Cárcel de Carabanchel: memorialistas persisten en su reclamo pese al silencio de Marlaska
Una nueva manifestación ha tenido lugar en Madrid, organizada por la plataforma vecinal que pide un centro de memoria en el centro donde estuvieron miles de presos políticos en la dictadura. El tema pasa a manos del ministro Bolaños tras dos años sin respuestas por parte de Interior.
El movimiento antifascista y por la memoria democrática de Madrid cuenta con menos apoyo social y de los medios de comunicación con respecto a los de otras zonas del Estado. Pero pese a todo, un grupo de vecinos se resiste a claudicar frente al oprobio de la indiferencia y la falta de memoria ante los crímenes de lesa humanidad del franquismo, cuyo símbolo tal vez más emblemático es la vieja y ya inexistente cárcel de Carabanchel.
Los integrantes de la Plataforma por un Centro de Memoria para Carabanchel han marchado este miércoles a la noche desde el Intercambiador de Aluche, uno de los barrios obreros más clásicos del sur madrileño, hasta la entrada del antiguo hospital del complejo penitenciario. Cabe recordar que ese edificio es el único que sigue en pie, ya que el resto fue tirado abajo en 2008, en una decisión impulsada por el exministro Alfredo Pérez Rubalcaba.
Contra el «memoricidio»
«No es necesario a estas alturas insistir en por qué es necesario crear un centro de memoria en esta antigua cárcel, un símbolo de la represión franquista, construida por presos republicanos y por donde pasaron la gran mayoría de los presos políticos, y en general, víctimas de la resistencia», dice el comunicado de la plataforma que fue leído al concluir la manifestación.
En ese mensaje, recalcan los organizadores que el actual Gobierno del Estado «ha dado pasos» en pos de la memoria democrática, como con la aprobación de la ley al respecto el año pasado, pero «suspende a la hora de concretar sus declaraciones e intenciones, no solamente en este caso». En ese sentido, han tachado de «indignante» que el PSOE, «el mismo partido que ordenó el derribo vergonzoso de la cárcel, no se haya planteado seriamente una reparación de aquel acto de memoricidio».
Los activistas han destacado que la construcción de un centro de memoria «no sólo es un deber para con las víctimas» de la dictadura, sino que «debe ser un recurso para la creación de cultura democrática y de los derechos humanos».
El comunicado acaba con la exigencia «ya de un compromiso» al respecto y con el anuncio de que continuarán con las protestas y manifestaciones, incluyendo movilizaciones frente a la sede del PSOE y de Instituciones Penitenciarias.
Reunión este viernes al fin
En conversación con NAIZ, el portavoz de la plataforma, Pedro Casas, ha explicado que «hace dos años» mantuvieron un contacto con representantes del Ministerio de Interior y «desde entonces no se ha vuelto a tener» diálogo, y ha avanzado que este viernes serán recibidos por el secretario de Estado para la Memoria Democrática, Fernando Martínez, quien está en el cargo desde 2020, en los tiempos en que los asuntos de memoria histórica quedaban bajo la órbita de la vicepresidenta Carmen Calvo (desde hace año y medio lo están bajo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños).
«La reunión la hemos solicitado nosotros, viendo que con Interior no pasaba nada. Nos reciben ahora, no sé si porque estuvimos en la sede (de Interior) manifestándonos, en Paseo de la Castellana, o si es fruto de que estamos haciendo movilizaciones, o por las elecciones», reconoce Casas. Lo cierto es que los terrenos de la que fue prisión franquista, tanto el predio como el antiguo hospital que funciona como CIE, dependen de Instituciones Penitenciarias.
Las opciones para el centro de memoria son dos, según relata: que se haga en el único edificio que dejaron en pie, el que era hospital, o en otro separado. «En Interior nos dicen que no es posible y nosotros consideramos que sí lo es porque el CIE que funcionaba donde era el hospital está cerrado por obras, está vacío, entonces podría construirse ahora. Para ellos es irrenunciable lo del CIE porque dicen que es el único que hay en Madrid y que tiene que haber uno», señala.
El Plan B del equipo de Grande-Marlaska es que haya un pequeño espacio en las nuevas oficinas centrales de Instituciones Penitenciarias que se harán en los viejos terrenos, compartiendo el edificio. «No nos parece adecuado que un centro de memoria esté dentro de una institución de cárceles, coartaría además completamente el criticar o denunciar el papel de los funcionarios de prisiones durante el franquismo», reflexiona.
«A Sánchez le encanta salir a visitar memoriales cuando viaja por el mundo, pero aquí nada», critica Casas
Lo cierto es que Pérez Rubalcaba, ministro de José Luis Rodríguez Zapatero en su momento (quien impulsó la primera ley de memoria histórica del posfranquismo en el Estado) acordó en 2008 con la alcaldía de Madrid un plan de urbanismo para esos terrenos, que incluía el traslado de parte del terreno a la órbita municipal. Sin embargo, quedó todo luego paralizado.
«Esperemos que tengan un destello de lucidez y nos hagan caso. A [Pedro] Sánchez le encanta salir a visitar memoriales cuando viaja por el mundo, se hacen foto en sitios de memoria democrática en donde hubo dictaduras, pero aquí nada», critica Casas.
La vieja cárcel de Carabanchel, casi ya en su totalidad derrumbada, fue construida en 1940 por el trabajo esclavo de un millar de presos políticos y llevó cuatro años hasta que la inauguró el régimen franquista en aquel barrio obrero al sur del madrileño río Manzanares.
Cabían allí más de dos mil reclusos y constaba de 170.000 metros cuadrados con seis naves y una cúpula central.