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Un proceso que ha llevado a la Real a competir contra los mejores equipos de Europa

La eliminación en la Europa League en 2018 en Salzburgo marcó el fin de la etapa de Loren y Eusebio y su susitución por Olabe e Imanol, que han logrado formar un equipo capaz de competir cada tres dias y ganar a los más grandes gracias a la gran gestión de Aperribay.

Zubeldia, Aritz y Oyarzabal, tras ganar en un campo en el que sufrieron en 2018. (Kerstin JOENSSON/AFP)

La Real confirmó que ya está preparada para competir con los mejores equipos de Europa con su victoria del martes ante el Salzburgo en el Red Bull Arena (0-2), un rival y un campo que marcó con la eliminación en la Europa League en 2018 el final de la gestión de Loren y Eusebio y su sustitución semanas después por Roberto Olabe e Imanol, aunque empezó su etapa actual tras la destitución de Asier Garitano la temporada siguiente.

Los dos primeros partidos de la Champions, en los que la Real ha sido muy superior al Inter en 75 minutos y al Salzburgo, representan la culminación de un proceso iniciado con la llegada a la Real de Jokin Aperribay y su Consejo de Administración en 2009.

Su gestión económica y deportiva le permitió crecer con Loren y la cantera como pilar desde la Segunda hasta la Champions (2013-14), con tres participaciones en Europa en sus últimos cinco años, con unos beneficios económicos que permitieron pasar de tener en 2009 unos fondos propios negativos de 42,9 millones a unos positivos de 65,2 en 2018, que en realidad es como si fueran 74,2 porque se computaron como gasto los nueve millones de la venta de Jonathas al Rubin Kazan y luego como ingreso en 2019.

Ambición de Aperribay

Jokin Aperribay no se conformó con jugar en Europa, con un punto sumado en los seis partidos de la fase de grupos de la Champions, una eliminación en la previa de la Europa League ante el Krasnodar y una eliminación ante el Red Bull en dieciseisavos de la misma competición y buscó un salto de calidad al construir un nuevo campo con capacidad para 40.000 espectadores y pasar a realizar más fichajes y de más desembolso económico con la llegada de Roberto Olabe.

El presidente se marcó el objetivo de hacer a la Real campeona y de jugar en Europa de manera recurrente y lo ha conseguido gracias a las aportación de esos fichajes, a los jugadores de gran nivel salidos de Zubieta y a encontrar en Imanol al Diego Simeone de la Real capaz de hacer competir a su equipo siempre.

Un equipo más competitivo

El blanquiazul era un equipo que tenía muchos problemas para jugar dos partidos a la semana y que incluso en los mejores años de Eusebio y Montanier su estilo de fútbol no le valía contra los grandes. Se imponía ante los rivales de la segunda mitad de la tabla. pero era superado casi siempre por los equipos que jugaban Liga de Campeones.

Imanol ha cambiado eso en la Real. Desde su primera temporada jugó con los mejores todos los partidos de Copa, mientras los rivales apostaban por utilizar suplentes y rotaciones. Esa apuesta dio al club su primer título desde 1987 en Sevilla. Ha metido al equipo en Europa en todas las temporadas que ha comenzado en el banquillo con una progresión que le llevó a clasificarse para la Champions gracias a su mejoría en esas dos facetas que antes le penalizaban.

La Real tiene desde la pasada temporada mejores resultados cuando juega cada tres o cuatro días que con una semana para preparar los partidos y ya gana con asiduidad a equipos de nivel de Liga de Campeones.

Esta temporada le costó lograr la primera victoria, pero en cuanto ha llegado el primer bloque de siete partidos en 22 días ha sido capaz de superar en las primeras partes a Real Madrid e Inter y de ganar los últimos cuatro seguidos.

Ningún gran traspaso

La gestión económica de la Real, los ingresos por jugar en Europa y el deseo de los jugadores de competir en Champions le ha permitido no tener que traspasar a ningún futbolista importante este verano. En los primeros partidos sí acusó la marcha de Sorloth al Villarreal y que André Silva llegara lesionado y la baja por lesión de David Silva sin que Arsen Zakharyan apenas haya podido jugar, pero Imanol ha encontrado un once en el que se ha basado en este inicio con un Brais sensacional que ha cubierto la baja del canario y un Oyarzabal que lleva cuatro goles en los últimos cuatro partidos como delantero centro.

El eibartarra y Aritz Elustondo son los únicos que repitieron en el Red Bull Arena con respecto al equipo que perdió hace cinco años (2-1) que completaron Rulli (Toño); Odriozola, Navas, De la Bella (Diego Lorente); Illarramendi, Zurutuza, Canales; Januzaj y Agirretxe (Bautista). Igor Zubeldia estuvo en el banquillo.

Pueden parecer pocos supervivientes, pero en el Salzburgo no repitió ninguno. Ese es otro elemento importante. A pesar de las bajas de titulares como Gorosabel, David Silva y Sorloth, Imanol ha consolidado una estructura central formada por Remiro, Zubeldia, Le Normand, Zubimendi, Merino, Brais y Oyarzabal, que con la chispa de Barrenetxea y de Kubo en las bandas ha permitido colocar al equipo quinto en la Liga y sumar cuatro puntos de seis en Champions.