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Luisa González se consolida como alternativa ante el abismo continuo en Ecuador

Ecuador celebra hoy la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, a la que concurren la abogada correísta Luisa González y el empresario derechista Daniel Noboa. El autor, investigador en la Universidad Técnica de Manabí, aporta algunas claves sobre la realidad de un «país ahogado».

Luisa González, durante un acto de campaña. (Marcos PIN | AFP)

Los resultados de la primera vuelta electoral confirmaron que los binomios compuestos por Luisa González y Andrés Arauz, de la Revolución Ciudadana (33,61%), y Daniel Noboa junto a Verónica Abad (23,47%), de Acción Democrática Nacional, disputarán la segunda vuelta prevista para hoy. Todo ello junto a la repetición del voto migrante del exterior debido a la anulación del sufragio telemático por problemas técnicos. Cascada de desgobiernos que convierten a Ecuador es un solar debido al tsunami neoliberal desplegado a partir del mandato de Lenín Moreno y sus lugartenientes, llegando a su máxima expresión con las medidas impuestas por los Guayaquil boys del banquero Guillermo Lasso. Pese a la hecatombe existente, nadie esperaba un adelanto electoral que limita el mandato de las urnas a dos años. Tiempo que entre la toma de posesión y la convocatoria nueva de comicios quedará en 18 meses efectivos. Poco tiempo para cambiar un país y realizar una revolución necesaria, repleta de reformas acuciantes impostergables.

La propia convocatoria electoral pilló con el pie cambiado a la ciudadanía y al blindaje mediático tan celoso de sus tiempos. Todo rulaba. Se repartían la gestión de los hospitales y sus recursos en favor de la delincuencia y se desinvertía en educación a bombo y platillo, aderezando cada evento por parte de cada banda de música municipal al mantra de «Ecuador es lo primero». El modelo se apoyó en periodistas y «académicos» abyectos. Individuos sin ningún tipo de catadura moral, como determinados profesores capitalinos, quienes una vez revisada la tesis de maestría realizada por el azote del correísmo y fiscal general del Estado, Diana Salazar, buscaron en el diccionario de María Moliner el eufemismo de impericia ante su exquisita forma de plagiar. Todo mientras la propia Salazar se reunía con el embajador de EEUU día sí y día también. Total, de Harvard a «Jarvard» solo hay una letra de diferencia y siempre queda bien ese café mañanero con foto.

Economía y estabilidad

El argumentario económico de crecimiento y estabilidad se trataba de posicionar por parte de Lasso. Circunstancia que pese a tener cada vez más una mayor inversión institucional en los medios de comunicación no obtenía el retorno deseado. Pese a ello, los francotiradores asociados a modo de troll centers siguieron golpeando a diario y descalificando cualquier alternativa ecosocial. Para qué invertir si ya el mercado daba alternativas, mientras por la puerta de atrás se desmontaba el andamiaje institucional construido. Es aquí donde los noticieros mostraban emprendimientos de mujeres hilanderas no remuneradas como modelo de progreso o se hacían directos desde la puerta de la vivienda donde reside el expresidente Rafael Correa en Bélgica. Persona pegada a su icónica impresora estudiantil en su mesa de Ikea mientras repartía a diestro y siniestro su argumentario y sus más de 45 juicios a sus espaldas, sin ser todavía tildado de lawfare lo perpetrado contra su persona. En la actualidad, la escaleta es la misma en todos los medios instigados por sus accionistas pautados en publicidad institucional, a pesar de nunca haber ganado sus empresas tanto dinero como en la época de la Revolución Ciudadana (2006-2015).  

La noticia era la animadversión a la izquierda y no la propia noticia. Pero claro, esto va de poder y nadie está dispuesto a perderlo. La sed de venganza no solo la sufrió Julian Assange, también de nacionalidad ecuatoriana y expulsado de la Embajada de Ecuador en Londres en connivencia con el expresidente Lenín Moreno, sino que se extendió de Oriente a Occidente. Un claro ejemplo son los procesos de persecución existentes, los cuales se han multiplicado incluso extendiéndose a docentes universitarios. El relato y su soporte lo condicionan todo para tapar la realidad de un país ahogado. Incluso la academia ecuatoriana, relativamente bien valorada y que otorgó 20.000 becas a estudiantes entre los años 2006-2016, sucumbió a las órdenes del palacio presidencial de Carondelet. ¡Qué becas chucha, nosotros tenemos hijos y tenemos el derecho a que sean médicos! Mantra que caló en la ciudadanía, creyéndose el cuento a modo de panes y peces.

Este es el terreno pantanoso en el que se llega a la cita electoral, un no lugar controlado por las mafias de la droga que quieren, y en ocasiones consiguen, el control de las administraciones públicas mientras los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están pendientes de crear su propia universidad de la Policía o apuntalar su propia cooperativa de ahorro y crédito, otorgando a los armados intereses alejados de los que pueden obtener el grueso del común de los mortales. Porque, claro, tiene más derecho un madero encargado de reprimir las huelgas en los levantamientos indígenas que un agricultor de Charapotó que tiene sus pies más tiempo en el agua de los arrozales que secos y en tierra firme. Hasta entre los pobres siempre ha habido clases y, como se dice en Ecuador, a nadie le gusta ser un cholo.

En este contexto llega Daniel Noboa, a pesar de no haber llamado a la puerta. Persona que no promulga a los cuatro vientos que es de derechas. Lo es y nadie lo discute, como pasaba con los candidatos de la primera vuelta. En este contexto vino el primer golpe a la derecha, asestado por el propio Lasso al no avisar del adelanto electoral y dejar noqueado al establishment con la repentina convocatoria electoral, siendo además uno de los suyos. ¡Pero cómo nos has hecho esto Guillermo! Todo sin avisar después de permitirte que tu Banco de Guayaquil cobre hasta comisiones por consultar el saldo.

Pronto se rearmaron y elevaron el pulgar en favor de un candidato de consenso, es decir, la dedocracia habitual de la derecha. Modelo al que, además, le agradan los títulos propios en lugar de los oficiales. Esto siempre fue así, como señalan de manera coloquial los expertos en barbecho. Un candidato hay que construirlo. No cabe duda de que Daniel Noboa como postulante a jefe de la caverna económica ecuatoriana hay que vestirlo de santo y qué mejor que darse un garbeo por Times Square y cursar un programa académico diseñado con tiralíneas. Sus más de 720.000 dólares invertidos en formación así lo atestiguan. De hecho, el modelo se cinceló a través de escuelas como Stern, Kellogg School, Harvard o George Washington. Ya saben, la libertad siempre se adapta a uno y, como dicen en la escuela económica de Chicago, la tierra prometida está al alcance de todos, aunque nunca se explicó a ciencia cierta quién pagaría luego esos gastos. Logros académicos que solo se han podido obtener con el apoyo del emporio bananero paterno, el cual, además, debe más de 88 millones de dólares en impuestos distraídos en favor de las arcas públicas ecuatorianas.

Diferencias programáticas

La verdad es que las diferencias programáticas entre ambos candidatos son muchas y la intención de voto entre ambos es similar. La diferencia en asambleístas es igualmente sonrojante, Luisa González acabará con unos 55 y Daniel Noboa tiene 12 (pudiendo variar por el voto exterior). Es decir, Noboa en caso de ganar en segunda vuelta solo podrá gobernar bajo decretos presidenciales y eso ya saben todos los ecuatorianos como acaba: en zozobra. Además, si esto fuera así, lo van a cocinar a fuego lento en la Asamblea Nacional. Aquí entran en juego los expertos en encebollados como desayuno universal quiteño –aquí se desayuna fuerte–. Esos leguleyos de pantalones de campana de color caqui de los años 70, zapatos rasgados de punta curvados hacia arriba y calcetines blancos de deporte dominical. Ahí el modelo de asesor «Jarvard» de Noboa se quebrará al no entender que Ecuador es un país de países repleto de diferentes contextos y nacionalidades, y su funcionamiento no es un algoritmo predecible del tipo Uber. Aquí todo es interpretable. Hasta que el agua cae hacia abajo.

La realidad vista por los dos candidatos es diametralmente opuesta. Medidas propuestas en el debate electoral, como la bajada de precios de electricidad y combustibles, nada tienen que ver con la realidad actual, puesto que a menor recaudación en impuestos menos servicios públicos se podrán ofrecer en un ya debilitado Estado. Y, por ende, la interesante medida de igualar las pensiones al salario mínimo será imposible de lograr. Silencios atronadores cuando se señala la política de incentivos a las empresas, pero no a la ciudadanía a través del mejoramiento del Bono de Desarrollo. Eso siempre será un gasto para la derecha. Hubo algo más de acuerdo en combatir la inseguridad. Noboa, desde la imaginaria ayuda de Israel en su plan Fenix, y Luisa González, apuntalando su medida con una inversión de 500 millones de dólares y la intervención del Ejército en las prisiones.

El debate prosiguió en educación, haciendo una llamada a la vuelta de 20.000 estudiantes perdidos. Pero ¿cómo? En este caso, Noboa acudió al comodín del dinero robado en Gobiernos anteriores, cuando en la actualidad y encima de la mesa lo único robado son los 88 millones por parte de la corporación Noboa al grueso de los ecuatorianos en concepto de pago de impuestos. No cabe duda de que González está muy bien asesorada y sabía de lo que hablaba. Pero ¿será eso suficiente para convencer a una población desnortada y bombardeada mediáticamente al son de la pobreza y la violencia continuas? Evidentemente, no.

De hecho, el penúltimo golpe contra González se ha orquestado a cinco días de las elecciones con el asesinato de seis de los siete sicarios que mataron al candidato presidencial Fernando Villavicencio. Cabe recordar que la custodia de los reos pertenece al Estado dirigido por Lasso. Queda uno (de momento) vivo. El circo mediático estaba servido y la Fiscalía tenía prisa por inculpar antes de los comicios reventando la campaña y la propia democracia. No escatimó esfuerzos, pero tanto la jueza como la Fiscalía cometieron un error de dimensiones ciclópeas al tomar testimonio anticipado a un testigo sin asistencia letrada y bajo las reglas del artículo 510 del COIP aplicables solo a la víctima, además de no existir derecho de contradicción ni estar avisadas las defensas. En definitiva, el circo nos conduce hacia un testimonio nulo, aunque claro, el circo está lleno de payasos dispuestos a todo mientras Gobiernos que se autodenominan democráticos como los de la Unión Europea callan. Mejor hablar de cooperación.

Quedan horas para que se conozca el desenlace electoral. En cualquier caso, este no es final, sino el principio de una estrella que ha empezado a brillar con luz propia llamada Luisa González. Veremos si le alcanzará para iluminar a todo su pueblo.