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La impopular reforma de las pensiones, patata caliente para Macron en 2023

La reforma de pensiones que plantea retrasar la edad de jubilación a 65 en el Estado francés se concretará en 2023, según lo prometido por Emmanuel Macron. Mientras tanto, varios partidos políticos y sindicatos se oponen.

Macron, durante su discurso en Nochevieja. (Julien DE ROSA | AFP)

La impopular reforma de las pensiones que el presidente Emmanuel Macron ha prometido concretar este 2023 se presenta ya como uno de los temas calientes del nuevo año político en el Estado francés, con los sindicatos en contra y el partido del Gobierno sin mayoría absoluta parlamentaria.

«Este año será, en efecto, el de la reforma de las pensiones que busca asegurar el equilibrio de nuestro sistema en los años y las décadas por venir. Hace falta trabajar por adelantado», sostuvo anoche el jefe de Estado francés, durante el tradicional discurso presidencial de deseos para el año nuevo del 31 de diciembre.

Macron se esforzó por presentar esta medida como un mal necesario, en medio de llamadas a la «unidad» de todos los franceses y a la «solidaridad». El sistema se verá «amenazado», argumentó, si se sigue financiando como ahora, «a crédito».

La iniciativa prevé retrasar la edad de jubilación de los actuales 62 años hasta los 65, con excepciones para las personas que comenzaron a trabajar antes de los 18 años, y con un aumento de la cuantía de las pensiones mínimas.

Los detalles de la propuesta del Gobierno se desvelarán el próximo 10 de enero, tras las fiestas navideñas, después de que decidiesen retrasar su presentación -prevista inicialmente para diciembre- para poder debatir más con sindicatos y partidos

Oposición a la reforma

Los argumentos del Gobierno, sin embargo, no convencen a la mayoría de los partidos políticos, en un contexto parlamentario en el que el oficialismo necesitará apoyos externos por no contar con la mayoría absoluta parlamentaria.

La principal baza de los macronistas es convencer al sector conservador clásico representado por Los Republicanos (LR), que a comienzos de diciembre cambió de liderazgo y eligió al diputado Eric Ciotti, representante de su ala más derechista, como nuevo presidente.

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, y Ciotti se reunieron el pasado 21 de diciembre para acercar posturas y, aunque a priori no se encontraban muy alejadas, el líder de LR advirtió que el Gobierno no tendrá su apoyo «a cualquier precio» y que sus diputados impondrán condiciones.

El ritmo de aplicación de la reforma -que LR quiere de una manera más lenta que el periodo de ocho años que planteaba inicialmente el Ejecutivo- es, según la prensa local, el principal eje de discusión entre las dos fuerzas.

Por su parte, la Francia Insumisa (LFI), integrante de Nupes, tiene ya una marcha convocada para el próximo 21 de enero en «defensa de las pensiones».

También los sindicatos se oponen a esta reforma, que el Gobierno justifica en la necesidad de evitar un déficit cada vez más grande del sistema de pensiones, que totalizaría 100.000 millones de euros en diez años, según los datos del Ejecutivo.