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Sobre el arte inclusivo


Nada me gustaría más que comentar una película que estuviera en boca de todos, pero es una serie de televisión la que más está dando que hablar en estos momentos. Y es que las polémicas, análisis y debates que ‘Fácil’ suscita no se agotan, así que su seguimiento va para largo. Como no dispongo de espacio material para entrar en su delicada temática, con asuntos tan espinosos como el de la esterilización de las personas tuteladas en función de su mayor o menor autonomía, ni tampoco para comentar los enconados cruces de declaraciones entre la realizadora y guionista Anna R. Costa y Cristina Morales, autora de la novela original ‘Lectura fácil’, voy a salirme por la tangente, al decantarme por un contencioso que tampoco es menor.

Es el de los repartos inclusivos, ya que en ‘Fácil’ se ha optado por una solución mixta, aunque la actriz con parálisis cerebral se encuentra en minoría frente a sus otras tres compañeras de reparto que no la padecen. El resultado es claro, como no podía ser de otra forma; es Anna Marchessi la más creíble en función de que responde a la realidad de las llamadas otras capacidades. Su presencia acumula tanta verdad que Alberto San Juan la ha escogido también para la versión teatral.

Pero seamos honestos, y no hagamos demagogia con la política inclusiva, porque el papel de Natalia De Molina los familiares de estas personas no lo admitirían.