El Ayuntamiento de Donostia constata el asentamiento del mosquito tigre en varias zonas
El mosquito trigre se ha asentado tanto en zonas ubana como rurales o industriales de Donostia, según ha informado el Ayuntamiento. Las picaduras de ejemplares de esta especie pueden transmitir enfermedades víricas graves y la razón principal por la que aumenta su presencia es el cambio climático.
El Ayuntamiento de Donostia, en el marco del plan de vigilancia en colaboración con Neiker y el Departamento de Salud del Gobierno de Lakua, ha constatado durante este año 2023 la dispersión y asentamiento del mosquito tigre en amplias zonas de la ciudad, tanto urbanas como industriales y rurales periféricas.
Según ha apuntado el Consistorio, esta misma tendencia se está dando en el resto de las ciudades y pueblos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. El pasado mes de julio, la directora de Salud Pública de Lakua mantuvo una reunión con responsables de todo el territorio para sensibilizar sobre la presencia de este mosquito, cuyas picaduras, que son mayores que las de un mosquito normal, pueden ser transmisoras de enfermedades víricas graves, como el dengue, zica y chikungunya.
De acuerdo con el Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las enfermedades transmitidas por vectores del Ministerio de Sanidad español, Donostia estaría en un nivel de riesgo 2a, con el mosquito tigre (Aedes albopictus) establecido, pero sin detectarse casos autóctonos. En este nivel no están previstas campañas de fumigación masivas.
Las mismas fuentes han apuntado que «el cambio climático, la globalización del transporte de mercancías y la alta movilidad de vehículos por vía terrestre» han hecho que este mosquito «aumente de forma exponencial su presencia entre nosotros». Fue en 2014 cuando se detectó su presencia por primera vez en territorio vasco, en concreto en Irun, y en Donostia en 2018, en el camping de autocaravanas de la zona de Berio.
Colaboración ciudadana
El mosquito tigre para reproducirse tiene preferencia por contenedores de agua naturales, como agujeros de los troncos de árbol, o artificiales, platos de macetas, neumáticos, recipientes, o latas. En estos espacios pone sus huevos e inicia su primer ciclo de vida acuático. «Es en este punto donde hay que actuar, y para el que es muy importante la colaboración ciudadana», han subrayado desde el Ayuntamiento.
«Se trata de un mosquito de hábitos diurnos que no duda en buscar, seguir y picar, incluso a través de ropa fina como calcetines, a las personas. La hembra del mosquito puede hacerlo del orden de 30 a 48 picaduras por hora. Se ven atraídos por prendas oscuras, que les sirven de camuflaje y tienen más temperatura. También se alimenta de sangre de animales domésticos y silvestres, reptiles, aves y anfibios», han explicado.
La duración del ciclo larvario está condicionada por la temperatura del agua, la disponibilidad de alimento y la densidad de población, pudiendo ser su desarrollo de tan solo seis días a 30°C, de nueves días a 25°C y 13 días a 20°C. Las hembras depositan entre 150 y 250 huevos por puesta.
En los casos en los que el Ayuntamiento donostiarra ha detectado la presencia de mosquito tigre cercana a viviendas, desde el Servicio de Salud Pública municipal se ha contactado con los vecinos para indicar las medidas que se deben tomar, con el objetivo de limitar su expansión.