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‘Titanic’ arribó a Euskal Herria hace 25 años

Hace 25 años desembarcó en la cartelera de Euskal Herria un título que no solo arrasó en la taquilla y los Óscar, sino que se convirtió en todo un fenómeno. ‘Titanic’ fue fruto de la obsesiva perfección de un James Cameron que logró llevar a buen puerto su muy personal y arriesgada singladura.


Cuando ‘Titanic’ llegó a las carteleras de Euskal Herria en enero de 1998, vino acompañado por el éxito que estaba cosechando en diferentes puntos del planeta desde su estreno en diciembre.

La película contaba una historia de amor romántico y dramático entre una joven de clase alta, Rose DeWitt, obligada a casarse, y Jack Dawson, un joven pasajero de tercera clase que viajaba a bordo del barco. No obstante, lo que más interés suscitaba era su escenografía, el RMS Titanic, el flamante trasatlántico de la naviera Red Star Line que protagonizó uno de los naufragios más tristemente célebres de la historia.

Los elegidos para interpretar a sus protagonistas fueron Kate Winslet y Leonardo DiCaprio y a partir de dar vida a sus respectivos personajes, sus respectivas carreras artísticas cambiaron por completo.

En el caso de Winslet, esta quiso participar en el proyecto desde la primera vez que leyó el libreto. Según reveló al actriz británica «cerré el guion, lloré como una magdalena y dije: 'Vale, absolutamente, tengo que ser parte de esto».

La actriz, que por aquel entonces tenía 19 años, contactó con Cameron directamente y le contó cuánto quería interpretarla. Incluso llegó a enviarle una rosa. «Jim se arriesgó al elegirme. Muchas de mis contemporáneas eran candidatas mucho más probables. Tuve suerte», detalló.

Con anterioridad, Winslet había participado en los rodajes de de ‘Criaturas celestiales’ (1994), ‘Sentido y sensibilidad’ (1995) y ‘Jude’ (1996), entre otros trabajos. Pero el éxito mundial de ‘Titanic’ la puso inmediatamente bajo los focos. «Me sentí intimidada –dijo–. Fui objeto de escrutinio físico y personal y fui muy criticada. La prensa británica en realidad fue bastante desagradable conmigo».

En el caso de Leonardo DiCaprio, no parecía muy interesado en el proyecto y fue la propia Winslet la que le convenció para que se embarcara en la odisea fílmica.

Ambos habían coincidido en el Festival de Cannes y según recordó DiCaprio, «Kate y yo habíamos participado en diferentes películas independientes. La amaba como actriz y ella dijo: ‘Hagamos esto juntos’. Podemos hacerlo. Lo hicimos y se convirtió en algo que nunca podríamos haber previsto».

En 1998, ‘Titanic’ llegó a los Óscar con 14 nominaciones, igualando a ‘Eva al desnudo’ (1950). Finalmente, la producción se llevó 11 estatuillas, entre ellas la de mejor dirección y mejor película.

Winslet fue nominada a un premio de la Academia por segunda vez en su carrera, reconocimiento que finalmente consiguió tras varias nominaciones y por su papel en ‘El lector’ (12008). Por su parte, DiCaprio no fue nominado en aquella ocasión y tuvo que esperar a 2016 para hacerse con el galardón por ‘El renacido’ (2015).

El presupuesto total de la película fue de 200 millones de dólares, uno de los más altos por aquella época. El rodaje requirió de un gran número de extras, atrezo, tanques de agua, efectos especiales... Los beneficios, sin embargo, superaron con creces el desembolso

‘Titanic’ se convirtió en la cinta más taquillera de la historia con más de dos mil millones de dólares recaudados y permaneció como tal hasta 2009, cuando fue superada por otra cinta del propio Cameron, ‘Avatar’.

James Cameron, la obsesión de un visionario

Cuando James Cameron arrasó en los Óscar con ‘Titanic’ y proclamó «¡Soy el rey del mundo!» lo dijo muy en serio. Fueron muchos los que vaticinaron un naufragio de consecuencias inimaginables cuando este cineasta de apariencia e intenciones visionarias decidió reflotar el mítico trasatlántico. Pero, el éxito descomunal que alcanzó este mastodóntico proyecto le sirvió para colocarse en una posición privilegiada dentro de la Industria, lo que le ha permitido llevar a cabo su proyecto más ambicioso, la saga ‘Avatar’.

Cuando un cineasta alcanza la cota de éxito y prestigió que Cameron consiguió con ‘Titanic’, se encuentra en una tesitura muy difícil. Por un lado, le surgen las inevitables dudas que nacen a la hora de rodar su siguiente proyecto.

Algunos optan por rodar un filme menor, otros acometen el más difícil todavía y los últimos prefieren tomarse un respiro para meditar. El autor de ‘Terminator' se decantó por las dos últimas opciones, se distanció del medio para tomar carrerilla y preparar minuciosamente la que fue llamada en su día ‘la película que revolucionará el cine moderno’, ‘Avatar’ (2009).

Los inicios de Cameron se encuentran en la facultad de física de Fullerton Junior College. Movido por su casi enfermizo afán por conocer la naturaleza de las cosas y de indagar en el detalle de todo lo que funciona hasta entender sus complicados mecanismos, el futuro director de cine encontró en la física aquellas respuestas que buscó desde su infancia y que nadie le supo responder.

Sin embargo, al cabo de un año, dejó la carrera. Cameron era una persona mucho más dada a la creatividad que a las fórmulas y los setenta fueron una época de cambios en la industria del cine norteamericano, una época de transición entre el viejo y el nuevo Hollywood.

Algunos antiguos compañeros de facultad habían formado un club de cinéfilos de la ciencia ficción. Cameron nunca faltó cada sábado al pase de las ocho y media en el cine de la Avenida Commonwealth. Al terminar cada sesión discutían sobre los fallos que creían haber visto: discontinuidades, falsas perspectivas, maquetas de baja calidad y cables visibles.

Por fin, la gran respuesta que siempre buscó se presentó el día 25 de agosto de 1977. El propio cineasta lo recordó de esta manera, «ese día pasé de ser un insensato medio fumador de hierba, de beber cerveza con mis amigos a la orilla del río y hacer carreras de camiones por las calles de la ciudad a ser ese maniaco obsesivo en el que me he convertido».

Aquella respuesta definitiva se presentó plasmada en una gran pantalla y llevaba por título ‘La guerra de las galaxias’. Desde entonces, Cameron siempre soñó con emular a aquel visionario George Lucas y rodar su propia Space Opera.

Constante regreso al Titanic

Pero antes de imaginar su viaje al planeta Pandora, el cineasta quiso rodar la trágica travesía del RMS Titanic. Cameron confesó que nunca imaginó la dimensión que tomaría aquel proyecto sobre el trasatlántico que se hundió en 1912 tras colisionar contra un iceberg durante su travesía entre Southampton y Nueva York. «Pensé –explicó– que iba a ser como cualquier otra película que había hecho. Al igual que ‘Aliens’, ‘Terminator’ o ‘Mentiras arriesgadas’, pensé que tendría su temporada en mi vida y luego se desvanecería y terminaría en una estantería».

En su exposición, el director añadió que «‘Titanic’ no solo es infinitamente fascinante, sino que tiende a absorberme de nuevo porque hay muchas preguntas sin respuesta. Te sientes como: ‘Si pudiéramos haber hecho un poco más en esa expedición, si pudiéramos haber tenido una inmersión más, si nuestro vehículo no hubiera fallado en un momento crítico y hubiéramos entrado en la última curva o en la sala de calderas... Siempre hay más que aprender en el sitio del naufragio, incluso ahora, incluso después de que hayamos analizado cerca del 60% del interior de la nave con nuestra robótica».

Finalmente, el director siempre quiso resaltar a una figura que por encima del resto, el ingeniero Thomas Andrews. Sobre ello dijo, «querría preguntar detalles a muchas personas diferentes, pero creo que con quien que estaría más interesado en hablar sería con Thomas Andrews. Era el diseñador y siempre me ha fascinado, lo que debió haber sido para él estar sobre el trabajo más grande de su vida, a una edad relativamente joven. No fue nada de lo que hizo mal lo que explica el fracaso de la nave. Se encontraron con un iceberg. Su nave estaba lo suficientemente bien diseñada como para mantener viva a la gente el tiempo suficiente para llevarlos a los botes salvavidas y sacarlos».

25 años después se cerrará un debate

Como es sabido por todo el mundo, Cameron es un director muy obsesivo y poco dado a las bromas. Es tal su amor por ‘Titanic’ que, 25 años después de su estreno, ha querido zanjar de una vez por todas el eterno debate que inspiró la célebre escena en la que los personajes de Winslet y DiCaprio comparten una tabla y él decide sacrificarse por ella.

Para probar que no solo era necesaria la muerte del personaje de DiCaprio, sino que inevitable, ordenó la puesta en marcha de un detallado estudio científico para corroborrar el sentido de la escena. Todo ello cobrará forma en un documental que se estrenará el próximo mes de febrero.

En palabras del director, «hemos hecho un estudio científico para que todo este asunto se acabe por fin y atravesemos su corazón con una estaca de una vez por todas. Realizamos un análisis forense exhaustivo con un experto en hipotermia que reprodujo la tabla de la película, y vamos a hacer con ello un pequeño especial que saldrá en febrero. Cogimos a dos especialistas con el mismo peso que Kate y Leo, les pusimos sensores alrededor y dentro de ellos y los metimos en agua helada para hacer pruebas y ver si podrían haber sobrevivido utilizando diversos métodos. La respuesta fue que no había manera de que hubieran sobrevivido los dos. Solo podía quedar uno. Quizá después de 25 años no tenga que lidiar con esto nunca más. Jack necesitaba morir. Es como ‘Romeo y Julieta’. Una película sobre el amor, el sacrificio y la mortalidad. El amor se mide por el sacrificio».