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La Cumbre de los Pueblos reivindica el «respeto mutuo» entre ambos lados del Atlántico

Organizaciones y movimientos sociales, políticos, sindicales, feministas, ecologistas y populares de la Unión Europea, América Latina y el Caribe han intercambiado puntos de vista durante dos intensas jornadas en Bruselas.

Una de las mesas redondas celebradas en la Cumbre de los Pueblos. (www.cumbredelospueblos2023.com)

Coincidiendo con la celebración de la cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Bruselas ha acogido durante ayer y hoy la Cumbre de los Pueblos, en la que se han dado cita organizaciones y movimientos sociales, políticos, sindicales, feministas, ecologistas y populares de estas regiones del mundo.

El programa ha estado conformado por diferentes charlas y mesas redondas, además de eventos culturales y una manifestación con salida en la Place du Luxembourg.  

Los colectivos participantes han suscrito una declaración final en la que entienden que, frente al imperialismo, el encuentro entre la Celac y la UE «es una oportunidad para avanzar en la creación de un mundo multipolar, con relaciones multilaterales que permita progresar en paz a la humanidad en armonía con la madre Tierra». 

Para ello se aboga por una relación «basada en el respeto mutuo y la reciprocidad, que ponga en el centro de las políticas públicas al ser humano, sin injerencias externas, rechazando categóricamente cualquier acción política o militar que pretenda interferir en el normal desenvolvimiento de las instituciones y normas constitucionales de cualquiera de los estados participantes en la Cumbre», por lo que «condenamos las campañas mediáticas encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus pueblos en América Latina y el Caribe».

Cuba, Venezuela, Nicaragua…

En consecuencia, la Cumbre de los Pueblos muestra su «condena» contra hechos como el bloqueo de Cuba, la «utilización de mecanismos judiciales y de falsas noticias para expulsar de sus cargos a líderes progresistas», la «política ilegal de sanciones y medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos» contra países como Venezuela o Nicaragua, avalada por la UE.  

Esta declaración hace patente también su rechazo al «avance de la extrema derecha en Europa, facilitada por la implementación de políticas autoritarias, reaccionarias y patriarcales que han eliminado derechos sociales y precarizado la vida de millones de personas en toda Europa».

La Cumbre de los Pueblos tampoco ha olvidado el drama migratorio, y defiende que «la libre circulación no solo es un derecho inherente al ser humano, sino que además tiene un impacto positivo en las sociedades de acogida. Por ello se hace necesario denunciar y visibilizar la violación de los derechos humanos que sufren las personas migrantes y sus familias».

En este manifiesto se expone la «preocupación» de sus firmantes ante el hecho de que «las juventudes de ambos continentes son afectadas por el desempleo», lo que trae consigo el «aumento de las brechas de desigualdad» y pone «límites a su desarrollo personal y profesional».

«Personas afrodescendientes»

También observan que a pesar de «los avances alcanzados, persiste el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia que impactan negativamente el goce de todos los derechos humanos de las personas afrodescendientes, en particular las mujeres y menores que son objeto de discriminación interseccional y multisectorial».

La Cumbre defiende asimismo «el derecho de cada pueblo para autodeterminar libremente su futuro, sin injerencias exteriores, con capacidad para poner las riquezas y recursos naturales al servicio de mejorar las condiciones de vida de la mayoría social».