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La Fiscalía pide al TS español revocar el archivo de la causa contra Jaione Jauregi

La Fiscalía ha pedido al Tribunal Supremo español que revoque el archivo de la investigación contra Jaione Jauregi por un atentado de ETA ocurrido en 1981, hace ya más de 40 años.

Jaione Jauregi, en Gante antes de su entrega. (NAIZ)

El Ministerio Público está dispuesto a echar el resto para prolongar la persecución judicial del Estado español contra Jaione Jauregi, que fue excarcelada el pasado 2 de noviembre tras tres años de prisión preventiva y casi cuatro décadas de exilio.

Fuentes jurídicas citadas por la agencia Efe han explicado que la Fiscalía ha recurrido la decisión de la Audiencia Nacional de archivar la causa contra la ciudadana vasca por un atentado de ETA en 1981.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejerce la familia de la víctima de aquella acción creen que la resolución de la Sección Segunda de lo Penal del tribunal especial incurre en infracción de ley y, además de rechazar que los hechos estén prescritos, estiman que esto es algo que se debería determinar en sentencia. Por ello piden al Tribunal Supremo que revoque el archivo de la causa.

El Ministerio Público ya mantuvo esa postura en la vista oral celebrada el 19 de octubre en la Audiencia Nacional.

Antecedentes

Tras una ofensiva judicial intermitente en las últimas décadas, Madrid presionó fuerte en 2020 por la entrega de Jauregi, hasta conseguirla finalmente, aunque limitada por los tribunales belgas a algunos delitos concretos. Desde entonces, esta ciudadana vasca, natural de Lezo, pasó más de mil días en situación de prisión preventiva y en una cárcel de Madrid.

La plataforma We Love Jaione, que ha respaldado su causa desde Gante, donde vivía, remarcó que el único elemento de la acusación «es la declaración en marzo de 2022 de un testigo presencial sobre los hechos de 1981 que no reconoció a Jaione como uno de los autores del atentado».

Hasta 2020, los tribunales belgas se habían negado a entregar a Jaione Jauregi hasta en tres ocasiones, rechazando las euroórdenes que la Audiencia Nacional emitió en 2004, 2005 y 2015, al considerar que el Estado español podía violar sus derechos humanos.

El caso es muy representativo de la situación que atraviesan otros vascos exiliados a los que se impide volver a Euskal Herria pasadas varias décadas desde los hechos imputados. Habitualmente se hace con artimañas jurídicas para evitar la prescripción que establece la ley y que se aplica generalizadamente en cualquier otro supuesto delictivo.

El castigo del exilio

Jaione Jauregi, que tiene 65 años, había rehecho su vida completamente en Gante, donde tiene un círculo de amistades amplio, participa en actos públicos y ejercía una actividad profesional reconocida como cocinera, habiendo publicado incluso algunos libros. Llevaba viviendo en territorio del Estado belga 17 años, tras haber pasado antes por México y antes por Ipar Euskal Herria, de donde huyó por efecto de las acciones de los GAL.

En una entrevista telefónica a NAIZ desde la cárcel de Gante cuando apuraba las opciones de evitar la entrega, en otoño de 2020, Jauregi exponía que «no tengo ganas de correr ni tampoco tengo nada que esconder, yo solo busco la paz».

En aquel momento denunciaba que «en la petición de extradición pone que tienen reservada una celda para mí en Madrid. ¿Por qué me meten en la cárcel si ni siquiera me han juzgado todavía? No tienen pruebas, no me han juzgado y derecha a la cárcel, no entiendo».

En una reflexión más general sobre su trayectoria frente a la represión española, Jaione Jauregi lamentaba «no poder hacer nada al respecto. Me han puesto la etiqueta de ‘terrorista’ y eso les facilita todo. Y yo no tengo nada que decir ni que hacer (...) Tanto año de exilio es un castigo, aunque también ha aumentado mi percepción de las situaciones complicadas y he aprendido a buscar una solución a cada problema, porque vivir en el exilio supone tener que encontrar una solución en cada momento. He conocido personas maravillosas en mayúscula y juntos hemos aprendido a sobrellevar el exilio. Estoy muy decepcionada y desilusionada con el Gobierno belga».