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Entrevista
Isabel Herguera
Directora de animación

«Para nada me podría haber imaginado poder estar en la Sección Oficial»

Isabel Herguera opta, junto a Jaione Camborda, a la Concha de Oro. La artista y realizadora de cine de animación cuenta el sueño que tuvo la autora feminista hindú Begum Rokeya Hossain en su primer largometraje y la propia directora está viviendo su sueño al presentar el trabajo en competición.  

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‘El sueño de la Sultana’ es la primera película de animación europea que compite en Zinemaldia. Isabel Herguera (Donostia, 1961) no oculta su emoción al competir por el máximo galardón del festival donostiarra. «Para nada me podría haber imaginado poder estar en la Sección Oficial». Al preguntarle si es por el tipo de cine que hace, responde que no tiene «ni idea, es un misterio y un milagro».

Confiesa que «la emoción es mucho más fuerte al estar en casa. Estoy en el lugar en el que tanta gente ha visto y ha sido parte del proceso de hacer esta película. Nos han acogido, protegido y dado muchas posibilidades en momentos en que verdaderamente nos hacía falta. Estamos muy agradecidos y es una película que nos pertenece a todos», afirma. Es que Tabakalera ha sido testigo desde 2016 del ingente trabajo llevado a cabo por la donostiarra al frente del proyecto.  

En palabras del director de Zinemaldia José Luis Rebordinos, el hecho de contar con dos mujeres creadoras vascas en la Sección Oficial refleja la presencia que está adquiriendo en la mujer en la industria del cine. Herguera está de acuerdo. «Las mujeres siempre han trabajado en el cine. Otra cosa es que tuvieran la posibilidad de dirigir o de estar en puestos de mayor relevancia. Poco a poco se nos está dando más posibilidades. No es fácil para una mujer tener que mentalizarse a sí misma para asumir este tipo de puestos de responsabilidad con todas las exigencias y características que conlleva, de ambición, deseos de carrera... que siempre se han asociado a los hombres».

La película es una oda a soñar, a su capacidad transformadora. Le cuesta tomar distancia con respecto al resultado del trabajo realizado. «Hemos estado tan inmersos en todo el proceso que es ahora cuando estamos sacando la cabeza y viendo con cierta distancia el trabajo que hemos hecho. Por ello es muy difícil para mí en estos momentos decir ‘verdaderamente esta es una película buena. Todavía estoy sumergida en el mundo que hemos creado con todas las dudas, con todas las cosas positivas y también con todos los miedos. Ahora estamos emergiendo y pensando ‘quizás no estaba tan mal’». La respuesta refleja su humildad.

También el hecho de que antes de nada se acuerde de su compañera de fatigas Bego Vicario al mencionarle su labor pionera en la animación en Euskal Herria. Fue primera artista que realizó instalación audiovisuales con animaciones. «Yo venia del videoarte, descubrí la animación de casualidad. En la animación de cortos independientes hay muchas más mujeres que hombres, ya que lo puedes hacer desde casa. Hay más libertad y menos recursos económicos. Al contrario, en la animación industrial hay menos mujeres pero cambiará», dice.

Descubrimiento

En 2012 cuando Herguera conoció el libro ‘Sultana's dream’ en una galería de arte de Nueva Delhi. Y a través de la publicación descubrió a su autora, Begum Rokeya Hossain. «¡Fue un descubrimiento total!», dice. «En aquel tiempo apena había referencias suyas en internet, a lo largo de estos diez año se ha suscitado interés por la figura de Rokeya», agrega.

Posteriormente puso en marcha los primeros talleres en torno a la publicación en la India, país de origen de la autora y que Herguera conoce muy bien ya que estuvo impartiendo clases durante años. «Me invitaron al National Schoool of Design a impartir un taller de animación. Salíamos dos horas a dibujar a la calle cada día», recuerda.

Fue así como ejercitó la mano. «Es la base de donde surgió un corto anterior ‘Ámár’ y ‘El sueño de la sultana’. Es el registro de los lugares y la atmósfera a partir del gesto del dibujo, de estar sentado viendo lo que pasa sin pensar mucho. Es ejercitar esa capacidad que tenemos de representación instintivamente, sin necesidad de pensar mucho».

El grueso del proceso creativo se desarrolló a partir de 2016 y justo un mes antes de decretarse el confinamiento entraban en fase de producción. «Al principio nos vino bien, nos quedamos encerrados con un amigo animador hindú que vino a visitarnos y se quedó seis meses en lugar de un mes. Es cuando desarrollamos la parte de Inés, nos pudimos dedicar en exclusiva a crear la parte que da unión al resto. Las otras partes, al ser elementos más aislados, eran más fáciles y las hicimos en equipos separados» con distancia geográfica por medio.

Se muestran agradecidos al equipo de coproductores. «Nos han dado una gran libertad cuando sabiendo que era una película arriesgada».
 
Nada más leer el libro vio material cinematográfico. «Es un mundo al revés donde las mujeres están al poder, y los hombres viven en reclusión, detrás del velo, en purdah. Fue escrito por una mujer sin apenas acceso a la educación formal hace cien años.¡Cómo pudo imaginar algo tan radical viviendo en un mundo tan recluido! Me acordé de mi abuela... ¿Cuál es la relevancia del cuento de Rokeya hoy en día? ¿Puede escandalizar tanto como lo hizo a comienzos del siglo XX? ¿Hasta dónde hemos llegado?, son las preguntas que subyacen en la película», señala.

Inés, la protagonista, es una joven donostiarra incapaz de soñar y un poco perdida que descubre accidentalmente el libro ‘El sueño de la Sultana’ donde se describe el País de las Mujeres, un lugar donde las mujeres son todas científicas y tienen el poder mientras que los hombres están encerrados en casa, limitados por su ignorancia. Fascinada por este clásico de la literatura utópica feminista, y por su autora, la escritora y activista musulmana Begum Rokeya Hossain, Inés se embarca en un viaje iniciático a través de la India en busca de las trazas de la autora y del País de las Mujeres.

Tres técnicas

Han sido fieles al cuento. «La historia que ella propone es muy sencilla y se adaptaba muy bien a ser interpretada visualmente», afirma.

Cada una de las partes en las que se sustenta el filme se refleja por medio de una técnica de animación. El segmento que trata sobre el viaje iniciático de la protagonista, Inés, está ambientado en la actualidad y se lleva a cabo en animación tradicional 2D en acuarela. «Refleja mis cuadernos de viaje, tenía que ser acuarela. Son un poco más libres, aunque con cierta coherencia y consistencia cinematográfica para que pudiéramos tener continuidad en la historia. Todos los fondos se han creado en Tabakalera en colaboración con Ángel Peris, que tiene exposición en Cristina Enea. Quería trabajar con un pintor y encontré el compañero perfecto y con Sandra Garaioa, que viene de la ilustración. Nos encerramos seis meses y le dimos el carácter y la atmósfera a la película», indica.

Esa parte surgió tanto de la imagen como de la palabra. «Yo soy imagen y Gianmarco [Serra] es palabra. Hemos llegado a un equilibrio», cuenta sobre su compañero de trabajo y vida. Ambos firman el guion de la película.

Los fragmentos referentes a la vida de Rokeya están ambientados en la India de principios del siglo XX, y usan la técnica de recortables, que hace referencia al teatro de sombras típico de esa época. «Es un arte popular muy conocido en el tiempo en el que Rokeya crecía. Está hecha por Marian Manero Muro y Edu Elosegi. También tuvimos la ayuda de Moushumi Bhowmick, afamada poetisa y cantante de Bengala. Escribió la letra de la canción que relata la vida de Rokeya. Y Tajdar Junai, músico bengalí que compuso el tema. Queríamos que un trovador cantase la vida, como se hacía antiguamente», explica.

Y la parte dedicada a Ladyland se ha llevado a cabo íntegramente en el estilo Mehndi (tatuaje temporal), utilizando exclusivamente la henna. «Me parecía que era muy simbólico. Un día antes de la boda las mujeres se pintan brazos y piernas para la noche conyugal. Los dibujos fueron realizados en la India.

«La imagen está tan cargada, tiene tantísima textura, que los personajes tienen menos margen para actuar. Esto nos interesaba mucho porque la animación 2D es la más cara. Conseguimos mantener la narración sin grandes actuaciones y grandes movimientos», cuenta.

[Gianmarco Serra, presente en la conversación, toma la palabra en este momento para explicarnos el proceso de creación de la banda sonora]. «Isabel normalmente es muy selectiva con los sonidos que componen la banda sonora. Esta vez hemos hecho lo contrario. Queríamos generar esa textura sonora añadiendo esa sensación que después de 80 minutos puede resultar agotadora para el espectador. Hemos optado por ello. El sonido tenía que tener esa presencia. Ladridos de perros, ruidos de la ciudad, helicópteros que pasan... los sonidos han sido grabados en los lugares donde corresponden las imágenes», señala.  

«Construíamos el sonido a la par que la imagen», detalla Herguera.

El filme cuenta con la participación de las actrices Miren Arrieta y Mireia Gabilondo, el actor italiano Maurizio Faraoni, la historiadora británica Mary Beard y el filósofo Paul B. Preciado.

No ha sido fácil realizar un camino de diez años. «Hay que mantener el mismo nivel de entusiasmo para que no se note en los dibujos. La disciplina es clave, algo a lo que está muy habituado el animador. Pasar de un equipo a otro, y de técnica nos estimulaba». Seguramente más adelante verá la luz un documental que recoja material sobre todo el camino realizado.

El cine de animación requiere una mayor presupuesto y la ayuda europea ha sido clave. «El largometraje nada tiene que ver con un corto en cuanto a presupuesto y la de animacion con respecto a la de imagen real tampoco, cuesta diez veces más dinero. Requiere mucha mano de obra a lo largo de muchos años. El largometraje nunca fue un objetivo, surgio poco a poco».

El estreno del filme en la Sección Oficial va acompañado de dos muestras que la directora protagoniza en Tabakalera y en la galería Arteko. «Dos exposiciones y estar compitiendo por la Concha de Oro en Donostia... ¡Mejor imposible. Es como tener cumpleaños todos los días!», exclama, feliz.

Acuarelas que destacan por su colorido, dibujos realizados con henna, cuadernos de viaje y recortables animados sobre un multiplano son algunos de los contenidos que el visitante puede contemplar hasta el 7 de enero en la muestra que alberga Tabakalera. En Arteko, por su parte, presenta ‘El viaje animado / Bidaia animatua’, una muestra que recorre su trayectoria previa a ‘El sueño de la Sultana’. Una oportunidad para conocer de cerca el complejo trabajo de su proceso creativo a la hora de realizar sus películas. Se puede visitar hasta el 2 de diciembre de 2023.