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Macron y Scholz escenifican el fin de las divergencias franco-alemanas

Reunidos con motivo del aniversario del Tratado del Elíseo de 1963, los líderes francés y alemán escenificaron el final de las divergencias bilaterales y una «recobrada unidad» en torno al liderazgo común de la UE y respecto al apoyo «inquebrantable y todo el tiempo que haga falta» a Ucrania.

Saludo efusivo de los líderes alemán y francés. (Christophe ENA | AFP)

Tras meses de disputas, la escenificación de una reconciliación: Emmanuel Macron y Olaf Scholz exhibieron en París la «reencontrada» unidad.

«Alemania y Francia, una vez despejado el camino de la reconciliación, deben convertirse en pioneros de la reconstrucción de nuestra Europa, señaló el presidente galo.

«El futuro, como el pasado, se basa en la cooperación de nuestros dos países, como locomotora de una Europa unida», capaz de superar sus diferencias», abundó por su parte el canciller alemán.

Ambos se reunieron en el 60 aniversario del tratado de reconciliación entre los dos países, en una cumbre aplazada desde octubre por desacuerdos en «cuestiones clave» sobre defensa y energía.

Las consecuencias de la guerra en Ucrania abrieron las costuras en la relación entre París y Berlín, que entraron en desacuerdo en temas como la necesidad de una política europea de defensa; la relación con EEUU; la manera de combatir la inflación en la UE; o el control de los precios de la energía. París aún recuerda con amargura que el Gobierno de Scholz realizó poco después de la invasión rusa en Ucrania una multimillonaria compra de cazas estadounidenses F-35, algo que las autoridades francesas interpretaron como un gesto de desdén al proyecto europeo de aviones de combate SCAF.

Tras una ceremonia en la Universidad de la Sorbona, a la que siguió el 23º Consejo de Ministros francoalemán, que reunió a los responsables de las principales carteras de ambos países, la cumbre culminó con una declaración conjunta.

Ambos líderes escenificaron a su vez el apoyo «inquebrantable y todo el tiempo que haga falta» a Ucrania.

Todo ello pese a que Berlín se niega a ceder sus tanques Leopard y París sopesa presionarle enviando carros de combate Leclerc a la guerra.