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Donostia quiere limitar nuevos hospedajes turísticos sin tocar los que ya existen

El Consistorio donostiarra limitará la cesión de nuevas licencias para hoteles y viviendas turísticas con una modificación en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), aunque no actuará sobre los que ya tienen licencia a pesar de que los turistas ya son el 10% en la ciudad.

Presentación del proyecto ‘Modificación del PGOU para la regulación de los usos de hospedaje’ ante la ciudadanía. (Gorka RUBIO | FOKU)

Responsables del Ayuntamiento de Donostia han presentado este martes por la tarde ante la ciudadanía el primer esbozo de la modificación que plantean realizar en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) para regular los usos de hospedaje. Con ella, suspenderían las cesiones de nuevas licencias para hoteles, viviendas turísticas u otros usos de hospedaje en las parcelas y edificaciones de uso residencial, pero no contemplan revisar las licencias que ya están en vigor.

La concejala delegada de Urbanismo Sostenible, Nekane Arzallus y el miembro del grupo redactor del proyecto ‘Modificación del PGOU para la regulación de los usos de hospedaje’, Mikel Iriondo, han ofrecido los detalles de este planteamiento que Iriondo ha insistido en calificar de punto de partida: el proyecto deberá superar varias fases –someterse a la evaluación ambiental, elaborar el primer borrador, presentar y valorar las alegaciones, entre otras– antes de aprobarse definitivamente. En abril de 2024 caducará normativa transitoria con la que el Ayuntamiento suspendió las licencias de apertura para nuevos establecimientos hoteleros (hoteles, albergues, pensiones…) y pisos turísticos y, según han adelantado en la presentación pública, esta normativa se prorrogará entonces por un año. Por tanto, la fecha de la aprobación definitiva de la modificación del PGOU apunta a 2025.

La principal actuación del planteamiento presentado este martes es que se denegarán todas aquellas licencias de apertura de alojamientos turísticos (hoteles, albergues o apartamentos turísticos) y de viviendas y habitaciones turísticas en las parcelas y edificaciones residenciales «del conjunto del medio urbano de la ciudad». Se excluyen del campo de actuación del plan las parcelas de uso no residencial que el Consistorio considera que no están sujetas a presión turísticas.

El proyecto divide el medio urbano en dos partes. La primera, «la zona roja», la componen los barrios del Antiguo, el Centro, Gros, Ibaeta y parte de Egia (Paseo de Francia, Paseo del Urumea y Aldunaene). Esta zona se declarará «saturada» al constatar que es la que sufre mayor presión turística y se prohibirá la instalación de nuevos hospedajes turísticos. Con una excepción: las edificaciones catalogadas con valor cultural y patrimonial sí serán susceptibles de nuevos hospedajes turísticos. Pueden ser del tipo de la Torre Satrustegi o de los bloques residenciales «pequeños», como los que se pueden encontrar en Ategorrieta e Intxaurrondo.

El la zona dos, formada por los restantes barrios o partes de ellos del medio urbano de la ciudad, la prohibición de otorgar nuevas licencias afectará solamente al suelo o edificio urbanizable.

Las dos zonas sobre la que contempla actuar el plan del Ayuntamiento donostiarra para limitar las licencias turísticas. (AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA)
Las dos zonas sobre la que contempla actuar el plan del Ayuntamiento donostiarra para limitar las licencias turísticas. (AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA)

Un 10% de turistas

El proyecto del Ayuntamiento evitaría que se cumplieran las previsiones de crecimiento de hospedajes turísticos y turistas en la ciudad –un crecimiento del 20% en tres años, ha apuntado Mikel Iriondo–, pero no disminuye la presión turística que ya sufre la capital donostiarra. Y, según los datos que han facilitado Arzallus e Iriondo, la presión es considerable.

Han revelado que el incremento del turismo entre los años 2005 y 2019 fue del 85,26% y del 16,43% entre 2019 y 2022. A su vez, el incremento de las pernoctaciones entre esos mismos años fue del 95,84% y del 14,60%, respectivamente. La afección es desigual en cada barrio –casi el 45% de los establecimientos turísticos se encuentran en el Centro, la zona más afectada–, pero el dato global es que, a día de hoy, hay diez turistas por cada 100 donostiarras en la ciudad: el 10%.

Esto es algo que preocupa a la ciudadanía tal y como se ha podido constatar en el turno de preguntas de tras la presentación, ya que al menos tres personas han incidido en que el problema ya es grave y han reclamado que se revisen las licencias turísticas que ya están en vigor.

También ha tomado la palabra Rikardo Burutaran, concejal de EH Bildu, y ha advertido que con la excepción que contempla el proyecto de salvar de la prohibición a edificios catalogados la presión turística «se expandiría como una mancha en aceite», sobre todo teniendo en cuenta, ha apuntado, que Ategorrieta e Intxaurrondo colindan con zonas de alta tensión.