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Revolución en el Potemkin del lujo

EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA
Suecia-Grecia. 2022. 147’ Tit. orig.: ‘Triangle of Sadness’. Dtor. y guion: Ruben Östlund. Prod.: Philippe Bober y Erik Hemmendorff. Int.: Charlbi Dean, Harris Dickinson, Dolly DeLeon, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Zlatko Buric, Oliver Ford Davies.

Ruben Östlund celebrando su segunda Palma de Oro en Cannes. (NAIZ)

​El sueco Ruben Östlund se ha convertido en el rey de Cannes, a raíz de obtener el Premio del Jurado de la sección Un Certain Regard con ‘Fuerza mayor’ (2014), para consagrarse definitivamente con sendas Palmas de Oro a la Mejor Película por ‘The Square’ (2017) y ‘El tirángulo de la tristeza’ (2022).

Un éxito que no toda la crítica comparte o respalda, puesto que tiene sus detractores. La división de opiniones no es de extrañar, en cuanto que su cine se sale de los discursos oficiales de derechas y de izquierdas, mediante una capacidad de crítica que no respeta a nada ni a nadie.

Se entiende siendo su primer maestro el surrealista sueco Roy Andersson, para cada vez decantarse más hacia la sátira coral de Robert Altman, lo que se nota mucho en su nueva creación, especialmente en la parte inicial tocante al mundo de la moda, inspirada por ‘Prêt-à-porter’ (1994).

Por esas casualidades que nos brinda la cartelera, el estreno de la nueva realización de Östlund ha ido a coincidir con el reestreno de ‘Titanic’ (1997), clásico millonario al que el cineasta nórdico cruza con la obra cumbre soviética de Eisenstein ‘El acorazado Potemkin’ (1925).

De semejante choque entre gigantes opuestos del mar sale una maliciosa crónica del hundimiento y naufragio del capitalismo, representado por un yate de lujo muy exclusivo. La revolución llega a la embarcación a resultas de un naufragio que huele a sabotaje en medio de una tormenta, cual metáfora de la crisis económica, que termina con el pasaje y la tripulación superviventes en una robinsoniana isla desierta.

En el inesperado destino los roles de clase se verán alterados, debido a que la ociosa y opulenta burguesía no está preparada para la supervivincia, mientras que el personal acostumbrado a trabajar retoma el mando gracias a la vuelta al orden natural y no artificioso de las cosas.