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Rousset evoca una entente con Bretaña para reclamar a París más competencias

El debate sobre un eventual estatus de autonomía en Corsica ha provocado un efecto, en cadena, en el «milhojas» institucional francés. Alain Rousset enuncia una alianza por la descentralización en la que la Región de Nueva Aquitania -que incluye a Ipar Euskal Herria- haría causa común con Bretaña.

Alain Rousset, acompañado por el lehendakari Iñigo Urkullu, la presidenta de Nafarroa y el alcalde de Donibane Garazi, Laurent Inchauspe, en una de las citas de la Eurorregión. (Guillaume FAUVEAU)

La evolución institucional de Corsica hacia un eventual estatus de autonomía sigue provocando un efecto en cadena en el conocido como «milhojas» institucional al que no ha querido permanecer ajeno el presidente de Nueva Aquitania, macroregión en la que se incluye el departamento de Pirineos Atlánticos y, por ende, Ipar Euskal Herria.

Alain Rousset ha cogido inmediatamente el guante lanzado desde Bretaña, por el presidente regional, Loïc Chesnais-Girard, que al calor de la visita de Emmanuel Macron a Corsica, no dudaba en abrir el juego para defender la oportunidad de «intentar algo diferente al centralismo».

La reunión de la asociación de regiones, en Bretaña, servía al dirigente, que se sitúa en un vector ideológico próximo a Rousset, para plantear una nueva fase descentralizadora.

El voto favorable del consejo bretón a una «autonomía legislativa, reglamentaria y fiscal» sirve de aval a Chesnais-Girard, en cuyo espejo se mira, a su manera, desde Burdeos, el socialista Rousset.

«Si hay un gesto de cara a avanzar hacia una suerte de VI República descentralizada creo que sería compatible con ese dicurso de Chesnais-Girard» resumía en su comparecencia de arranque de curso escolar, Rousset, según recoge el digital placeco.

Interlocutor habitual de las instituciones de Iruñea y Gasteiz, Rousset se declaraba  «reconfortado» en sus conocidos postulados en favor de un «Estado descentralizado».

No desaprovechaba, sin embargo, el líder regional la oportunidad de aguijonear a Emmanuel Macron sacando a relucir los medios deficitarios de que disponen las regiones a la hora de asumir exigencias reforzadas de la parte del Estado.

Política con tintes «un poco coloniales»

En la antesala del debate del presupuesto regional Rousset se queja de la bajada en un 6% de la dotación estatal y del descenso de los ingresos por impuestos como el IVA que no alcanzan a compensar el efecto de la inflación.

Rousset cree que esa política «no solo ataca al Presupuesto sino que también cuestiona la libertad a la hora de ejercer las políticas territoriales»

A partir de ahí, el presidente neoaquitano anuncia una iniciativa por la que Nueva Aquitania y Bretaña encargarán a juristas un estudio que tomaría como bases las dos últimas normas en materia de reorganización administrativa adoptadas en el Estado francés, a saber la Ley NOTRe y la Ley 3DS.

Dos leyes ya existentes como pilar

La primera, adoptada en 2015, dio a París una tijera para repartir el mapa hexagonal en trece grandes regiones, en las que se diluyen territorios sin conexión alguna y se disimulan realidades nacionales.

Todo bajo la pantalla de una pretendida modernización de la carcasa republicana, en la que se prima la referencialidad de metrópolis como Burdeos, Lyon o Marsella.

La Ley 3DS (diferenciación, descentralización y simplificación) aporta una serie de mecanismos que permiten, a priori, a las colectividades territoriales contar con más competencias -otra cuestión son los recursos financieros- y a experimentar con políticas propias con un cierto nivel diferencial, siempre bajo el ojo escrutador de París.

A gran distancia de un debate de corte autonomista, esos son los dos pilares normativos sobre los que el presidente de la Región de Nueva Aquitania plantea a los juristas que realicen un análisis cuyo objetivo final sería «hacer propuestas concretas sobre transferencias de competencias». 

Alain Rousset avanza que las asambleas regionales de Bretaña y Nueva Aquitania votarían el texto, dando después «el de plazo un año» al Gobierno de Emmanuel Macron para responder a la propuesta de esas dos entidades administrativas.

La Alta Velocidad, por supuesto

El dirigente socialista no oculta su ambición de que en la futura tabla de demandas a París aparezcan materias como el desarrollo económico las políticas de empleo o la movilidad, con especial atención al trazado ferroviario.

Conocido defensor de una nueva línea de Alta Velocidad para dar continuidad a la llamada «Y Vasca» desde Hendaia, Rousset estima que el reciente informe de la autoridad medioambiental, que cuestiona el proyecto, es «un problema de método, que no de fondo».

Emplaza al alcalde ecologista de Burdeos, Pierre Hurmic, que se opone a la macroinfraestructura, a «no cantar victoria» ya que la Unión Europea «está enfadada con Francia» por su actitud dubitativa ante un proyecto que, reconoce el patrón neoaquitano, «no avanza lo suficientemente rápido».