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EH Bildu, con viento de cola pero con un ojo puesto en el escenario estatal

Con el precedente de mayo y las encuestas a su favor, quizá uno de los retos de EH Bildu sea gestionar el saldo entre los resultados y las expectativas, que son muy altas. Mejorar los resultados de 2019 y asentar el cambio de ciclo visualizado el 28M son los principales objetivos de la coalición.

Mertxe Aizpurua y Arnaldo Otegi, acompañados de otros integrantes de EH Bildu, en Gernika. (EH BILDU)

«¡El 23 de julio la vamos a petar!». Estas declaraciones del cabeza de lista al Congreso por Araba, Iñaki Ruiz de Pinedo, resumen bien el estado de ánimo con el que EH Bildu ha afrontado esta campaña, una sensación refrendada por los precedentes más inmediatos, en concreto las elecciones del 28M, y por los sondeos, que apuntan a un gran resultado de la coalición soberanista.

De hecho, gestionar el saldo entre los resultados y las expectativas puede ser uno de los retos del independentismo, pues si aquellos no alcanzan a estas, la digestión de los comicios podría hacerse pesada, aun cuando los números sean óptimos. Ya pasó algo así en las autonómicas de 2012.

Con todo, el viento sopla de cola para EH Bildu, y ese ambiente entusiasta se ha hecho notar no solo en los discursos, también en los actos de campaña, donde la asistencia ha sido muy importante, más para las fechas en las que estamos.

Dos diferentes escenarios

En noviembre de 2019 EH Bildu logró cinco escaños en el Congreso, uno por cada herrialde excepto en Gipuzkoa, donde obtuvo dos. Aumentar la representación puede pasar por sumar un diputado más por Bizkaia, un objetivo posible pero no seguro, y que es probable que se decida por pocos votos. Otra opción que no se debe descartar es que la coalición consiga un tercer diputado guipuzcoano, posibilidad que apuntan varias encuestas. 

En el Senado sí parece probable que EH Bildu sume algún representante más que el único obtenido en 2019. Puede llegar a tres ganando en Gipuzkoa, y no es para nada descartable que se haga con algún escaño en Bizkaia y en Araba. Para ello debería quedar por delante del PSOE y del PNV, respectivamente. Las opciones de conseguir un diputado más o un senador en Nafarroa se difuminan mucho, pero no son del todo desdeñables. En principio, si todas las variables le salen de cara, EH Bildu podría emular los números de Amaiur, que consiguió siete diputados y tres senadores.

Aunque el ejemplo de 2011 sirve también para hacer visible otro de los elementos a tener en cuenta este 23J. En aquella ocasión, los magníficos resultados de la coalición quedaron un tanto agriados por la mayoría absoluta del PP de Mariano Rajoy, y qué duda cabe de que también mañana el escenario –y las posibles celebraciones– no será el mismo si PP y Vox logran hacerse con el control del Congreso, y con el Gobierno, o si puede articularse una mayoría progresista.

Un mensaje claro

Pase lo que pase, el mensaje de EH Bildu es claro, insistiendo, igual que en 2019, en que si de sus votos depende el PP no llegará el Ejecutivo, diferenciándose de un PNV que no le ha cerrado la puerta a Feijóo.

En este sentido, cobró gran peso simbólico el acto que EH Bildu celebró el 18 de julio, aniversario del golpe fascista, en Gernika, donde censuró la equidistancia con «los herederos del franquismo».

Ese nítido mensaje antifascista, junto a la defensa del feminismo, la reivindicación nacional y la apelación a los jóvenes, han sido los ejes de la campaña para una coalición que aspira, además, a asentar el cambio de ciclo político que se visualizó el 28 de mayo.