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Imaz, rozando el negacionismo, arremete contra las políticas climáticas

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, la empresa más contaminante del Estado español, arremetió ayer contra las políticas que tratan de limitar el calentamiento global y defendió la desvinculación de la política energética de la climática. Tiene un eslogan: «Menos ideología, más tecnología».

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en el acto de ayer en Bilbo. (H. BILBAO | Europa Press)

El último informe del IPCC estableció que, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados y limitar las consecuencias de la crisis climática, el uso de petróleo deberá decrecer en todo el mundo un 60% –respecto a 2019– para el año 2050. El descenso tendría que ser del 90% en el caso del carbón y del 45% del gas natural. Dado que la quema de combustibles fósiles es la principal causa de emisiones de CO2, reducir su uso es el eje de cualquier política climática mínimamente consecuente. «Es ahora o nunca, si queremos limitar el calentamiento global a 1,5ºC», advirtió el coordinador del trabajo del IPCC, Priyadarshi Skea.

Pero el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, no lo ve así. El IPCC, uno de los mayores esfuerzos científicos colectivos de la historia, si no el mayor, no convence a Imaz, que ayer defendió que las políticas industriales y energéticas no deben estar «supeditadas a políticas climáticas».

El consejero delegado de la petrolera obsequió a los asistentes a un acto organizado por Vocento con un decálogo de propuestas energéticas. Pasan, resumiendo, por mantener el empleo de combustibles fósiles y centrarse en que sean menos dañinos para el medio ambiente, y por mantener las subvenciones en nombre de la competitividad industrial. Imaz resumió su decálogo en el eslogan «Menos ideología y más tecnología». Por lo visto, el exdirigente del PNV y líder de la empresa más contaminante del Estado español –según el Observatorio de Sostenibilidad–, no tiene ideología.

Las verdades del consejero delegado de Repsol

Imaz, por supuesto, dijo grandes verdades. Por ejemplo, que la electrificación de la industria y el transporte a corto plazo va a ser imposible, en contra de lo defendido esta semana por la patronal europea de las eléctricas –en la que está Iberdrola, entre otras–. En tiempos de agitación energética, cada actor trata de colocar su mercancía.

También recordó la incompatibilidad de reducir drásticamente el consumo de fósiles y mantener el empleo industrial, algo a lo que a menudo se da la espalda. Otra cosa, claro, es que el remedio sea seguir quemando petróleo.