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Entrevista
Pablo Ortiz de Latierro
Alcalde de Argantzon y candidato de EH Bildu

«Debemos ser capaces de tejer el consenso para que el enclave de Trebiñu decida»

Pablo Ortiz de Latierro fue proclamado alcalde de Argantzon en junio de 2019. Repetirá como cabeza de lista de EH Bildu. Desde el movimiento popular y desde el Ayuntamiento ha trabajado y anuncia que trabajará por la integración de Trebiñu en Araba, pero no puede ocultar las dificultades existentes.

Pablo Ortiz de Latierro, alcalde de Argantzon. (Raúl BOGAJO | FOKU)

En 2019 EH Bildu logró por primera vez la alcaldía de Argantzon, lo que fue un campanazo, y ahora repite candidato. Pablo Ortiz de Latierro (Gasteiz, 1974) señala que «llevamos años luchando por la integración de Trebiñu en Araba y entendíamos que el hecho de que EH Bildu tomara las riendas del municipio debía servir para avanzar en ese sentido. En parte así ha sido, pero nos hemos encontrado con muchas piedras en el camino y queda trabajo». 

¿Qué piedras?

Ha sido una legislatura muy complicada. Primero por la pandemia, después la desescalada, la crisis socioeconómica, la llegada del PP y Vox al Gobierno de la Junta de Castilla y León… Pese a todo, desde los ayuntamientos de Trebiñu y Argantzon pusimos en marcha una iniciativa para avanzar en la integración del enclave en Araba. Tenía tres puntos básicos: la creación de una mesa de trabajo entre ambos ayuntamientos, la puesta en marcha de una campaña comunicativa e instar a la ciudadanía a que participara en el proceso de integración, a que se implicara en las diferentes iniciativas. La iniciativa fue rápidamente recurrida pero poco después acabaron archivando el recurso.

¿En qué punto se encuentra ahora ese proceso?

En estos momentos el movimiento popular sigue trabajando, pero a nivel institucional está todo paralizado. El cambio en el Ayuntamiento del Condado de Trebiñu, donde el PNV perdió la alcaldía tras la dimisión de su alcalde, ha modificado las mayorías. A estas alturas ya teníamos que haber constituido la mesa de trabajo entre ambos ayuntamientos, pero el actual Gobierno del municipio del Condado de Trebiñu ha cerrado las puertas a esa posibilidad.

¿Y qué se puede hacer?

Seguir trabajando para articular las mayorías suficientes que permitan poner en marcha esa mesa. La situación del enclave es surrealista, no responde a ningún razonamiento geográfico, político ni económico. Antes o después habrá que dar la palabra a la ciudadanía del enclave porque esta situación es un sinsentido.

En estos momentos el movimiento popular sigue trabajando, pero a nivel institucional está todo paralizado. El cambio en Trebiñu, donde el PNV perdió la alcaldía, ha modificado las mayorías

 

La pandemia, en su tragedia, sirvió para hacer aflorar las contradicciones del enclave. A escasos 20 kilómetros de Gasteiz, Argantzon quedó en terreno de nadie cuando se empezaron a establecer limitaciones en el movimiento de la ciudadanía. Ha tenido que ser una pandemia mundial la que haya permitido que, en algunos aspectos, Trebiñu y Argantzon respondieran a las decisiones que se tomaban en Araba y en la Comunidad Autónoma Vasca. Aun así hemos tenido que gestionar muchísimas contradicciones durante la pandemia y la desescalada.

Mientras tanto, las diputaciones de Araba y Burgos, los gobiernos de Castilla y León y el de Lakua siguen suscribiendo convenios para dar servicios a quienes residen en enclave de Trebiñu. Desde su grupo lo critican y al mismo tiempo no dejan de exigirlo. ¿Cómo se entiende esta actitud?

Entendemos los convenios como una parada en el camino, no como la estación final. Es evidente que para atender los servicios básicos es necesaria la implicación del Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Araba en materias como la sanitaria, la educativa, emergencias, servicios sociales… ni Burgos ni Castilla y León nos pueden garantizar esos servicios y por eso recurren a las administraciones más cercanas. Pero esos convenios son todavía manifiestamente mejorables y, lo más importante, no pueden ser un fin en sí mismo. Además, entre el Gobierno Vasco y la Junta de Castilla y León lo único firmado es un acuerdo marco en 2012 que está sin desarrollar, el actual Ejecutivo de Urkullu anunció un nuevo acuerdo marco antes de las últimas elecciones castellanas, pero no se ha firmado nada.

¿Qué balance hace del mandato que acabará en mayo?

Ha sido complicado y condicionado por factores externos, pero hacemos un balance positivo. Hemos avanzado en transición energética colocando farolas solares, un proyecto de autoconsumo colectivo mediante la colocación de placas solares en el frontón, y en la puesta en marcha del molino hidráulico para una central hidroeléctrica. Impulsamos la memoria histórica y la igualdad de la mano de un diagnóstico y plan. Se han ejecutado obras y mejoras importantes para el municipio (colector, iglesia de Villanueva de la Oca, campo de fútbol) y hay otras que se ejecutarán próximamente (puente sobre el Zadorra y pasos entre los andenes de la estación de tren). Aprobamos un primer Plan de Euskara que fue recurrido por la Junta y tendremos que aprobar un nuevo plan contando con todas las garantías.

Pero me gustaría que el próximo mandato marcara un punto de inflexión en el derecho a decidir. Que vayamos a las urnas para decidir qué somos y dónde queremos vivir y trabajar. Debemos ser capaces de tejer el consenso necesario para dar la voz y la capacidad de decisión a la ciudadanía del enclave de Trebiñu.