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EH Bildu reclama «ambición» a Sánchez en una reunión inédita y «constructiva»

Una hora y diez minutos han permanecido reunidos los representantes de EH Bildu y el presidente español, Pedro Sánchez. Además de negociar la investidura, con ello se abre una nueva etapa puesto que una imagen así nunca se había producido.


El presidente español en funciones, Pedro Sánchez, y representantes de EH Bildu han mantenido una reunión este viernes para abordar la investidura. La imagen ya constituye noticia por sí misma, puesto que es la primera vez que un jefe de gobierno español se sienta cara a cara con la izquierda independentista de modo público. Los azares del calendario han hecho, además, que ocurriera en el catorce aniversario de la redada contra los dirigentes de la izquierda abertzale artífices del giro estratégico, Arnaldo Otegi a la cabeza, perpetrada con el impulso de otro gobierno del PSOE. Entre aquel 13 de octubre de 2009 y este 13 de octubre de 2023 las cosas han cambiado con dificultades pero también con mucha profundidad, como atestigua la imagen de Madrid.

En el encuentro, celebrado en el Congreso, junto a Sánchez ha estado presente la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y también el secretario de Organización del PSOE, el navarro Santos Cerdán. Se trata por tanto de una delegación de máximo nivel (Montero participó en la reunión con el PNV, pero no en las restantes).

En cuanto a EH Bildu, ha estado representada por sus portavoces en Congreso y Senado, Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta.

Tras la cita, que se ha prolongado algo más de una hora, EH Bildu ha puesto en valor en una nota la propia imagen del encuentro: «En un contexto político donde la crispación, el ruido y los malos modos tratan de imponerse al debate político, este encuentro refleja una forma de entender la actividad política y situarse en el momento histórico actual, en un ejercicio permanente de responsabilidad y respeto, por encima de otro criterio o interés».

Respecto al contenido del encuentro, avanza que trasladado a Sánchez «la lectura que realiza la izquierda independentista vasca respecto al escenario que han dibujado los resultados de las elecciones generales del pasado 23 de julio. Por encima de siglas políticas, la inmensa mayoría del pueblo vasco envió un mandato claro: no permitir que el bloque reaccionario, liderado por PP-Vox, conformara gobierno en el Estado español. EH Bildu ha vuelto a reiterar ese compromiso, porque cumplirá, como siempre, con ese mandato».

«EH Bildu hace lo que dice y dice lo que hace. Es por ello que no especula ni especulará respecto a su posición en este momento crucial. Frenar a la ultraderecha es un mandato democrático, con el que tiene absoluta responsabilidad y determinación. Porque frenar a las derechas reaccionarias es condición indispensable para abrir una nueva legislatura que, en opinión de EH Bildu, debe profundizar en la ampliación de los derechos sociales y económicos de los trabajadores vascos y del Estado, la consolidación de políticas que fomenten la paz y la convivencia democrática en Euskal Herria y la apertura de un debate en torno a la plurinacionalidad del Estado y los derechos nacionales de nuestro pueblo».

Así las cosas, la fuerza soberanista de izquierdas traslada a Sánchez su «plena disposición a volver a colaborar con el desarrollo y consolidación de una legislatura de continuidad en sus aspectos más positivos, aunque con ambición para resolver las cuestiones pendientes. El encuentro, que se ha desarrollado en un ambiente constructivo y positivo, es otro hito que permite construir un marco de confianza para abordar un ciclo de diálogo, negociación y acuerdo».

No ha habido más concreciones sobre el contenido de la cita, algo previsible de antemano puesto que EH Bildu ha marcado reiteradamente el criterio de «trabajar mucho y hablar poco» sobre este proceso de investidura. Arnaldo Otegi lo definió como «labor de orfebrería» para unir a todas las fuerzas implicadas, subrayando sus dificultades.

Lo que sí resulta evidente es su carácter histórico, porque supone la primera reunión directa y presencial entre un presidente del Gobierno español (en este caso en funciones) y la representación política de la izquierda independentista en casi 50 años.

De Suárez a Sánchez

Para encontrar algo similar habría que remontarse al momento de la «Transición», cuando el mandatario español Adolfo Suárez recibió a José Luis Elkoro, primer edil de Bergara. Hay que matizar que este no acudió no en condición de representante de la izquierda abertzale, sino del Grupo de Alcaldes que impulsaba la democratización. Tampoco hubo imágenes.

Ocurrió en 1977 y así lo resumió Elkoro en una entrevista a GARA. «Íbamos en representación de todos los que estaban en Txiberta, incluida ETA. Nos entrevistamos con Suárez, que nos respondió que no podía atender lo que pedíamos, que la amnistía era imposible en ese momento. Recuerdo que nos dijo que él era el mayor equilibrista del Estado, porque iba por la cuerda y todos le querían tirar a un lado u otro».

Ese contacto quedó como algo casi anécdotico en la historia de las siguientes décadas. Ninguno de los cuatro siguientes presidentes españoles (Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y Rajoy) ha accedido a reunirse cara a cara con la izquierda independentista, como ha ocurrido este viernes entre Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta.

En estas décadas sucesivos gobiernos sí han mantenido, como es archiconocido, contactos indirectos a través de delegaciones. Lo han hecho no solo con HB o Batasuna, sino también con ETA, en conversaciones vinculadas ineludiblemente al enfrentamiento armado y realizadas habitualmente en periodos de alto el fuego.

En la era de Felipe González (1982-1996) sobresalieron las conversaciones de Argel en 1989, que tuvieron carácter oficial.

Con José María Aznar (1996-2004) no solo volvió a haber intento negociador entre Gobierno español y ETA, sino que el mandatario del PP también autorizó una reunión con los representantes políticos de la izquierda abertzale en 1998 en la localidad de Juarros (Burgos).

Llegado al cargo José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) se catalizó una interlocución fluida, aunque entonces secreta, con impulso conjunto de Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegi, y avalada por el presidente español. Derivó en el proceso negociador de dos carriles paralelos (Gobierno-ETA y PSE-Batasuna) entre 2005 y 2007. En este marco hubo una reunión pública entre Patxi López, entonces máximo dirigente del PSE, y Rodolfo Ares con la delegación de la izquierda abertzale formada por Otegi, Rafa Díez Usabiaga y Olatz Dañobeitia. Fue en julio de 2006.

La época de Mariano Rajoy (2011-2018) marcó una excepción en este espacio. El presidente español del PP desdeñó el diálogo pese al campo abierto creado para ello por el giro estratégico de la izquierda abertzale. El exponente más claro fue su renuncia a entablar diálogo para la resolución con la representación de ETA que esperaba en Oslo.

En el caso de Pedro Sánchez, ya en 2020 mantuvo reuniones de carácter telemático con Mertxe Aizpurua con motivo de la pandemia, en busca del apoyo a EH Bildu a sus decretos. Ahora, tres años después y transcurridos ya once desde el fin de lucha armada de ETA, ha pasado el Rubicón de implicarse en un encuentro directo para negociar su investidura.

Antes lo había hecho, por cierto, la Casa Real española, con la reunión entre Juan Carlos de Borbón y Xabier Mikel Errekondo, en representación de Amaiur, en 2011. Como anécdota significativa, años después José Bono reveló que el rey ensayó gesto de enfado al apretar la mano del diputado abertzale. El ahora emérito ya había recibido también a Jon Idigoras (HB) en 1993, aunque evitando recoger su propuesta escrita de resolución de conflicto.

PP y AVT

Las críticas a Sánchez por la reunión han partido sobre todo de la AVT, con un mensaje encendido, y el PP.

Desde la asociación de víctimas de ETA se ha afirmado que «esta foto es la consumación de la infamia. La consumación de la traición de este presidente a las víctimas del terrorismo y a todos los españoles. La expresión gráfica de un hecho que viene siendo realidad desde que Sánchez decidió tratar a Bildu como un agente político válido».

En otro mensaje en redes lamenta que esa imagen, que Sánchez «no quiso hacerse en 2019», escenifique al Estado de Derecho «arrodillado ante ETA, que es lo que siempre han querido los terroristas».

Desde el PP, su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, ha hablado de «foto de la vergüenza». El líder, Alberto Núñez Feijóo, ya apuntó en su debate fallido de investidura que en su opinión EH Bildu debería ser el único partido sometido a «un cordón sanitario», y no Vox, con quien Sánchez ha eludido reunirse.