Calor sin precedentes y sequía: un informe expone los estragos del cambio climático en Europa
Un calor extremo sin precedentes y la sequía generalizada marcaron el clima europeo en 2022, según el informe anual del Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus, que advierte de que los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e intensos.
El cambio climático golpeó a Europa con fuerza el año pasado, provocando grandes incendios, temperaturas extremas y falta de lluvia, que impactaron en los caudales de los ríos y las capas freáticas, subraya un informe europeo publicado este jueves.
El documento anual, difundido por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), aporta nuevas precisiones sobre los desafíos a los que se enfrenta el continente, donde las temperaturas aumentan el doble que la media mundial.
Los gases de efecto invernadero que genera la actividad humana calentaron la superficie del planeta una media de 1,2 °C respecto a la era preindustrial. Pero en Europa, las temperaturas aumentaron 2,2 °C desde el mismo periodo y en 2022, el continente registró el verano más cálido de su historia desde 1950. «Avanzamos hacia un territorio desconocido», ha alertado Carlo Buontempo, el director del C3S, en una rueda de prensa.
«El informe subraya tendencias preocupantes, ya que 2022 volvió a ser un año récord en cuanto a concentraciones de gas de efecto invernadero, temperaturas extremas, incendios y precipitaciones, que tuvieron impactos notables en los ecosistemas y las comunidades a lo largo del continente», ha señalado.
En el ámbito global, los niveles de CO2 y de metano (CH4), dos gases de efecto invernadero, alcanzaron el año pasado sus niveles más altos jamás medidos por satélites, destaca el C3S. Los últimos ocho años fueron los más calurosos de los que se tiene registro, insiste el informe. Los datos confirman las cifras preliminares publicadas en enero.
Cosecha reducida
«En todo el mundo, algunos años serán más cálidos y otros más frescos. Pero las probabilidades de que se produzcan años más cálidos están aumentando», ha sostenido Samantha Burgess, directora adjunta del C3S.
En Europa, el año 2022 estuvo marcado por una sequía muy extendida, menos nieve que de costumbre durante el invierno y precipitaciones por debajo de la media durante la primavera en gran parte del continente. Los glaciares de los Alpes perdieron el equivalente a cinco kilómetros cúbicos de hielo.
Las canículas estivales contribuyeron a una «sequía extensa y prolongada», que afectó entre otros a sectores como la agricultura, el transporte fluvial o la energía. Algunos indicadores publicados este jueves reflejan esta inédita situación. Los caudales de los ríos europeos fueron los segundos más bajos registrados hasta ahora y corresponden al «sexto año consecutivo con caudales por debajo de la media».
El programa Copernicus, que observa el planeta a través de satélites y otras herramientas, contabilizó un 63% de ríos europeos con caudales inferiores a la media, un récord.
Para este año, el C3S ya da por hecho que el sector agrícola se verá afectado en el sur de Europa, incluso si se producen precipitaciones tardías. El Estado francés ya está en alerta y ha impuesto restricciones al uso de agua. En el Estado español, los embalses están muy por debajo de sus capacidades.
«Este año habrá probablemente una cosecha reducida por el invierno y la primavera seca que hemos tenido», ha afirmado Samantha Burgess.
Reducir las emisiones
Las condiciones de sequía y de calor registradas el verano pasado fueron propicias para los incendios, que generaron las mayores emisiones de carbono en la Unión Europea desde 2017, señala Copernicus.
«Alemania, España, Francia y Eslovenia también registraron sus mayores emisiones desde hace al menos veinte años debido a los incendios de verano, y en el suroeste de Europa se produjeron algunos de los mayores incendios jamás registrados», señala el servicio europeo.
«Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es imprescindible para mitigar los peores efectos del cambio climático», ha declarado Samantha Burgess.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha instado recientemente a tomar medidas ambiciosas para contrarrestar el calentamiento global. Según su último informe publicado en marzo, el calentamiento ya alcanzará los 1,5 °C respecto a la era preindustrial a partir de los años 2030-2035.
«Comprender y responder a los cambios y a la variabilidad de los recursos energéticos renovables como el viento y el sol es clave para apoyar la transición energética hacia la neutralidad carbono», ha subrayado también Burgess.