Documentalista de fenómenos ultranormales
En pocos años, Maite Alberdi (1983) se ha convertido en una de las cineastas chilenas más reconocidas y estimadas de nuestro tiempo. Quizás porque sus películas se alejan voluntariamente de los contingentes específicos y miran, en cambio, a dramas de protagonistas simpáticos y carácter universal, o quizás porque ha hecho de lo cotidiano la argamasa de retratos extraordinarios; en todo caso, no conviene desestimar la valentía tras el gesto cercano de la cineasta.
Alberdi es una exploradora de lo esperable y lo inverosímil: en ‘El salvavidas’ (2011), galardonado en los prestigiosos festivales de Valdivia y Guadalajara, se fijaba en Mauricio, un socorrista de playa obsesionado con cuidar las normas de conducta en el espacio público (no beber, llevar bañador y no calzoncillos) y que, sin embargo, se niega a meterse en el agua. Para ‘La once’, Alberdi estuvo cinco años grabando la reunión que tienen el día 11 de cada mes desde hace sesenta años, las seis amigas de su abuela (un grupo tan mono como descacharrante). La película fue Premio del Público en Miami, ganó en Guadalajara y fue nominada al Goya en 2014. Con ‘Los niños’, premiada en DocsBarcelona, Créteil y Ámsterdam en 2016, sigue un grupo de amigos con síndrome de Down que luchan por conseguir un trabajo, aprender a cuidarse y lograr que a sus 50 años, ya nadie los mire como a unos niños.
Pero la gran película de la chilena es ‘El agente topo’ (2020), que antes de llegar a ‘Perlak’ (y ganar el Premio del Público a la Mejor Película europea, por ser coproducción), se había estrenado en la competición del Festival de Sundance, y fue nominado al Oscar al Mejor Documental, ganó el Ariel a la Mejor Película iberoamericana y fue nominado al Goya en esta misma categoría. Alberdi sigue apostando por observar de cerca y ponerse en las manos de un personaje (diríamos) más grande que la ficción: en este caso, un entrañable hombre octogenario que se infiltra en un hogar de ancianos para detectar posibles maltratos y que acaba convirtiendo la trama detectivesca en una tierna reflexión sobre la importancia de los cuidados.
«Mi película de detectives en realidad es una excusa para ver un tema que nadie vería. Si invitamos al público a ver un documental sobre cuán solas se sienten las personas mayores, yo no lo voy a ir a ver. Pero acá es al revés», explicaba Alberdi. No obstante, quizás porque el público ya ha aprendido a esperar verdad y dulzura en sus retratos, hoy la chilena firma sin reparos ‘La memoria infinita’, una crónica durísima pero muy bella alrededor de los achaques del alzhéimer en Augusto Góngora y su pareja, Paulina Urrutia. La película ganó el Gran Premio del Jurado en Sundance y estuvo presente en la sección Panorama Dokumente del Festival de Berlín.