Nos gobierna un Coro Angélico
Si creían que nos gobernaban un lehendakari y once consejeros y consejeras, sustentados por dos partidos, el principal de los cuales tiene su sede central en Sabin Etxea, deben corregir esa errónea suposición. En realidad no hay un Consejo de Gobierno sino un Coro Angélico con sus serafines, querubines y tronos, con las dominaciones y potestades aposentadas en Ibáñez de Bilbao y los escaños de PNV y PSE ocupados por virtudes, todas las que se les ocurran.
De ahí que mientras los nefandos grupos de la oposición actúan por diabólicos intereses electorales –si se fijan bien se les intuyen los cuernos y el rabo– el Coro Angélico, libre de las pulsiones humanas (recuerden que los ángeles no tienen sexo ni ningún otro órgano que le arrastre al pecado de palabra, obra u omisión), solo está ahí para hacer el bien.
Prejuzgo a la comunidad que lee estas líneas instalada en cierto agnosticismo y reticente a creer lo escrito, pero les voy a citar literal la verdad revelada por la jeltzale Itxaso Berriojalbiz desde el púlpito parlamentario: «Sin haber visto voluntad, sin que se hayan movido en sus posiciones, les vamos a aprobar enmiendas por un valor cercano a los 30 millones de euros. Sin quererlo ni buscarlo por su parte, van a ver su impronta. Este Gobierno y este partido sabemos aceptar lo que es bueno sin mirar quién lo firma. Porque nos mueve el bien común, es nuestra forma de hacer política. No pensamos en el titular ni miramos a los lados, miramos por el bienestar».
¿Cabe mayor bondad, desinterés y falta de egoísmo?
Pero todavía hay quien desde las mismas entrañas del infierno, como la roja Nerea Kortajarena, osa, impertinente, responder que «si hay elecciones, hay elecciones para todos». ¿También para el Coro Angélico? ¡Por Dios, Kortajarena! ¡Por Dios!