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Testimonios de la pobreza habitacional en Bilbo: «No puedo pagar el alquiler y no sé dónde ir»

Personas que duermen en la calle, desahucios, alquileres injustos, malvivir en una infravivienda, racismo inmobiliario… este es el resumen de los testimonios que ha recogido la Coordinadora de Grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, que pide a las instituciones que intervengan.

El problema de la vivienda cada ves es más acuciante en el distrito Ibaiondo de Bilbo. (Marisol RAMIREZ | FOKU)

Coincidiendo con las elecciones municipales y forales de este domingo, la Coordinadora de Grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala ha presentado una publicación con más de 30 testimonios de vecinos y vecinas, mayoritariamente migrantes, que sufren problemas de vivienda, probreza y exlcusión social.

Según señalan, el acceso a una vivienda digna es «uno de esos graves problemas que, especialmente en los últimos tiempos, se ha convertido en una emergencia social». Tal y como muestran los testimonios, esta emergencia se refleja en el aumento de las personas que duermen en la calle, en las situaciones de infravivienda, en los desahucios y desalojos «violentos» cada vez más frecuentes, en el «racismo inmobiliario», en el «abandono de los parques de vivienda social del Gobierno Vasco y Viviendas Municipales», en el incremento de las viviendas turísticas y de «propietarios especuladores grandes o pequeños, en alquileres abusivos»…

Además, denuncian la «pasividad» del Ayuntamiento de Bilbo, la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno de Lakua, a los que acusan de «no poner los medios suficientes para revertirla».

La coordinadora de grupos quiere llamar la atención sobre «el falso espejismo de una supuesta ciudad de Bilbao vanguardista y comprometida con los valores y derechos humanos que, en realidad, expulsa a cada vez mayor número de personas y hace crecer las desigualdades».

Dormir en la calle

Prueba de ello son las personas que viven en la calle. Así lo relata Yassine, de 50 años: «Llevo 5 meses aquí y soy abogada, aunque ahora recojo chatarra. Estuve 10 días en un hostal y luego otra semana cuando la ola de frio. Luego me dicen que no hay plazas y hay lista de espera. Ahora estoy en la calle».

«A veces la policía me quita el saco y las mantas, y me quedo sin nada»

Varios son los que hacen referencia al peligro que se vive durmiendo en la calle. «Tener un sitio seguro donde dormir en lo mínimo para una persona, en la calle hay gente muy peligrosa que puede robarte», señala Samir, de 34 años. También Faysal, de 34 años: «Cuando estás en la calle no tienes puerta, estás en una tienda de campaña y te pueden robar tus cosas, la ropa, la documentación...».

También la Policía representa un obstáculo para las personas sin hogar. «A veces me quita el saco y las mantas, y me quedo sin nada», se queja Youssef, de 25 años. «Cada dos o tres días la Policía viene con una manera un poco violenta y dicen que no podemos quedarnos aquí», añade Adil, de 34 años.

El albergue no es la solución

Aunque desde fuera lo pueda parecer, el albergue no es siempre una optima solución, y son muchas las personas que prefieren dormir en la calle. Los horarios y normas «estrictas», la falta total de intimidad o la inseguridad que se vive al compartir un gran número de personas desconocidas la misma habitación son las cuestiones que más se repiten en los testimonios.

«Las normas y los horarios son muy estrictos, y a veces no puedo cumplirlos porque estoy trabajando»

Así lo explica Houcine, que lleva 20 de sus 56 años en el Estado español: «Casi siempre duermo en la calle. Algunas temporadas estoy en albergues, pero no me gustan porque hay peleas y mal ambiente. Siempre hay problemas. Las normas y los horarios son muy estrictos, y a veces no puedo cumplirlos porque estoy trabajando con la chatarra. Si llegas tarde un día no te dejan entrar y pierdes la plaza».

En este sentido, hay que recordar lo que comentó Pablo Ruiz, director técnico de Bizitegi, en un reportaje de GARA: «No hay construcción posible de una vida mejor que pueda no cimentarse sobre el sentido de dignidad de la propia personas. Nadie puede decidir cuáles son los elementos de dignidad de otra persona, la solución pasa por preguntar y entender que es lo que necesitan las personas para poder dar soluciones a cada una. Sobre la dignidad se construye todo lo demás».

Alquileres injustos

Muchas personas se ven obligadas a vivir en la calle porque no pueden acceder a una vivienda. Los altísimos precios de los alquileres no dejan alternativa. Alquilar una vivienda es imposible para mucha gente, y es habitual que muchos alquilen habitaciones, aunque los precios de estas también son inauditos, 250 euros, 350 y hasta 450. Además conseguir un contrato o el padrón también es difícil.

Calle San Francisco, en Bilbo. (Luis JAUREGIALTZO)

Tal y como denuncia la Coordinadora de Grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, la exigencia de padrón y contrato de alquiler para solicitar determinadas ayudas «favorece que se den abusos y un negocio oculto en torno al empadronamiento y el contrato de alquiler que solo beneficia a propietarios y especuladores. Especuladores, grandes o pequeños, individuales o en forma de fondos buitre, que cada vez son más en nuestras calles».

«Vivo con mi hijo de 2 años en una habitación de alquiler y pago 450 € al mes. Me cobran más por hacerme contrato y estar empadronados. Hace unas semanas me vinieron a decir que me subirán a 490 €, y me amenazaron diciendo que si no pagaba no me dejarían usar la cocina o me echarían. No puedo pagar esa cantidad y no sé dónde ir, no encuentro otra casa», relata Mariana de 24 años, que asegura no conocer al que tiene el piso alquilado y «el contrato de subarriendo para llevar a Lanbide me lo da otro hombre».

Ante esta situación, no son pocas las personas que han tenido que abandonar la ciudad: «Estoy en el paro y nos hemos tenido que ir de Zabala a vivir a Balmaseda porque ya no podíamos pagar el alquiler. Mi hermana se ha tenido que mudar a Sestao, porque ya no podía asumir la subida del alquiler».

Desahucios

Desde la coordinadora explican que esta especulación se produce simultáneamente a los crecientes procesos de turistificación y gentrificación que hacen que sea cada vez más difícil vivir en estos barrios y que, en muchas ocasiones, supone la expulsión de las vecinas y vecinos con mayores dificultades socioeconómicas.

En esto sentido, alertan de las consecuencias que puede generar la especulación en torno a las expectativas de regeneración urbana con la llegada del TAV a Bilbo y el soterramiento de las vía ferroviarias. «Las noticias hablan de la construcción de al menos el 57% de viviendas de venta libre, así como de la falta de equipamientos públicos y comunitarios o de zonas verdes y de ocio infantil. Poco más sabemos, pero no son buenas noticias para unos barrios, como los nuestros, que necesitan de vivienda pública y social», avisan.

Rueda de prensa del sindicato de vivienda AZET para denunciar el deshaucio de 5 vecinas en el barrio de San Francisco. (Aritz LOIOLA | FOKU)

De hecho, diferentes asociaciones, como el sindicato de vivienda AZET, llevan tiempo denunciando que los fondos buitres como Global Pantelaria o Blackstone se están haciendo con una gran cantidad de pisos con el fin de alquilarlos o venderlos más caros cuando la regeneración urbana de la zona sea un hecho. De mientras, ponen altos alquileres para que la gente pobre se vea obligada a abandonar el barrio. No son pocos los desahucios que se han dado en estos barrios bilbainos en los últimos años.

Por todo ello, la coordinadora de grupos reclama a las administraciones públicas que se trabaje para «facilitar el acceso y el mantenimiento de una vivienda digna en nuestros barrios para todas las personas, independientemente de su condición o procedencia». Asimismo, exige que intervengan para «garantizar un sistema justo de alquiler, un parque de vivienda pública suficiente y adaptada a necesidades, para luchar contra desahucios innecesarios, contra el acoso y la pobreza energética».

Aquí se puede ver el documento completo con todos los testimonios, las reflexiones y las propuestas.