mostrado reacio ha realizar cambios para diferenciar el origen de los caldos. Y no ha dudado en cambiar sus estatutos para tratar de amedrentar a quienes ponen en duda el modelo de la DOCa Rioja.

Parece que las declaraciones de Andreu y de Fernando Ezquerro, presidente del Consejo Regulador, esconden un nerviosismo propio de un gigante con pies de barro, que tiene miedo de darse de bruces contra el suelo.