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El gurú sociológico de Urkullu achaca la caída del PNV a la «abstención crítica» y la campaña

Manu Castilla, en un foro organizado por la UPNA, reconoce que los malos resultados del PNV les pillaron por sorpresa. Sus predicciones fallaron porque sus sondeos marcaban buena valoración de la situación socioeconómica y de los partidos de Gobierno. Entiende que se trató de «abstención crítica».

Ortuzar acude a hacer las primeras declaraciones de la noche electoral. (Raúl BOGAJO | FOKU)

Castilla es secretario general de Coordinación y Comunicación Social de Lehendakaritza desde enero de este año. Sociólogo de formación, antes pasó por el Ayuntamiento de Bilbo y por EiTB, donde dirigió el Gabinete de Comunicación y fue técnico e investigador de la audiencia de la cadena. Es sabido que los partidos políticos trazan sus estrategias electorales elaborando la radiografía más precisa posible de la sociedad a la que se dirigen y a la que piden el voto. Castilla es, por así decirlo, el jefe del equipo científico que realiza este trabajo para Iñigo Urkullu. 

El pasado lunes, Castilla tomó parte de un foro académico, invitado por la UPNA, donde se analizaron los resultados electorales del 28 de mayo. Fue una oportunidad para ver qué lectura interna hace la Lehendakaritza de lo sucedido en las forales y municipales desde una perspectiva técnica. 

El responsable arrancó un poco avergonzado. Sus predicciones en el Sociómetro habían fallado. No supieron ver la abstención. «Nuestra estimación estaba hecha para una participación en el entorno del 60-62%. Nosotros imaginábamos que esta estimación podía ser válida para el 56-58% y la participación real fue del 50,8%», reconoció.

Castilla indicó que la abstención en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia es un fenómeno particular, que no se dio en otras partes del Estado. La abstención subió 6 puntos con respecto a las elecciones de 2019 y quedó 4 puntos por debajo que en el conjunto del Estado. 

La abstención en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia ha sido un fenómeno inesperado para el experto, además de inusitado

 

El técnico reveló que se trató de un fenómeno inesperado, pues su gabinete estudia una serie de indicadores desde el año 1995 (valoración de la situación económica, de los partidos políticos, de sus líderes...). Esos parámetros no indicaban semejante caída de la participación. De hecho, según Castilla, los líderes y los partidos estaban «en máximos de valoración», lo que les hizo pensar «que nos encontrábamos en una situación de estabilidad que no fue tal».

Una vez visto el resultado, los técnicos de Lehendakaritza buscaron algún tipo de anomalía, algo que explicara lo sucedido. Encontraron dos. En el Sociómetro de octubre de 2022 y el de febrero de 2023, había «unos niveles de indecisión en el voto PNV y también en PSE más altos que lo habitual, y unos niveles de fidelidad de voto, en el caso de Bildu, más elevados de lo habitual». Esos marcadores fueron especialmente claros en Donostia y Gasteiz

El peso de la campaña

Castilla no cuenta únicamente con los sociómetros previos para tratar de comprender por qué le fue al PNV tan mal. Además de esto, su equipo ha hecho sondeos postelectorales en los que han preguntado a quién y por qué se votó. Estos trabajos se realizaron el lunes y el martes posterior al 28 de mayo.

De estos segundos sondeos, el dato más llamativo para Castilla lo constituye el peso de la campaña. Hace cuatro años, un 16% de los encuestados les respondió que había decidido su voto en los últimos 15 días. En esta ocasión ha subido notablemente. Uno de cada cinco definió el sentido final de su voto –o de su abstención– durante la campaña. Ya en la ronda de preguntas finales, Castilla apuntó que un 9% aseguró haber tomado la decisión el mismo día de la votación. 

Castilla apunta a que un 9% tomó la decisión el mismo día de la votación. Es una tendencia creciente

 

Esta importancia creciente de la campaña es una tendencia que se registra en la CAV desde los últimos 8-10 años, según este sociólogo.

«Desde nuestro punto de vista, el Partido Nacionalista Vasco no ha conseguido en su estrategia electoral responder, o sea, movilizar el voto de sus indecisos, que era su objetivo prioritario», señaló Castilla. Esa fue una de las grandes claves.

Estas encuestas tras las elecciones arrojan otro dato que apoya al técnico para sostener que la gente no fue a votar por una «abstención crítica» hacia los partidos de gobierno. Según sus datos, un 17% de las personas encuestadas dijeron sentirse arrepentidas por no haber ido a votar, siendo este dato del 11% en 2019. Asimismo, la satisfacción con el resultado final ha caído desde el 78% de hace cuatro años hasta el 60% actual. 

En opinión de Castilla, los 86.000 y 27.0000 votantes que han perdido, respectivamente, PNV y PSE han ido a la abstención en un 85-90%. El trasvase a EH Bildu sería mínimo. La subida en apoyos de la coalición abertzale (27.000) vendría, principalmente, de aquellos 41.000 que dejaron de votar a Elkarrekin-Podemos.

El secretario general de Coordinación y Comunicación Social de Lehendakaritza se volvió menos técnico a la hora de analizar esta subida de EH Bildu. Llegó a asegurar que la situación generada devuelve a esos territorios a lo sucedido en 2011, cuando la suma de Aralar y Bildu arrojó un resultado calcado en porcentaje de voto (28,8). En este sentido, Castilla defiende que EH Bildu ha iniciado la fase de recuperación de lo que había ido progresivamente perdiendo. 

Este cierre de tesis realizado por Castilla es discutible debido a que los resultados de Bildu en 2011 tienen que ver con la cercanía con sucesos históricos, el fin definitivo de la violencia y el fin de la etapa de ilegalización. Que EH Bildu haya regresado a esas cotas de apoyo, sin embargo, ya no se explica por eventos irrepetibles.