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Las habas contadas del 23J vasco: una radiografía de siete escaños en juego

La probable baja participación y la incógnita en torno a la movilización de las respectivas bases electorales convierten las predicciones ante el 23J en un deporte de alto riesgo. Con todo, en el caso de Hego Euskal Herria, el baile se limita a unos siete escaños en liza del total de 23 diputados.

Reparto de escaños en las elecciones españolas de 2019. (NAIZ)

No está fácil hacer augurios tajantes ante las elecciones del 23J. La participación y el diferente grado de movilización de cada base electoral son muy difíciles de medir ante una cita en pleno verano, y van a condicionar el resultado completamente. A ello se suma la incierta influencia de los resultados de mayo y de los posteriores pactos postelectorales. Las encuestas, que ya fallaron el 28M, lo vuelven a tener francamente complicado.

Con todo, las habas en el caso de las cuatro circunscripciones vascas están más o menos contadas. Los cuatro herrialdes del sur del país envían 23 diputados al Congreso, de los cuales 15 se pueden dar prácticamente por adjudicados, si atendemos a la evolución histórica, a lo ocurrido hace cuatro años y a lo registrado hace un mes, en las elecciones al Parlamento navarro y a las Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. A continuación, un repaso por herrialde.

Bizkaia, principal pista de baile

Bizkaia envía un tercio de los parlamentarios vascos a Madrid. Ocho diputados de los cuales el PNV obtuvo tres en las elecciones del 10 de noviembre de 2019. El PSOE logró dos, EH Bildu uno, y Podemos paso de dos en abril a uno en noviembre. El PP, tras un reñido recuento que en un principio otorgó cuatro representantes a los jeltzales, consiguió robarle el último escaño al PNV y lograr su único diputado vasco.

Pese a ser muchos escaños, el juego es muy limitado. Sería una sorpresa mayúscula que el PNV no obtuviera al menos tres escaños, y que PSOE, EH Bildu y Sumar no se repartiesen uno cada uno. También sería una sorpresa que el PP, aparentemente al alza, no retuviera su escaño. A partir de ahí, quedaría un escaño a repartir entre tres fuerzas.

Aunque no se puede descartar, si los de Feijóo logran su parlamentario vizcaino, cabe pensar que el PNV tendrá difícil sumar el cuarto escaño –porque necesitaría un espectacular resultado imposible sin voto prestado del PP–. PSOE y EH Bildu podrían jugarse entonces el último escaño. El equilibrio entre los de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz es una incógnita, pero si esta última candidatura no despega, podría llegar a perder la representación. Con todo, sería una sorpresa considerable. Si por el contrario, Sumar aguanta, será el PSOE el que deberá emplearse a fondo para mantener su segundo escaño.

Dependerá también del desempeño de EH Bildu, cuya candidatura en Bizkaia encabeza Oskar Matute, con una proyección que sobrepasa el alcance habitual de la izquierda soberanista. Una de las grandes incógnitas es saber cuánto de lo logrado el 28M –los resultados en el área metropolitana de Bilbo fueron espectaculares– retendrá el próximo 23J. La lógica estatal premia a los partidos españoles, por lo que es previsible que no repita resultados. Al mismo tiempo, una baja participación siempre beneficia a los partidos con su base más movilizada.

Con los resultados de mayo en la mano, EH Bildu hubiera logrado tres de los ocho escaños vizcainos en unas estatales. Esto no va a ocurrir en julio, pero si mantiene tensionado al grueso de su electorado, podría optar al segundo diputado, lo que significaría sumar uno más.

Araba, cuatro sillas para cinco pretendientes

Lo de Araba es el juego de la silla. El herrialde menos poblado de Hego Euskal Herria envía a Madrid cuatro representantes. Y un total de cinco candidaturas cuentan con opciones serias. No hay lugar para todas. Hace cuatro años, fue el PP quien se quedó sin representación. Perdió su opción por 1.948 votos, que son los que le sacó EH Bildu. Con los resultados del 28M, sin embargo, sería la izquierda estatal la que se quedaría sin escaño.

Si Sumar no alza el vuelo, es la principal candidata a quedarse de pie sin silla alavesa. Pero si despega, la pugna entre los de Yolanda Díaz, EH Bildu y PP por los dos últimos asientos será ajustada. Si mantiene el empuje de mayo, la izquierda soberanista no debiera tener grandes problemas para reeditar el escaño de Iñaki Ruiz de Pinedo, pero dado que el último escaño siempre ha bailado en las últimas legislaturas entre PP y EH Bildu, sería muy osado decir que lo tiene garantizado. El voto que Vox logre arrebatar al PP será también clave para volver a dejar sin representación a la derecha española, algo que, en cualquier caso, en esta ocasión se antoja complicado.

Gipuzkoa, un escaño pendiente de Sumar

En el caso de Gipuzkoa son seis los escaños en juego. Puede darse por hecho que PNV y EH Bildu retendrán los dos diputados que obtuvieron cada uno en 2019. También el PSOE tiene prácticamente blindado el suyo. Está por ver, sin embargo, qué ocurre con el que logró Podemos hace cuatro años. Sería un fracaso monumental que Sumar no lo amarrase, pero no cabe descartarlo. En tal caso, el PP lo seguiría teniendo difícil, sería más probable que EH Bildu, PNV o PSOE lograsen uno más.

Aunque el juego, en términos de reparto de escaños, sea en Gipuzkoa bastante limitado, será interesante ver qué ocurre en la pugna por la hegemonía entre ambos partidos abertzales. Puede ocurrir que la contundente victoria de EH Bildu en mayo reactive al votante jeltzale que se quedó en casa. También puede ocurrir que los posteriores pactos del PNV con el PP lo vuelvan a desanimar. Ese capítulo está todavía por escribirse.

Nafarroa, incógnitas a derecha e izquierda

La composición de la delegación navarra, compuesta por cinco diputados, es la más abierta. La lógica dice que, vistos el 28M, UPN debería hacerse con los dos que Navarra Suma obtuvo en 2019, y que EH Bildu no debiera tener demasiados problemas para reeditar el puesto de Bel Pozueta. Pero las incógnitas son demasiadas como para dar nada por seguro. Solo UPN y PSN tienen, en la práctica, asegurado a cada escaño. En la derecha, teniendo en cuenta el marco estatal, es de suponer que el PP mejorará el resultado de mayo, pero tendría que hacerlo mucho para birlarle uno de los diputados a UPN.

En la izquierda, el balance entre PSOE y Podemos marcará las opciones de unos de lograr el segundo diputado y de otros de mantener la representación. Lo que hagan los votantes de Geroa Bai que optaron por EH Bildu como voto útil condicionará las opciones de Pozueta. Si la izquierda soberanista se mantiene movilizada, las opciones son reales, pero darlo por hecho tiene sus riesgos. Aunque en noviembre de 2019 logró representación, en los comicios de abril de ese año EH Bildu se quedó fuera, en beneficio del PSOE, que logró dos escaños.

A modo de resumen, el PNV puede repetir sin dificultades sus seis escaños, pero tiene difícil sumar nuevos. El PSOE puede retener fácil cuatro de los cinco que tiene –aspira a un máximo de seis–, y EH Bildu puede contar ya con tres de sus cinco actuales –si le fuese muy bien podría lograr hasta siete–. Sumar no tiene nada garantizado más allá de Bizkaia, el PP aspira a obtener representación en tres herrialdes y UPN pugnará por atar su segundo diputado. 16 escaños tienen su nombre prácticamente escrito. Siete buscan dueño el 23J.