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Entrevista
Félix Linares
Crítico de cine y periodista

«En ‘La Noche De...’ siempre he querido transmitir mi pasión por el cine»

Nacido en Bilbo el 5 de octubre de 1947, Félix Linares inició su recorrido en Radio popular. Más tarde recaló en Telenorte y finalmente se instaló en la que siempre ha considerado como su segunda casa, Radio Euskadi. Ante las cámaras de ETB2 adquirió gran relevancia gracias a ‘La Noche De...’.

Félix Linares se despidió de ‘LND’ tras completar 1.500 programas. (ARITZ LOIOLA | FOKU)

Félix Linares culminó su andadura en el espacio cinematográfico ‘La Noche De...’ de ETB2 el pasado 11 de abril. Su despedida se produjo coincidiendo con la entrega número 1.500 del programa, que nació el 19 de setiembre de 1995 con el objetivo de presentar brevemente la película que venía a continuación.

Dani Álvarez toma el relevo al frente de un espacio que para Linares «ha sido muy especial. En realidad, creo que llegado a este punto en el que resultaba inevitable la despedida, es cuando he tenido una dimensión un poco más clara de lo que supone este programa para la audiencia. Tengo que reconocer que durante estos últimos días me he sentido un poco harto de mí mismo. Supongo que es inevitable tras la despedida, intentar transmitir lo que ha supuesto una experiencia como ‘La Noche De...’. También tengo que reconocer que me he sentido un tanto abrumado por el afecto y cariño que me han transmitido profesionales del medio cinematográfico como por parte de la audiencia que, en realidad, es lo que más me importa, haber hecho pasar a la gente un buen rato y haciendo algo que me encanta, transmitir mi pasión por el cine».

Su despedida coincide también con otra despedida, la de Quentin Tarantino.

Eso parece –ríe–. Es verdad que ha anunciado que finalmente deja el cine con su nuevo proyecto pero no me imagino a un tío como Tarantino dejando de hacer cosas relacionadas con una cámara. Es un autor sorprendente, una auténtica máquina de triturar fotogramas, en el mejor sentido de la palabra. Su desmedida afición cinéfaga le ha llevado a consumir a los grandes clásicos y ese cine de artes marciales de segunda fila muy habitual en los cines de barrio y que para mucha gente eran desconocidos o, directamente, prescindibles. Con todo ese batiburrillo, ha logrado crear un discurso propio que muchas veces puede gustar más o menos, pero que siempre contiene ese grado de interés que no se logra fácilmente. Yo sigo considerando que su mejor película sigue siendo ‘Reservoir Dogs’ y que ‘Los odiosos ocho’ no me gustó nada, pero a mi me gustó ‘Érase una vez en Hollywood’ y a otra gente no. En el imaginario tarantiniano es inevitable que ocurran estas cosas. De todas formas, es todo un honor compartir despedida con un director de semejante categoría.

El martes 19 de setiembre de 1995, a las 22.00, Félix Linares prologó el primer ‘La Noche De...’. ¿Qué recuerdos guarda de aquella secuencia?

Fue una jornada de muchos nervios y emoción. Terminó de ser grabado mientras se emitía la película ‘Drácula de Francis Ford Coppola’. Por aquellos días, el espacio se dividía en dos partes, una muy breve que prologaba la emisión de la película, y otra, con mayor metraje, que se emitía tras la película. Fue todo muy a contrarreloj, solo habíamos grabado aquellos primeros minutos y tras el telón, mientras la gente disfrutada con ‘Drácula’, estuvimos grabando lo que venía a continuación.

¿Usted y el equipo del programa pensaron alguna vez que ‘LND’ tendría semejante respuesta por parte de la audiencia?

Sinceramente, no. El productor y director Iñaki Pangua, que falleció años después en aquel trágico accidente de helicóptero mientras filmaban ‘La mirada mágica’, propuso a ETB que antes de emitir una película, esta tuviera a alguien que les explicara de qué iba. Pangua fue el inventor de este formato y tras su fallecimiento yo no quise ponerme al frente porque la radio que ocupaba mucho tiempo. Fue entonces cuando Eduardo Llorente, que había sido el guionista hasta entonces, amplió más la perspectiva de Pangua en torno a que el espacio fuera más asequible al público. Creo que esta es una de las bases sobre las que se asienta el éxito del programa. Si te digo la verdad y a sabiendas que soy un cinéfilo empedernido, ten por seguro que mi modelo de programa hubiera sido mucho más puntilloso y exigente en sus contenidos, tal vez demasiado cinéfilo, y estoy seguro que de haber sido así, la respuesta por parte de la audiencia hubiera sido mucho menor. Por ese motivo, creo que fue un acierto la perspectiva adoptada porque no hay que olvidar que la televisión es un medio de masas y queríamos acceder al mayor número posible de espectadores. 

¿Y de dónde proviene esa vena cinéfila?

Viene de pequeño. Yo nací en la calle Zugastinobia, en La Casilla. Cruzar la calle y ya estaba a las puertas de un cine. En realidad, tenías ocasión de perderte en diferentes salas. A ello se sumaban las sesiones de la catequesis que había por aquel entonces. Recuerdo que los domingos iba a la matinal del Olimpia y a las tardes me iba a la sesión doble del Abando, que estaba justo enfrente de La Casilla. Es una escenografía que ha cambiado por completo. Salas como el Colón, el Vizcaya... ya forman parte del recuerdo. Ojo, pero todavía quedan salas en las que es posible disfrutar de una buena película.

Y el flechazo surgió.

De eso tiene la culpa mi amama, que fue la que me introdujo en este mundo que todavía hoy me sigue fascinando. Cuando eres un crío absorbes todo lo que asoma de esa ventana. Me dejaba llevar por las historias, los personajes y era algo alucinante. No tenía tiempo para buscar gazapos –sonríe–. Creo que todo cambió para mi cuando topé con la figura en blanco y negro de un tipo llamado Christopher Emanuel Balestrero, alias ‘Manny’. Recuerdo esa angustia constante que sentí cuando, inevitablemente, te metías en la piel de este personaje cuyo nombre no se me olvidará jamás y que fue encarnado por Henry Fonda en ‘Falso culpable’. Fijate que no es la mejor película de Hitchcock y ya por entonces me decía, ‘este director promete’. En mis sucesivos encuentros con Hitchcock mi asombro creció, me resultaba increíble la capacidad de este hombre para generar suspense. Era un mago, eso sin duda. Más tarde me crucé con otros maestros como John Ford y Howard Hawks y aquello ya certificó mi gran vicio cinéfilo.

En alguna ocasión le he escuchado decir que el modelo cinematográfico que hemos conocido hasta ahora llega a su fin.

Bueno, tampoco es para ponerme melodramático (sonríe). Creo que el cine tal y como lo conocemos hoy en día no se perpetuará. Eso no quiere decir que no se siga produciendo cine, pero es inevitable que ha llegado un punto en el que las formas en la que se consumen cambiarán todavía más. Hoy en día el consumo de películas es muy grande, nuevas generaciones se han acostumbrado a ver películas en el ordenador, en el móvil o incluso en sus relojes. El cine dio un gran salto cuando ya no eran necesarias las copian en celuloide. Eso lo abarató considerablemente, pero si nos atenemos a las cifras que se manejan, descubrimos que el caudal de espectadores sigue disminuyendo, salvo en contadas excepciones. 

En clave de western y tres formatos diferentes de despedida. Aquella silueta de John Wayne en el umbral de una puerta de ‘Centauros del desierto’; aquel último paseo de William Holden, Ernst Borgnine, Warren Oates y Ben Johnson en ‘Grupo salvaje’ y el chaval Brandon DeWilde gritando desde la distancia aquel ‘¡Shane!’ a Alan Ladd en ‘Raíces profundas’. ¿Cual se amolda mejor a Félix Linares?

Los tres formatos de despedida que me propones me encantan. Creo que optaría por la silueta del cowboy que se aleja poco a poco hasta perderse en un horizonte luminoso con dirección a México a tomarse unos margaritas. Pero continuando el juego, me quedaría con la de ‘Raíces profundas’, que me parece maravillosa, sobre todo esa secuencia porque ya sabes que, en realidad, el personaje de Ladd está muerto cuando el chaval grita su nombre. Eso es algo que entendió muy bien Clint Eastwood y que aplicó a su fantasmagórico personaje de ‘El jinete pálido’.