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Lanzamiento de En-Nessiry que supuso el segundo gol en el duelo frente a Canadá.
Lanzamiento de En-Nessiry que supuso el segundo gol en el duelo frente a Canadá.
Natalia KOLESNIKOVA

Marruecos mira al futuro mimando su factoría y seduciendo a la diáspora


Tras conseguir la clasificación para octavos de final, los Leones del Atlas han igualado su mejor participación mundialista, que databa de 1986. Lo han hecho, además, sumando siete puntos en la primera fase, suma que únicamente han alcanzado Inglaterra, Países Bajos y el conjunto magrebí. Un resultado que, independientemente de la trayectoria que acumule posteriormente el equipo dirigido por Regragui en Qatar, refleja el buen momento del fútbol marroquí.

La periodista Usher Komughisa, experta en todo lo relacionado a los combinados africanos y con experiencia en Al Jazeera, BBC, CNN o ESPN, describía en Twitter dicho estado de gracia resumiendo los hitos alcanzados en 2022. En cuanto al fútbol de selecciones se refiere, Marruecos ha logrado pasar la fase de grupos en la copa del mundo masculina –repitiendo participación en el torneo, cosa que no lograba desde 1998–, clasificarse por primera vez en la historia al mundial femenino que se disputará el próximo año en Oceanía, las Leonas del Atlas se han estrenado en la copa del mundo sub 17 y el equipo masculino de Fútbol Sala se ha proclamado campeón árabe. En lo que a los clubes respecta, mientras tanto, el Wydad de Casablanca se proclamó ganador de la Champions de África y el AS FAR de Rabat –el conjunto de las fuerzas armadas– igualó dicho logro en cuanto a las mujeres se refiere. Hazañas a las que hay que sumar el entorchado obtenido por el RSB de Berkane en la CAF Confederation continental.

Marruecos es un país de gran tradición futbolística, con hinchadas sumamente pasionales y un indisimulado anhelo histórico de organizar una copa del mundo. Lo ha intentado en cinco ocasiones –1994, 1998, 2006, 2010 y 2026–, pero ha recibido otras tantas negativas. Sin embargo, no han cejado en su empeño y aparecen como uno de los posibles candidatos para albergar la cita de 2030. Una empresa que no parece nada sencilla, debido a la competencia suscitada por las solicitudes conjuntas de España, Portugal y Ucrania, por un lado,  la multisede de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, por otro, e incluso se especula con una propuesta que podría aunar los intereses de Arabia Saudí, Egipto y Grecia. No se descarta que el reino alauita pueda unirse a esta tercera opción. Mucho más complicado parece, a pesar de algunas informaciones, que Marruecos pudiera juntarse con Argelia o Túnez, sus principales competidores regionales, con los que mantiene unas tensas relaciones debido a cuestiones como los derechos del pueblo saharaui o su rivalidad en materia energética.

El «mejor complejo futbolístico de África» está en Rabat

Más allá de una posible designación mundialista, Marruecos se prepara para el futuro a través de dos vías enfocadas el mismo objetivo: obtener buenos resultados deportivos y fidelizar a su amplia y globalmente disgregada comunidad. Así las cosas, con la intención de sentar las bases del proyecto futbolístico del país, en 2009 se puso en marcha el complejo deportivo Mohammed VI. Una academia situada en Rabat, a orillas del río Salé, y que está centrada en la captación y desarrollo del talento marroquí. Para ello, han puesto el foco en los barrios más desfavorecidos de la capital, han creado un currículum que combina los perfiles deportivo y escolar, ofrecen unas condiciones materiales de primer nivel y pretenden facilitar el salto de los jóvenes futbolistas con los que trabajan al profesionalismo en clubes europeos.

Instalaciones de la academia Mohammed VI. (MOHAMMED VI ACADEMY)

Inspirados por el modelo de Aspire en Qatar, en el caso marroquí buscan monetizar su apuesta mediante la organización de torneos, las concentraciones que diversos equipos completan en las instalaciones, la disputa de competiciones en Europa o reservándose un porcentaje económico de futuros traspasos de jugadores que salen de la academia. Entre los futbolistas que ha pasado por el complejo, el caso más conocido es Youssef En-Nessiry, delantero que actualmente milita en el Sevilla, y que fue captado por el Málaga en 2015 a cambio de 125.000 euros. El nueve titular de los Leones del Atlas no es el único jugador convocado por Regragui que ha pasado por el centro, ya que el defensa del West Ham Nayef Aguerd y el centrocampista del Angers Azzedine Ounahi también lo hicieron. La presencia de Nasser Larguet en el Olympique de Marsella, tras haber dirigido la academia, fue determinante para que el joven Oussama Targhalline fichase por el cuadro del Velodrome.

Después de abrir otros centros similares en ciudades como Agadir, Saidia o Tanger, en 2019 se acometió una gran reforma de la academia de Rabat. Con una inversión cercana a los 65 millones de euros, convirtiéndose definitivamente en el centro de operaciones del fútbol marroquí. Con más de 29 hectáreas de terreno, el complejo cuenta con ocho campos de fútbol –4 de hierba natural, 3 de artificial y otro cubierto–, una pista de fútbol sala, un terreno para fútbol-playa, una piscina olímpica al aire libre, balneario, gimnasios, área de nutrición, un auditorio con capacidad con 250 asientos, una residencia homologada con cuatro estrellas que puede reunir a 260 personas y un centro médico de última generación. Algo que permite que en el apartado sanitario, se apliquen tratamientos de crioterapia, electroterapia, fisioterapia, odontología, oftalmología, osteodensitometría, podología, sicología y traumatología. Asimismo, disponen de una unidad médica móvil dentro de un espacio que está considerado como «el mejor de África» y que las selecciones del país magrebí utilizan habitualmente.

El equipo con más jugadores nacidos fuera del país

Cuando Marruecos disputó el Mundial de 1998, apenas dos futbolistas habían llegado al mundo en otros países –Amzine en el Estado francés y Elkhattabi en Países Bajos– y únicamente Azzouzi había tomado junto a su familia el camino hacia Europa siendo un niño, instalándose en Alemania. Dos décadas después, en la cita de Rusia, la cantidad de hijos de inmigrantes que completaba el elenco de los Leones del Atlas subía hasta los 17, suponiendo el 74% de la plantilla. En el conjunto comandado por el preparador bosnio Vahid Valilhodzic había ocho jugadores nacidos en el Estado francés, cinco en los Países Bajos, dos en Bélgica, otros tantos en el Estado español y uno en Canadá. Entre todos ellos, el madrileño Achraf Hakimi y el neerlandés Hakim Ziyech eran y son los más conocidos.

Achraf y Ziyech celebran el pase a los octavos de final como líderes del grupo. (Fadel SENNA/AFP)

En Qatar, el cuadro magrebí continúa siendo el equipo con más jugadores originarios de otros países, un total de 14, pero han logrado equilibrar su impacto ampliando presencia de futbolistas que sí que han nacido en Marruecos, que ahora suponen el 46% del grupo. El desarrollo del talento local, el buen nivel continental de los equipos del país y los nombramientos de Whalid Regragui como técnico y del belga Chris Van Puyvelde –antiguo hombre clave en la estructura de los diablos rojos de Bob Martínez y con experiencia en clubes como Brujas u Olympiacos– en calidad de director técnico han tenido una gran importancia a la hora de profundizar en proyectos a largos plazo. Una de las primeras medidas de Van Puyvelde, comunicada en septiembre a los responsables federativos regionales, es la creación, de cara a la próxima temporada, de torneos sub 18 y sub 16 en todo el país. El objetivo no es otro que detectar a nuevos jugadores para las categorías inferiores de la selección. En paralelo, reforzarán la formación y capacitación de los entrenadores.

Otro elemento que ha aumentado el nivel competitivo del elenco marroquí ha sido el poder convencer a jóvenes promesas nacidas o formadas en otros países para que defiendan la elástica de los Leones del Atlas. Una relación de futbolistas entre los que se incluyen el osasunista Ez Abde, el lateral izquierdo del Bayern Mazrazoui, el extremo del Burnley Zaraoury –de origen belga–, el mediapunta del Standard de Lieja Amallah, el prometedor talento del Genk Bilal El Khannous o el delantero del Bari Walid Cheddira. Igual que anteriormente lo hicieron con los citados Achraf y Ziyech o con otros talentos como el meta Bono, el centrocampista Chair o el atacante parisino Sofiane Boufal. En definitiva, una apuesta estratégica que ha sabido combinar elementos deportivos, logísticos y sociales, permitiendo a Marruecos reforzar su estructura y poder dar un paso adelante para solidificar los cimientos de un proyecto futbolístico próspero en los próximos años.

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