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A prisión con agravante de «maltrato habitual» por el crimen machista de Ermitagaña

El autor confeso de la mujer de una mujer de 47 años en un bar de Ermitagaña (Iruñea) ha sido enviado a prisión este lunes con un auto que revela además «maltrato habitual». Según el auto, el delito podría ser calificado de «asesinato con agravante de género».

Zheng Jiang fue acuchillada mortalmente en este bar de Ermitagaña. (Jagoba Manterola | Foku)

El titular del Juzgado de Instrucción 3 de Iruñea ha decretado este lunes prisión provisional con agravante de género para el autor del crimen de una mujer de 47 años, Zheng Jiang, madre de cuatro hijos, cometido este fin de semana en la capital navarra.

En la resolución se acusa el hombre de un presunto delito de asesinato o en su defecto homicidio, con la agravante de género y maltrato habitual.

El acusado es un hombre de 51 años de nacionalidad china, igual que la víctima, con la que mantenía relación y regentaba un bar en el barrio de Ermitagaña.

Tras el crimen, cometido con un arma blanca, el acusado se entregó a la Policía Municipal de Iruñea que se ha hecho cargo de la investigación junto con la Policía española.

Según resuelve el auto judicial, teniendo en cuenta el medio empleado, la posición de la víctima y las características del lugar donde ocurrieron los hechos, estos «podrían ser calificados como un delito de asesinato concurriendo la agravante de género» en la instrucción.

Este mismo documento también revela que la víctima y el acusado mantenían una relación sentimental y, según varios testigos, las discusiones entre ellos «eran frecuentes y con mucha tensión aunque no hay constancia de agresiones físicas».

De acuerdo con el auto, en una de esas discusiones el autor del crimen «acabó rompiendo el teléfono móvil» de la mujer y «se puso un cuchillo sobre su propio cuello en un gesto de amenaza».

Uno de los hijos de Zheng Jiang ha declarado cómo el hombre había enviado un mensaje en la aplicación Wechat diciendo que «no iba a permitir que una mujer de menor edad que él le fuera a mandar, que le trataba como si no supiese nada y no lo iba a permitir».

Por su parte, una amiga de la víctima ha asegurado en declaración que «sin duda» eran pareja sentimental y que le había contado que debido a las pérdidas económicas que tenía su negocio, el acusado «se ponía muy nervioso y gritaba mucho».