Campeones, eternos aspirantes y una sorpresa se dan cita en los cuartos mundialistas
Con el colofón de un Inglaterra-Francia que sabe a final, los cuartos mundialistas se presentan apasionantes al incluir a un buen número de selecciones que ya saben lo que es levantar el título, otras que llevan intentándolo desde hace décadas y algún que otro invitado inesperado.

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La subcampeona de la última edición y el combinado que más cetros acumula en sus vitrinas abren el fuego de unos cruces excitantes. A priori, Croacia parte como víctima propiciatoria de una Brasil que ha apabullado a sus rivales, quitando el borrón de Camerún.
Balcánicos y sudamericanos medirán sus fuerzas en el Estadio de la Ciudad de la Educación –viernes, 16.00–, con la vitola de favoritos para los segundos, una condición que en ocasiones puede suponer una pesada losa.
No parece, en todo caso, que esto le pueda ocurrir a una canarinha que avasalla con su enorme potencial ofensivo, pero que tendrá que poner toda la carne en el asador para doblegar a una Croacia que tiene tantas vidas como un gato y sabe salir a flote cuando más complicada se le pone la situación.
Desde la Eurocopa de 2008, siempre que los ajedrezados han superado una eliminatoria en los grandes torneos, lo han hecho por penaltis. Y siete de sus últimos ocho encuentros –la excepción es la final de Rusia 2018– de eliminación directa tuvieron prórroga.
Enfrente tendrán a su reciente bestia negra, un Neymar ya recuperado de su lesión en el tobillo, como demostró ante Corea del Sur. El atacante del PSG ha marcado tres de las cinco últimas dianas de Brasil a Croacia y está a solo una de igualar el récord anotador de Pelé con el combinado brasileño.
La gran duda de los onces de ambos equipos se sitúa en el lateral izquierdo, si bien el técnico croata, Zlatko Dalic, también las mantiene en ataque, donde ha realizado múltiples combinaciones en lo que se lleva de torneo.
Dos bloques de menos a más
Le tomará el relevo el duelo que jugarán Países Bajos y Argentina en el Estadio de Lusail –viernes, 20.00–, dos bloques que han ido de menos a más, pero cuyo rendimiento futbolístico no parece estar al nivel de los favoritos.
Oranje y albicelestes afrontan el choque con incentivos más que interesantes. En el caso de los primeros, tomarse cumplida venganza por la eliminación que sufrieron a manos de los argentinos en Brasil 2014 en la tanda de penaltis.
Para los segundos, estar en la muy probable semifinal sudamericana entre los dos conjuntos más potentes del continente, un enfrentamiento que se vive con tintes que van más allá de lo estrictamente deportivo.
Apenas separados por una calle sus respectivos lugares de concentración, ambos ubicados en la Universidad de Qatar, la actualidad tanto de Países Bajos como de Argentina se centra en sus respectivos entrenadores.
Louis van Gaal, por unas declaraciones de Ángel di María en las que le tildaba del peor técnico que ha tenido –coincidieron en el Manchester United–, a lo que el ex preparador azulgrana ha contestado con sorna diciendo que Memphis Depay también era de dicha opinión y ahora «nos besamos en la boca».
Y Lionel Scaloni, por su enfado mayúsculo, al filtrarse en la prensa argentina tras una sesión a puerta cerrada los problemas físicos de Rodrigo de Paul y el citado Di María, solventados en el entrenamiento de hoy, donde han participado ambos con total normalidad.
El choque retrotrae también para los más nostálgicos a aquella final mundialista de 1978, aunque la coyuntura futbolística de por aquel entonces dista mucho de parecerse a la actual.
Solidez frente a creatividad
La gran sorpresa de estos cuartos, Marruecos, intentará seguir dando la campanada en el Estadio Al Zumama –sábado, 16.00– ante una Portugal que no solo no se ha resentido por la suplencia de Cristiano Ronaldo, sino que ha encontrado un renovado killer en la figura de Gonçalo Ramos.
La goleada de los lusos contra Suiza les ha permitido a los de Fernando Santos subir muchos enteros en las quinielas, demostrando que el grupo es más importante que egocentrismos estériles.
Será un combate de bloques, no en vano si por algo destaca el conjunto norteafricano es por su solidez táctica, como dejó bien patente ante una España a la que maniató y solo dejó desenvolverse con una inútil horizontalidad en su juego.
Romper esa monolítica resistencia será tarea de los futbolistas lusos más creativos, léase Bruno Fernandes y Bernardo Silva, para no acabar en la telaraña de la tanda de los penaltis, donde Marruecos ha demostrado manejarse con soltura.
Solo puede quedar uno
Y, para acabar, el plato fuerte. La Inglaterra con los mejores números de Qatar y la Francia liderada por la apisonadora Mbappé se verán las caras en el Estadio Al Bayt –sábado, 20.00– en lo que puede calificarse una final anticipada.
Pros y bleus, junto con Brasil, han desplegado la mejor imagen de la cita mundialista, con lo que el envite no puede ser más atractivo. Será una lucha de titanes entre dos onces compuestos por jugadores que se desenvuelven en los mejores clubes del mundo.
La defensora del título querrá encadenar su segundo entorchado consecutivo, algo que solo han logrado Italia y Brasil, y los pupilos de Gareth Southgate llevarse al país inventor del fútbol un trofeo que lleva demasiado tiempo esperando.
No solo está en juego el pase a las semifinales. Quien pierda masticará la decepción, independientemente de que hasta ese momento haya realizado un torneo con tintes notables, pero que de podo servirá si tiene que hacer las maletas.